A la selección le bastó con Messi, Di María y un buen segundo tiempo

A la selección le bastó con Messi, Di María y un buen segundo tiempo
A la selección le bastó con Messi, Di María y un buen segundo tiempo

Aquella sorpresa inicial del gol a Lisandro Martínez que cayó como un balde de agua fría, inesperada y sorprendente, no tuvo mucho recorrido. Se supo que no era definitivo. Y eso iba a motivar la reacción lógica de un equipo que ni siquiera se inmutó ante el gol de Guatemala y fue a revertir la historia con una actuación que no empezó siendo buena, pero que fue mejorando con el paso de los minutos.

El regalito del portero que aprovechó Messi para convertir “El gol más fácil de su carrera”, fue el bálsamo para aquella sorpresa inicial. Y Argentina se calmó para empezar a pensar en cómo podrían vulnerar el esquema cerrado de Guatemala, ubicado a no más de 20 o 30 metros de la cancha para reducir espacios y cortar caminos.

Ante esto, Argentina optó por el pase corto. Aun así, le resultaba difícil crear situaciones peligrosas. Llegó al segundo gol en una clara infracción cometida contra Carboni, haciendo un buen trabajo abriendo el campo por la derecha aunque con la obligación, por su condición de zurda clara, de mirar siempre hacia dentro.

Ahí también se sentó Messi, por lo que entre él, Carboni y el ascenso de Molina, el equipo encontró cierta profundidad en ese sector derecho cuando quiso abrir la cancha, algo que no fue frecuente en ese primer tiempo de dominio territorial argentino, aunque sometido. a las réplicas de un equipo guatemalteco que esperó y al recuperar el balón optó por arrancar en velocidad para intentar buscar una mala parada para la defensa argentina, que no mostró mucha confianza.

Nicolás González se posicionó como marcador lateral por izquierda pero no proyectó mucho; En el medio, MacAllister y Enzo Fernández se repartían la mitad del campo, con Lo Celso intentando encontrar su sitio unos metros más arriba y sin abrirse demasiado.

Y Lautaro Martínez finalmente pudo quitarse la “mufa” cuando Messi -en un muy buen gesto- le dio la chance de ejecutar el penal que le dio el 2 a 1 parcial de ese primer tiempo que se consumió no sin antes darle otro. oportunidad. Messi con un tiro libre muy bien ejecutado que se estrelló en la base del poste derecho del arco guatemalteco.

Los cambios y la aparición de espacios que no existían en la primera parte le dieron al equipo la posibilidad de establecer las diferencias lógicas entre ambos equipos. El ingreso de Di María impulsó el alto nivel de Messi, figura indiscutible del juego. Messi participó de una excelente jugada colectiva que empezó con Enzo Fernández, continuó con Messi y terminó con el segundo de la cosecha de Lautaro Martínez y, de inmediato, llegó una obra maestra de dos compañeros perfectos de este equipo como son Messi y Di María.

Destacable el pase de Angelito, casi “quirúrgico” para dejar tranquilo a Messi y destacable la definición del “10”, pegando el balón por encima de un portero indefenso, que había tenido un par de buenas intervenciones pero que terminó de rodillas ante una arrolladora Argentina en ese segundo tiempo de goles y superioridad.

El gol tempranero de Guatemala fue el “oído mojado”” que fue proporcionada por un rival que seguramente, en el fondo, sabía que era un caramelo que le tiraban para hacerlo feliz por un ratito, pero que inmediatamente tomó el peso específico de un campeón mundial que ni siquiera necesitó caer. sobre él de ese golpe para reaccionar.

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El proceso es virtuoso y no sabe de partidos oficiales ni amistosos. Argentina siempre deja algo. Y sobre todo cuando se juntan Di María y Messi, una sociedad que reedita a las mejores de la historia e incluso logra superarlos. Una vez lo escribí y lo repito: estos tipos se hacen más fuertes cuando se juntan. Han logrado una conjunción, una simbiosis, un nivel de entendimiento y complicidad futbolística que nos deja muy tranquilos ante la exigencia capital de una Copa América en la que el rival a vencer será Argentina.

Es cierto que el nivel del rival es menor, que vendrán exigencias muy diferentes y que pueden aparecer dificultades en el camino. Pero este equipo no se apaga, no se diluye, no se asienta y no se aletarga. Tiene a Messi siempre grande y dispuesto a ser figura, como lo estuvo contra Guatemala. La primera parte no fue buena, pero el equipo ya iba ganando. En el segundo las diferencias se acentuaron, aparecieron espacios y el equipo caminó por ese terreno de virtuosismo que todos esperábamos.

 
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