Lesbofobia en Cuba, estudio revela cómo leyes y ciertos espacios LGBTIQ+ excluyen a las lesbianas

Lesbofobia en Cuba, estudio revela cómo leyes y ciertos espacios LGBTIQ+ excluyen a las lesbianas
Lesbofobia en Cuba, estudio revela cómo leyes y ciertos espacios LGBTIQ+ excluyen a las lesbianas

La falta de voluntad política del Estado cubano para implementar estrategias que allanen el camino hacia la igualdad de género es una de las dificultades que enfrentan las lesbianas residentes en Cuba, según un investigación publicado recientemente.

“Las leyes por sí solas no cambian una sociedad. Para que la sociedad cambie se requieren políticas públicas u otro tipo de acciones y, de hecho, ni siquiera contamos con educación sexual integral en las escuelas. En realidad no creo que haya voluntad política para cambiar ciertas cosas más allá del discurso político y una cosa es el discurso político y otra la voluntad política”, dijo a Martí Noticias Yennys Hernández Molina, activista LGBTQ+ y colaboradora del estudio. “Si no nos mencionan, no existimos: Lesbofobia en Cuba”, patrocinado por el Instituto Internacional sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos (Raza e Igualdad), con sede en Washington, DC.

La investigación muestra que las instituciones cubanas aún frenan la cuestión del lesbianismo, y se mantienen “proyectos” que, lejos de contribuir al alcance integral de la diversidad, establecen relaciones de dependencia.

“Hay una invisibilidad respecto de las leyes que, supuestamente, han estado abiertas al colectivo LGTBIQ+ como el Código de Familia, el Reglamento de Reproducción Asistida, que cada cierto tiempo cambia de nombre, pero sigue siendo el que determina quién tiene, tiene o no acceso a reproducción asistida, y las mujeres lesbianas, no son mencionadas en estos documentos”, afirmó María Matienzo, autora principal de la investigación.

“Hay muchas leyes que, supuestamente, están diseñadas para favorecer a la comunidad LGTBQ+, pero no mencionan la palabra lesbiana, como si decir lesbiana fuera un estigma. Y eso nos invisibiliza dentro de estas leyes porque caemos en un vacío legal en el que cualquiera puede ocupar nuestro espacio o nosotros no podemos ocupar algunos espacios, simplemente porque no estamos mencionados dentro de las leyes”, señaló Matienzo.

El informe Raza e Igualdad, en el que también participaron Annery Rivera, Lisy Romero y Zuleika Rivera, agrega que “la historia demuestra que las lesbianas en Cuba pasaron del ridículo del garzonismo a la patologización y la nulidad social, política e institucional. No hay ninguna mujer abiertamente lesbiana que tenga una voz significativa en el parlamento cubano. “Hacer activismo u oposición en Cuba siendo abiertamente lesbiana significa redoblar el esfuerzo para ser tomada en cuenta”.

El estudio analiza hasta qué punto las lesbianas en Cuba están marginadas de la propia comunidad LGBTIQ+. Esta exclusión no sólo está vinculada a las leyes promulgadas por el régimen, sino también a “determinados espacios y grupos LGBTIQ+”, en los que los problemas de este grupo de género no reciben la atención que merecen.

“Lo descubrimos cuando empezamos a hacer nuestras encuestas. Aplicamos grupos focales y un número alarmante de mujeres, dijo, no se veían representadas en estos espacios. El 69,1% de las mujeres lesbianas o sáficas entrevistadas dijeron haber sentido homofobia a lo largo de su vida. El 16% identificó que no sabía y el 14% dijo que no, pero cuando se le hicieron otras preguntas específicas –cómo se manifiesta la lesbofobia en los espacios públicos o en espacios como la medicina o la educación; o te gustan los centros de trabajo? – Sí se identificaron con haber sido agredidos, sin embargo, no estaban conscientes porque a veces la violencia tiende a normalizarse”, afirmó el investigador.

Las lesbianas sufren diversos incidentes de violencia. Los más frecuentes son el rechazo, la discriminación y, por tanto, la soledad. Según otros especialistas, la violencia comienza desde dentro de ellos mismos, cuando no se aceptan tal como son.

Mariela Castro, directora del Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba, y Lis Cuesta Peraza, esposa de Díaz-Canel, presiden una marcha del orgullo gay en La Habana, Cuba, el 13 de mayo de 2023. (Foto AP/Ramon Espinosa)

“Hay todas las formas de lesbofobia en Cuba. Quizás los menos conocidos sean los más extremos, que son los lesbicidas, que recientemente ganaron cierta notoriedad internacional a raíz de los casos ocurridos en Argentina”, explicó Hernández Molina, residente en la capital cubana.

