Colombia está a punto de saldar su deuda con el campesinado

Colombia está a punto de saldar su deuda con el campesinado
Colombia está a punto de saldar su deuda con el campesinado

Según el DANE, en Colombia existen más de 15 millones de agricultores reconocidos como tales.

La Comunidad de Paz de San José de Apartadó se organizó hace tres décadas en varios pueblos de Urabá como un grupo de familias sobrevivientes del desplazamiento. Negándose a abandonar la región por completo, ocuparon tierras que otras víctimas abandonaron cuando huían de los delincuentes. La comunidad se dedicó a labrar la tierra, a pesar de no tener títulos de propiedad, y recién en 2023, gracias a un fallo de un juez civil, la justicia reconoció su posesión pacífica de tierras que no eran suyas. Así, el tribunal les tituló uno de los inmuebles mediante sentencia que actúa como escritura pública. Este tipo de casos son comunes en las zonas rurales, además de definir límites entre propiedades. Sin embargo, Colombia nunca ha tenido jueces especiales para resolver estos problemas, una deuda cada vez más pesada con el campesinado.

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Todo parece cambiar en 2024 con la aprobación de la Jurisdicción Agraria, una promesa de la que se viene hablando desde 1936 y que está a meros detalles y debates parlamentarios lejos de ser una realidad. La Cámara de Diputados acaba de aprobar la ley estatutaria de la jurisdicción, documento que dicta la estructura de un nuevo sistema de justicia, necesario y tan válido como la justicia ordinaria, que ocupa desde hace años funciones que deberían tener funcionarios especializados en las zonas rurales. . Inicialmente, en 2023, el Congreso avaló la reforma constitucional que permitió incluir el Fuero en la Constitución Política. Y ahora, tras la aprobación de la Cámara, solo falta que la Comisión Primera del Senado lleve al pleno de esa corporación el proyecto de ley que otorga funciones a la nueva jurisdicción.

¿Qué es la Jurisdicción Agraria y Rural?

Congresistas que apoyaron la creación de la Jurisdicción Agraria, junto al Ministro de Justicia, Néstor Osuna.

Foto de : Congreso

Hasta ahora los problemas de tierras se resuelven como se resolvería cualquier otro problema legal en el país. Casos como el de la Comunidad de Apartadó son remitidos a jueces civiles, quienes también conocen de demandas menores, procesos sucesorios, celebración de matrimonios, problemas entre copropietarios e incluso asuntos atribuidos a jueces de familia en municipios donde no existe esta figura. Lo más parecido que existe a un juez agrario son quienes, en los tribunales, deciden la restitución de tierras, que es solo uno de los muchos problemas de posesión que se originan en Colombia. De ahí la importancia de contar con funcionarios de justicia especializados al servicio de los más de 15 millones de agricultores que el DANE reconoció en un censo de 2023.

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El proyecto aprobado en la Cámara permite la creación de hasta 32 juzgados agrarios distribuidos en toda Colombia, así como al menos cinco juzgados de segunda instancia. Además, se prevé la creación de cuatro cargos en la Sala Civil -que ahora también será Agraria- de la Corte Suprema de Justicia, como tribunal de cierre de expedientes, y una inversión similar en el Consejo de Estado, al que pertenecerán tres consejeros. añadió la Sección Tercera. Todo este sistema permitirá al Estado resolver disputas sobre la propiedad, posesión y tenencia de propiedades rurales. También en casos de demarcación, servidumbre, protección de ocupación de terrenos baldíos, sociedades cooperativas, acciones grupales, nulidad de contratos o compraventas, acciones de ejecución, y más.

¿Cuál es la deuda histórica?

La Jurisdicción Agraria contará con cinco juzgados de segunda instancia.

Foto: Mauricio Alvarado

Ana Jimena Bautista, directora de Gestión Jurídica de la Agencia Nacional de Tierras (ANT), explica que la jurisdicción permitirá saldar una deuda histórica, ya que la resolución de estos conflictos se ha “hecho a través del derecho civil o del derecho administrativo”. Al no contar con jueces especializados, una de las consecuencias ha sido que los conflictos agrarios se resuelven mediante la violencia o la imposición del más fuerte”. Por su parte, Jhoana Delgado, viceministra de Promoción de la Justicia, crucial en la elaboración de los proyectos de ley, agrega que “como el Estado no ha enfrentado este problema, los agricultores han tenido que resolver los casos como han podido y los casos terminan”. resolviendo fuera del marco legal. “Queremos que los agricultores tengan reglas claras”.

Gerardo Vega, quien dirigió la ANT hasta finales de 2023 y también estuvo durante años al frente de la Fundación Forjando Futuros, experta en problemas de tierras, explica que el gobierno ha incautado alrededor de 38.000 procesos de campesinos que, en su mayoría, solicitar la asignación de tierras o la formalización de sus títulos. Históricamente los agricultores han acudido a esta entidad para procesos de demarcación y para confirmar si las tierras que ya tienen están baldías, privadas o públicas. “La gran tarea es formalizar, porque el 65% de los títulos en Colombia no están registrados. Los problemas son miles y están embalsados ​​en más o menos 11 kilómetros en cajas en un depósito en Bogotá”, concluye.

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Para el Centro de Estudios Jurídicos y Sociales, Dejusticia, es necesario blindar la jurisdicción contra la corrupción, debido al creciente sentimiento de confianza que los colombianos han depositado en la justicia frente a los problemas de tierras. Según el DANE, en su última encuesta sobre necesidades de justicia en Colombia (2021), mientras en 2016 la gente confiaba en el Poder Judicial un 35,5% para resolver estos problemas, en 2020 la confianza creció a un 46,7%. A 2021, los colombianos prefieren acudir a un particular el 56,2% de las veces para llegar a un acuerdo por la tierra, pero, según informa Dejusticia, el 22% prefirió no hacer nada con su problema. Los datos muestran que, entre 2016 y 2020, los agricultores casi redujeron a cero su deseo de acudir a un actor ilegal.

