Ceballos, la empresa decadente que intenta quedar bien con el Gobierno cubano

La Habana/Es raro que la prensa oficial se retracte de sus predicciones de éxito para una empresa estatal. Pero el desplome de las exportaciones de la empresa agroindustrial Ceballos, en Ciego de Ávila, llevó este sábado a admitir Invasor que la entidad no había podido sobrevivir al “golpe en la barbilla” que le asestó la Tarea Ordenamiento en 2021.

Desde entonces, cuando 426 empresas estatales quedaron arruinadas por la enésima receta de salvación económica para la Isla, el periódico provincial del Partido Comunista puso las manos en el fuego a favor de Ceballos. “Pero no sólo terminaron ese periodo en números rojos, sino también en 2022”, lamenta ahora, cuando los directivos luchan -con éxito discreto- por volver a la “senda de la eficiencia”.


Las “matemáticas muy ajustadas” con las que Ceballos vuelve al partido son de mal augurio

Las “matemáticas muy ajustadas” con las que Ceballos regresa al juego son de mal augurio: en 2022 reportaron 70 millones de pérdidas y otros 75 millones fueron robados o desperdiciados, información que Invasor escondido detrás de una pirueta verbal: el dinero no tuvo, “en su momento, el tratamiento contable indicado por la dirección del país, con el consiguiente impacto”.

El Gobierno no vio con buenos ojos el despilfarro, a juzgar por la ristra de trabas que les impuso en 2023. A esto se sumó la imposibilidad de exportar un cargamento de carbón que ningún comprador internacional quería, y que quedó “atascado” en el Mariel mientras Ceballos Los ejecutivos vieron una multitud de “competidores con productos menos costosos” cerrando acuerdos en el extranjero.

La Habana tampoco le permitió ingresar al grupo de empresas que podían realizar transacciones disfrutando de un tipo de cambio de 120 pesos por un dólar, decisión que sus directivos calificaron de “contradictoria”, siendo Ceballos “el líder del polo exportador avileño”. .” La solución fue cortar las cabezas: de 12 plantas quedaron ocho; Despidieron a trabajadores encargados de “tareas indirectas” y “recursos centralizados” para detener la corrupción.


De octubre a febrero se marcharon 310 empleados de Ceballos, la mayoría profesionales o involucrados directamente en la producción.
/ Invasor

Hace unos días, “luego de cuatro años sin honrar sus compromisos”, lograron una cifra de la que se sienten orgullosos: 1,1 millones de pesos, en ventas de carbón, ají y puré de mango al exterior.

Recuperaron -aseguran- la confianza del Gobierno, lo que permitió a la Agencia Francesa de Desarrollo aprobar este año la entrega de 4,9 millones de pesos para comprar insumos que aún no llegan. Su producto estrella: la piña, por cuyo éxito lo han apostado todo.

Su “joven director general”, Exnier González, lamenta que el 60% de sus trabajadores son ancianos y el 30% mujeres, que “buscan otras opciones además del duro trabajo del campo bajo el sol”. Muchos se han ido a “otros sectores que ofrecen mayores beneficios, como las formas privadas de gestión”. De octubre a febrero se marcharon 310 empleados de Ceballos, la mayoría profesionales o involucrados directamente en la producción.

Invasor Vuelve a recurrir a eufemismos para decir que, a diferencia de lo que ocurre con los dirigentes, al empleado no le funcionan las cuentas y tiene que irse: “La competencia es muy desigual, porque mientras la entidad estatal obedece a sistemas de control que no se lo permiten De superar ciertos límites en la formación de salarios, el sector privado puede incrementar los pagos con base en la inflación de los precios de venta y comercialización, aspecto de gran peso cuando el sentido de pertenencia se enfrenta a la posibilidad real de satisfacer necesidades. del trabajador y su familia.

El plan de González: un “programa de dignificación y rescate” que funcionará ofreciendo a los trabajadores alimentos y futuros “sistemas de pago que respondan al aumento de la producción”. Todo ello aparece, de momento, sobre el papel. No hay decisiones tomadas y el directivo admite que está “aún lejos de compensar sus necesidades”.


De esos 12.000 litros de combustible que recibió la entidad la cifra bajó drásticamente a unos 700

Ahora, el jefe de Ceballos exige al Gobierno “un poquito más de combustible”. “De esos 12.000 litros que recibía la entidad en los buenos tiempos y que le permitían literalmente ‘bañarse en petróleo’, la cifra bajó drásticamente hasta rondar los 700, la mayoría de los días, para convertirse en un auténtico quebradero de cabeza a la hora de asignarlos”, explica el periódico.

Asombroso, con poca plantilla y poco dinero -un sistema empresarial que González llama, con optimismo, de “nuevo tipo”-, Ceballos tiene a su disposición 11.000 hectáreas sobre las que le cuesta “mantener el control”. Se trata de “un escenario cambiante, expuesto a múltiples factores, donde no hay certezas de recursos”, describe. Invasor.

Lo cierto es que, si se compara con las entidades agroindustriales de provincias vecinas, Ceballos es casi una empresa exitosa. En Sancti Spíritus, por ejemplo, la prensa oficial activó las alarmas este sábado por el catastrófico colapso de la producción de papa. En un artículo de consuelo por las pérdidas, Escambray reveló la magnitud del fracaso: la producción total ascendió a 6.318 quintales de papa, “muy por debajo de las expectativas”. Conclusión: no se espera que el tubérculo “llegue a todo el pueblo espirituano”, ya acostumbrado -como la mayoría de los cubanos- a su intermitencia.

 
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