La euforia de Javier Milei y el mensaje que Victoria Villarruel nunca recibió

La euforia de Javier Milei y el mensaje que Victoria Villarruel nunca recibió
La euforia de Javier Milei y el mensaje que Victoria Villarruel nunca recibió

“Listo. Fue aprobado. El avión ya puede partir“Guillermo Francos le escribió a Karina Milei por WhatsApp a las 23.14 del miércoles.

Un minuto antes, en el despacho de Lisandro Catalán, donde el jefe de Gabinete había seguido la sesión sobre la Ley de Bases con el teléfono atado a la mano, había gritado con la fuerza que despiertan los finales inesperados cuando, por un segundo, la votación fue a favor del oficialismo por 37 votos contra 35 por error de Natalia Gadano. La celebración posterior, con el voto de desempate de Victoria Villarruel, fue menos efusiva. “Vamos, ganamos”dijeron los ocho funcionarios reunidos en la oficina de la planta baja del subjefe de gabinete. Alguien sugirió que abriéramos un whisky para brindar. A Cristina, la mujer de Francos, no le afecta mucho la política y las reuniones largas, Observé la escena con ojos incrédulos.. Los abrazos de repente fueron para ella también, especialmente para ella: había ido a la Casa Rosada a celebrar dos veces su cumpleaños y los 15 años de su matrimonio con el hombre que ahora todos llamaban.

En la Quinta de Olivos reinaba la euforia. El mensaje de Francos a Karina fue sólo un trámite, un descargo. Los hermanos Milei estaban pegados a la pantalla del televisor, como millones de argentinos, que recordaban la definición de la Resolución 125. Los ratings de los canales de noticias eran altísimos para ese día y hora.

Seis meses después de la toma de posesión, el Gobierno obtuvo su primera ley. No el que quería (el proyecto original tenía 664 artículos y el sancionado, un tercero), no en los tiempos que hubiera querido y haciendo concesiones que parecían imposibles hace apenas unos meses, cuando Milei se jactaba de poder gobernar sin el Congreso. . Entendió que no era así y qué bien lo hizo: en cualquier momento podía surgir el espectro de una gran crisis. El Ejecutivo respiró aliviado. Lo mismo que el establishment y el Fondo Monetario Internacional.

Milei envió un mensaje personal de agradecimiento a quienes participaron en las negociaciones e intercambió saludos con representantes de espacios afines, como el PRO. No así con la vicepresidenta, con quien la tensión persiste. Ni un mensaje ni una llamada. Nada. Ni durante las deliberaciones ni cuando estallaron los incidentes que envalentonaron al kirchnerismo a pedir la suspensión de la sesión ni una vez aprobado el proyecto.

Hay quienes sospechan que, tal vez, su protagonismo en la definición no le sentó bien, que fue precedido de un breve discurso. Villarruel esperaba con ansias ese momento. Se especuló que, debido al viaje presidencial, la sesión iba a terminar siendo encabezada por Bartolomé Abdala. Al defensor de la historia, Santiago Caputo, no le habría disgustado, pero Francos pidió que Milei hiciera el esfuerzo de viajar después de realizada la votación. Les habló de la importancia de contar con Villarruel en un día tan caluroso. El vicio lo vio venir. En el estrado tenía un papel con frases escritas a mano por si los nervios la traicionaban. Ella pasó junto a él. Desde la bancada kirchnerista le gritaron que no podía dar un discurso y que se apresurara a votar. Incluso volaron algunos insultos. Villarruel optó por leer.

Poco después de la aprobación, y mientras respondía decenas de mensajes con stickers y emojis, Milei partió hacia el aeropuerto Jorge Newbery. La delegación despegó hacia Italia a las tres de la madrugada en el avión ARG-01, un Boeing 757-256 que tuvo que hacer escala obligatoria en Las Palmas. El diputado Fernando Iglesias, uno de los invitados de Milei al G-7, aprovechó para castigar a Alberto Fernández por la decisión de comprar el barco: “Podía comprar un avión grande o uno chico, lo que no pude hacer fue comprar un uno grande y que hay que parar para repostar”, afirmó. Sus compañeros de viaje se rieron.