Los desafíos de llevar la justicia al campo

Campesino del Cesar, muestra el limón Tahití.

Foto de : Gobernación del Cesar

La aprobación de la arquitectura de la Jurisdicción Agraria, en la Cámara, es en definitiva un paso crucial para su creación. La abogada Nury Martínez, defensora de los procesos de restitución de tierras de la Comisión Colombiana de Juristas (Coljuristas), agrega que “también es necesario materializar que la población rural tenga garantías de acceso a la justicia en los territorios. Además, que puedan entender lo que significa la justicia agraria”, afirma Martínez. De ahí, la importancia de lograr la articulación de las comunidades con las figuras de los jueces, ya que el proyecto promete priorizar la función del juez como figura cercana a las comunidades.

El Ministerio de Justicia ha sido enfático en que los tribunales agrarios ocuparán lugares en las zonas más alejadas de la centralidad y en los territorios que están cubiertos por los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), es decir, aquellos que fueron elegidos en la Acuerdo de Paz como áreas donde existen altos niveles de pobreza y necesidades insatisfechas; entre ellos, el acceso a la justicia. “El gran desafío es hacerles entender que los conflictos se resuelven por los canales establecidos y que podemos tener institucionalidad en el territorio”, concluye la viceministra Delgado. Un juez de tierras, que solicitó reservar su nombre, dice que “aquí, además de esa prioridad, se requiere que la presencia institucional sea aceptada por las comunidades. “Que cuando los jueces lleguen a los territorios, sean aceptados a nivel local”.

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Bautista, asesor jurídico de la ANT, establece, como primer desafío, lograr que los jueces seleccionados sean verdaderamente especialistas en derecho agrario, por lo que considera necesario impulsar procesos de formación. Por otro lado, considera que, como lo ha hecho sentir la oposición política al gobierno de Gustavo Petro, “hay mucha prevención contra el fuero y eso lo hemos visto por parte de algunos actores del Congreso y líderes de opinión. Por lo tanto, es importante que la jurisdicción demuestre su capacidad para tomar decisiones jurídicas. El desafío final es crear todo un dispositivo en las zonas rurales para que la justicia llegue realmente a los territorios. En el diseño institucional los proyectos han propuesto una serie de elementos, pero es necesario ponerlos en funcionamiento”.

Entre otros desafíos está la experiencia de la restitución de tierras. En respuesta a una orden de la Corte Constitucional, en 2022, la Procuraduría General de la República evaluó las principales dificultades que se presentan en estos procesos judiciales, los más cercanos a la Jurisdicción Agraria. La entidad concluyó, respecto al procedimiento, que existe gran congestión en la resolución de casos, a pesar de contar con funcionarios especializados. Respecto a la ejecución de los procesos en terreno, se destacó la grave situación de orden público que impide culminar con éxito el proceso de restitución, ya que esto no permite la toma de pruebas ni la entrega material de los inmuebles. Asimismo, la entidad afirma que Colombia carece de una aplicación de justicia rural con avances técnicos, entre ellos, un catastro actualizado a favor del propio Estado.

Las Talanqueras

Audiencia en el Tribunal Constitucional.

Foto: El Espectador – David Campuzano

Si bien ya fueron aprobadas las reformas constitucional y estatutaria de la Jurisdicción Agraria, faltan detalles para que este proyecto no retroceda. Entre ellos, que la Cámara y el Senado concilien los artículos de la arquitectura de la nueva jurisdicción, para que pase a sanción presidencial. Asimismo, aún está pendiente la aprobación de la ley ordinaria en la Comisión Primera del Senado, que establece los procedimientos y dicta la hoja de ruta que seguirán los jueces y magistrados que serán delegados para atender los temas agrarios. La Comisión Primera tiene hasta el 20 de junio para pasar el proyecto al pleno del Senado o, de lo contrario, este tercer pilar del Fuero podrá considerarse “hundido”, como dicen en el lenguaje legislativo.

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Asimismo, dado que la arquitectura de la Jurisdicción Agraria es un proyecto de ley estatutaria, la Corte Constitucional también debe realizar un control automático en el que puede avalar, negar o modificar todo lo logrado hasta el momento. Una Corte que no es, precisamente, un terreno donde arraiguen las ideas del gobierno de Gustavo Petro. Entre los proyectos que han recaído en el Ejecutivo por revisión constitucional están los decretos para La Guajira, el ajuste en la reforma tributaria para recaudar más impuestos a las empresas mineras y petroleras y la propia creación del Ministerio de Igualdad. Entre otras cosas, puso límites a la ley de Paz Total con los grupos criminales, al prohibirles nombrar gestores de paz a personas privadas de libertad.

La Jurisdicción Agraria está cerca de ser una realidad y sólo faltan detalles procesales. Tras su aprobación, el presidente Gustavo Petro dijo: “Excelente. Este es el camino de la paz”. Por su parte, el Consejo Superior de la Judicatura ya aprobó la creación de juzgados rurales y agrarios y el presupuesto para su funcionamiento. El llamado de todas las fuentes consultadas para este artículo es hacia los congresistas encargados de no dejar hundirse este proyecto, para que, a partir de 2024, Colombia responda a los pedidos de justicia de los campesinos como se merecen.

Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El espectador.

 
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