El año en que hubo tres censuras de obras teatrales en la ciudad de Santa Fe

El año en que hubo tres censuras de obras teatrales en la ciudad de Santa Fe
El año en que hubo tres censuras de obras teatrales en la ciudad de Santa Fe

Domingo 16.6.2024

/

Última actualización 20:11

Hace exactamente 133 años, en 1891, existía una Santa Fe que ya no existe. En aquella época la gente se desplazaba a caballo o en carretas; las calles, si tenían suerte, eran adoquinadas; estaba prohibido volar cometas; Las Casas de Tolerancia (burdeles) estaban severamente reguladas y los pobres debían registrarse en el Municipio para poder mendigar.

Un entresijo a través del cual se puede intentar recrear aquella lejana Santa Fe son los compendios históricos municipales, compendios de ordenanzas, decretos y resoluciones de antaño, y que fueron digitalizados el año pasado. Y entre los hallazgos encontrados aparece una curiosidad.

En 1891 todavía no había cines, ni radios y mucho menos televisión. Sólo existía la prensa escrita. En otras palabras, el entretenimiento popular se apoyaba principalmente en las artes teatrales. También en bailes, ferias y fiestas; pero no mucho más.

Ver también

Ver también

Cómo era el sexo hace 130 años en Santa Fe: los prostíbulos regulados bajo reglas de “tolerancia”

A medida que las representaciones teatrales comenzaron a multiplicarse, también lo hicieron las libertades individuales y colectivas. Pero no tanto: una ordenanza de ese año, el Municipio creó una Comisión de Censura para las obras que se presentaban en el teatro, y que debía estar integrada por tres personas.

Función

¿Cuál era la función de los censores? Revisar las obras teatrales que se ponen en escena, e informar al municipio cuando una determinada representación haya sido prohibida, porque su argumento o lenguaje “ofende las buenas costumbres, los dogmas de la Iglesia o pretende perturbar la tranquilidad pública”. .

Una escena de la obra “El Errante”. La imagen es sólo ilustrativa. Crédito: Archivo El Litoral

Pero no sólo eso: no se podía representar en el teatro ninguna obra que no contara con la aprobación de la Comisión de Censura; y si un empresario lo permitiera, recibiría sanciones monetarias, e incluso unos días de cárcel.

Esta comisión, que debía velar por la observancia de la moral, las buenas costumbres y los dogmas católicos, apostólicos y romanos, tenía a su cargo “proceder contra los actores que, en la ejecución de la obra teatral, alteraran su argumento o su lenguaje, y ofendieran con actos indecentes”. acciones de decoro público”, subraya el artículo 4 de esa ordenanza.

Ver también

Ver también

Cómo era morir en Santa Fe hace 130 años: el espantoso asunto de los cadáveres epidémicos

El actor o empresario que se considere agraviado porque la Comisión de Censura le prohibió realizar una función teatral tenía la opción de recurrir ante el Concejo Municipal de Santa Fe en un plazo de cinco días. La Legislatura de entonces debió tomar en consideración el recurso y resolver definitivamente.

Anarquismo y socialismo

Esta disposición de censura municipal, avalada por el Consistorio, no es ni caprichosa ni inocente. Una primera hipótesis es que ocurrió hace unos 130 años, con la explosión de la prensa escrita. Pero no fue sólo la circulación de los periódicos de Buenos Aires la que creció exponencialmente.

La industria editorial fue un elemento propagandístico central de muchos esquemas de difusión política y sindical fuera de la cultura letrada, como fue el caso de la prensa anarquista o socialista a finales del siglo XIX. Estas corrientes ideológicas impregnaron el imaginario popular de la época y encontraron una fuerte resistencia por parte de los gobiernos conservadores.

criollismo

Por otro lado, y como segunda hipótesis, el teatro en Argentina comenzó a desarrollarse retomando la temática criolla. Esto ocurrió, precisamente, en las dos últimas décadas del siglo XIX, como explica Adolfo Prieto en su libro “El discurso criollo en la formación de la Argentina moderna” (Ed. Sudamericana, 1988).

La aparición de títulos como “El Gaucho Martín Fierro”, “Juan Moreira”, “El Jorobado”, “Hormiga Negra”, “El tigre de Quequén y Juan Cuello” o “Enriqueta La Criolla” (entre muchos otros, sólo citados los ejemplos más representativos), ofreció una nueva narrativa para los sectores populares, que tampoco cayó bien a las clases dominantes.

“Manipulado, utilizado y requerido desde tantas instancias de la vida colectiva, el criollismo fue combatido, en nombre propio, en nombre de los fenómenos que representaba, o en la cabeza de algunos de los instrumentos que parecía representar”, describe Prieto ( op. cit., pág.

Ver también

Ver también

El año en que se prohibieron las cometas y se mataba a los perros, si no estaban atados

El llamado “circo criollo” de finales del siglo XIX y principios del XX combinaba formas de diferentes disciplinas dramáticas: farsa, parodia, grotesco, monólogo socialmente crítico, lunfardismo, pantomima e incluso picaresca.

El teatro argentino en sus orígenes retomó entonces estas representaciones, pero estos elementos, a los ojos de las autoridades, resultaron reprobables. Y esto ocurrió tanto en Buenos Aires como en el resto de ciudades en desarrollo, como Santa Fe.

Un tal Moreira

La primera obra del teatro nacional -según expertos en crítica e historia del teatro- fue “Juan Moreira” de Eduardo Gutiérrez, creada junto al empresario José Podestá en 1879. Se trata, por supuesto, de teatro gaucho criollo o nativista. Un teatro que habla de la identidad del pueblo.

Ver también

Ver también

De tranvías tirados por caballos a “portadores de paquetes”: cómo se movía la vieja Santa Fe en 1895

“Calandria” (1898), de Martiniano Leguizamón, fue la legitimación del gaucho nativista. El 21 de mayo de 1896 la compañía Podestá-Scotti presentó esta obra en el Teatro Victoria de Buenos Aires, documenta el Archivo General de la Nación.

 
For Latest Updates Follow us on Google News
 

PREV Por qué la inflación de mayo en Colombia traería sorpresas en resultados revelados por Dane
NEXT Formalizan a dos comerciantes que agredieron a policías