La noche del 5 de mayo, Justo Fernando Barrientos, en una pensión del sur de Buenos Aires, abrió la puerta de la habitación contigua a la suya, donde dormían cuatro mujeres, y les arrojó un explosivo casero. Cuando corrieron hacia el fuego, él los golpeó y los empujó hacia el fuego.

La psicóloga chilena Zicri Orellana Rojas clasificó las formas de lesbofobia en explícita, encubierta e interiorizada y abarca tipos de violencia como golpizas, expulsión, estigmatización, misoginia, censura y silencio, entre otras.

“Desde aquí tenemos noticias este año de al menos una [lesbicidio]tal vez dos, pero la lesbofobia va desde criticarte por no ser femenina o tener el pelo corto o usar ropa más masculina hasta esta forma extrema de odio hacia las mujeres lesbianas que es el asesinato”, añadió Hernández Molina.

“Conozco personas que han sido violadas y abusadas sexualmente por ser lesbianas. Mucho acoso callejero por ser lesbiana, mucho. Cuando vivió en Santiago de Cuba sufrió mucho más acoso que en La Habana. Hay casos de personas que prácticamente han sido expulsadas del trabajo. Es muy sutil porque no se da abiertamente, no es que te van a echar por ser lesbiana, pero sí te dificulta en el trabajo, horriblemente”, dijo.

El 13 de marzo de 1963, Fidel Castro declaró en un discurso en la Universidad de La Habana, en relación con las personas de género diverso: “Nuestra sociedad no puede acomodar estas degeneraciones”.

“De hecho, hay un ‘Manual Moral Socialista’ relativamente famoso de los años 60, que decía que los homosexuales no estaban enfermos, sino desviados sociales. Y, durante muchas décadas, la homosexualidad fue tratada como una herencia de la burguesía, como una lacra social y eso, indiscutiblemente, deja huella”, recordó Hernández Molina.

La activista señaló que, aunque el gobierno cubano intenta dar una imagen de inclusión, la realidad es otra: “La forma en que se recogen las estadísticas en Cuba es muy binaria y estereotipada en cuanto a categorías sexo-género, y esto “afecta lo que está relacionado con la disidencia sexual”.

“En 2018 se realizó una encuesta nacional sobre personas trans, pero nunca se publicó. Así se maneja todo aquí. Por lo tanto, no creo que vayamos a tener, ni hemos tenido hasta ahora, un informe sobre disidencia sexual, y menos sobre temas discriminatorios como la lesbofobia”.

Miembros de la comunidad LGBT de Cuba participan en un desfile del orgullo gay en La Habana, Cuba, el 9 de mayo de 2015. AP Photo/Desmond Boylan

“Si no sabemos a qué problemas nos enfrentamos y no hay datos al respecto no se pueden desarrollar políticas para intentar cambiar esta situación”, subrayó Hernández Medina.

Otro de los objetivos que se propuso la investigación fue “identificar quiénes son los principales perpetradores de violencia contra las mujeres lesbianas dentro de la sociedad cubana y visibilizar la violencia intergénero entre mujeres lesbianas”, destacó María Matienzo.

“Nos dimos cuenta, por ejemplo, que las plataformas feministas cuando hablan de violencia de género no tienen una metodología para salvaguardar la vida o para denunciar la violencia que se da en las relaciones entre mujeres sáficas”, dijo la escritora.

“Decidimos hacer una reconstrucción histórica completa, pasando por la UMAP [Unidades Militares de Ayuda a la Producción], todo el saneamiento de la sociedad; en el que Fidel Castro estuvo a la cabeza, aunque podemos mencionar algunas figuras, como [el escritor y artista] Samuel Feijóo, quien, con discursos muy radicales en materia de diversidad; “Ellos estaban a la cabeza de este saneamiento”, explicó Matienzo e insistió en que, en las primeras décadas del poder de Castro, la diversidad de género estaba oculta dentro de la sociedad cubana como en todas las “sociedades patriarcales”.

“En el caso de la mujer cubana, el patriarcado fomentado y arraigado mucho más por la dictadura que tenemos desde hace 64 años”, enfatizó.

“Actualmente nos encontramos con algunos sesgos que venimos cargando, como la baja representación de mujeres lesbianas negras en las encuestas que aplicamos. Sólo el 3% ¿Por qué? También hay, por supuesto, niveles de pobreza, de quienes están interesadas, o no, en ser identificadas como mujeres lesbianas. En general hay más estigma hacia las mujeres negras, o sea relacionado con la racialidad, con la orientación sexual, y eso, por supuesto, es una brecha que tenemos como sociedad civil”, enfatizó Matienzo.

El texto reafirma que “existe un pacto de silencio entre la sociedad civil cubana y las lesbianas; entre el Estado y sus instituciones de gobierno y las lesbianas que parecen decir: “no hagas mucho ruido y te toleraremos”.

 
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