Milei se quedó despierta hasta las seis de la mañana. Habló con el presidente del comité asesor económico, Demian Reidel, con el embajador en Estados Unidos, Gerardo Werthein y con Iglesias. “El camino estaba allanado, esto es lo que necesitábamos. El país avanza“, Él dijo. A su llegada, la delegación se quedó en Apulia, en IL Melograno, la primera masseria de la zona, una casa colonial de 400 años con olivos centenarios. El presidente seguía exultante y se tomaba selfies con quienes le preguntaban. Por fuera se siente cómodo y más relajado.

Durante la gira conversó con presidentes, empresarios, embajadores y con la titular del FMI, Kristalina Gerorgieva. Enfatizó a todos que es clave para su administración la seguridad regulatoria de las inversiones y la propiedad privada. Les aseguró que la Ley de Base permitirá corregir las distorsiones que existen.

Atrás quedaron las falsas celebraciones por la caída de la ley, el 6 de febrero, cuando el Gobierno habló del “principio de revelación”. El mero retraso en el tratamiento del nuevo proyecto -y la paridad que apareció en la Cámara Alta con motivo de la votación- hizo que el mercado se alterara en los últimos veinte días como nunca había sucedido en la era milista. Se habían puesto en discusión los logros de su administración en materia de paz cambiaria, acumulación de reservas y reducción del riesgo país.

En el Ministerio de Economía hubo momentos de tensión, pese a que Luis Caputo insistió en que no se corrían riesgos. “No hay posibilidades de que esto se disuelva, la macro está ordenada en serio”les dijo a sus asesores más ansiosos.

El 4,2% que marcó el Indec para el aumento de precios en mayo fue otra de las buenas noticias de la semana para La Libertad Avanza. Caputo considera que la lucha contra la inflación ya está superada. “Está sucediendo”, repite. Milei sostiene lo mismo. Ambos calculan, aunque nunca lo dirán, que en enero rondará el 3% y que en 2025 el incremento de precios podría rozar el 70%. Es la carta con la que sueña Santiago Caputo para montar la próxima campaña.

Los Caputo acumulan poder. El papel de Santiago se potenció tras la salida de Nicolás Posse. El joven siguió lo que sucedía en el Congreso junto con Francos. También hubo que convencerlo de algunas modificaciones.

Su tío, Toto Caputo, está a un paso de sumar nuevas responsabilidades. miley dejará en sus manos el proceso de privatización de empresas que era parte del paquete de la Ley de Bases (quedaron ocho de las más de 40 originales, entre ellas AySA y Ferrocarriles), pese a que se dijo que iba a quedar para el Jefe de Gabinete o para Federico Sturzenegger, para quien se creará un ministerio de modernización o desregulación. Sturzengger y Caputo, que vienen con diferencias desde la época de Mauricio Macri, entablaron un diálogo. Deben coexistir.

El otro acontecimiento clave de la semana fue la renovación del préstamo de China. Más que nada por la crisis de reservas que se habría destapado si no se hubiera producido. Entre este mes y el próximo expiraron 5 mil millones de dólares que la gestión de Sergio Massa había utilizado para intentar calmar al dólar durante la última campaña presidencial. Argentina negoció con el régimen de Xi Jinping pagar ese monto el próximo año y en cuotas. Y Milei aceptó resignadamente la invitación a una cumbre bilateral con el presidente chino. El comunismo, a veces, no es tan malo. Y las verdades absolutas de Milei pueden ser reconsideradas.

Tras el acuerdo con China, el Gobierno recibió el jueves otras noticias de las que esperaba. El FMI anunció que Argentina había superado las metas y que estaba seguro el desembolso de 790 millones de dólares para afrontar el próximo vencimiento de deuda. “Los chinos y Estados Unidos son un solo corazón”bromearon cerca de Milei.

La oposición kirchnerista tuvo una semana fatídica. Cristina y Máximo Kirchner habían trabajado para que cayera la Ley de Bases. La expresidenta permaneció online durante toda la sesión en el Senado y al día siguiente mostró su enfado con el partido gobernante. Ambos eran candidatos de la lista del Frente de Todos. Cristina y sus seguidores los acusaron de traidores.

Cristina vivió con shock la violencia en las calles. Llamó a Carlos Castagnetto, Leopoldo Moreau, Luis Basterra, José Luis Pedrini y Eduardo Valdés apenas vio que la Policía los había fumigado. Al menos dos de ellos la atendieron cuando se dirigían al Hospital Oftalmológico Santa Lucía.

que horrible -les dije-. “Nos dan una paliza y encima nos quitan la ley”.

 
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