El temporero que fue a buscar cangrejos y no regresó

Como le gustaba hacer los domingos de primavera, Florencio Peñacoba Álamo se iba a la orilla del Ebro en Cenicero a pescar cangrejos. Era 26 de mayo y ese día su trabajo temporal le concedió el primer descanso de la semana, merecido después de muchas horas desmalezando los viñedos de la región. ‘Peña’, apodo cariñoso que le dieron sus conocidos, vestía en ese momento un pantalón azul oscuro y una sudadera roja. Después de mucho tiempo con el balde y la red capturando crustáceos, los amigos que lo acompañaban quedaron satisfechos y se fueron, aunque Florencio decidió quedarse un poco más.

“Mi padre y mi hija, que estaban con él, subieron desde el Ebro a la casa sobre las cuatro y media de la tarde, y Peña se quedó solo en la zona del muelle”, relata Patricia, propietaria del bar Verdemanzana en Cenicero y una de las personas más cercanas a Florencio. Fue en ese momento cuando la perdió de vista. Con el paso de las horas, la angustia comenzó a apoderarse de ella y del resto de personas que la rodeaban, y los primeros intentos fallidos de búsqueda comenzaron con voces y gritos a lo largo de las orillas del río.

Sin dejar rastro, una vez caída la noche del domingo, varias personas se acercaron al apartamento donde vivía en la localidad para ver si se encontraba allí. Nada. A la mañana siguiente, tampoco. Florencio tuvo que presentarse pronto en el campo para continuar con su trabajo como peón del vino, pero había desaparecido. “Cuando vimos que todavía no aparecía, empezamos a buscarlo como locos por la zona del muelle, río arriba, río abajo”, dice Jonathan, dueño de la empresa agrícola ‘El Patrón’, que empleaba a Peñacoba desde principios de 2024. “No. “No encontramos nada, y me sorprendió su ausencia porque es una persona puntual y cumplidora, por lo que el lunes por la tarde, consciente de que su salida no era voluntaria, yo mismo presenté una denuncia en el cuartel”, añade arrepentido el jefe. quien admite no dejar de pensar en el asunto.

A diez días de la desaparición ningún familiar de Florencio Peñacoba aparece aún en Cenicero

Ese mismo día lunes 27 de mayo se iniciaba la labor oficial de búsqueda de este burgalés de 63 años, que llegó hace dos primaveras a Cenicero para probar suerte en la tierra del vino. “Peña no hablaba mucho de su pasado, pero una vez nos contó que su exmujer había muerto hacía poco de cáncer y que tenía una hija a la que hacía mucho que no veía”, explica Patricia, de la Bar Verdemanzana. “Por supuesto, ni la niña ni ningún otro familiar que le quede se ha presentado todavía por Cenicero”, añade el hotelero, a quien le resulta difícil hablar de su desaparición.

Operación de búsqueda

Hasta la fecha, el despliegue de la Guardia Civil ha sido intenso, peinando cada rincón del río Ebro, en una especie de ‘déjà vu’ del caso Márquez de hace unos meses. “Hemos traído helicópteros, embarcaciones, perros adiestrados y los mejores agentes del GEAS, pero, de momento, ni rastro del hombre”, afirma Miguel Ángel Sáez, portavoz de la Benemérita. “Si no aparece esta semana, redoblaremos esfuerzos a partir de la semana que viene”, confirma Sáez como última novedad.

“Vengo todos los días al huerto y veo pasar la policía con las lanchas a media mañana, y patrullas a pie por la tarde, pero de Florencio no se sabe nada”, dice un jardinero local junto a la zona cero. Dentro del pueblo de Cenicero hay todo tipo de sentimientos encontrados. Un gran número de vecinos no conocían a Peñacoba, pero los que sí lo conocían mantenían una relación muy estrecha con él. Por ejemplo, sus compañeros temporales renunciaron a varios días de trabajo para echar una mano en las primeras labores de búsqueda. La vida continúa para ellos, pero la sensación de que quizás nunca más lo volverán a ver les pesa por dentro.

“Era un tipo alegre, honesto, agradable, cercano a todos, al que le gustaba mucho ir a la barra a tomar sus vinos, siempre sin meterse con nadie ni armar escándalo, estaba muy integrado en la sociedad de aquí”, dice un vecino . quien trabajó con él. Había logrado tan buen encaje en Cenicero que, el 11 de mayo, incluso estuvo presente, como invitado, en la comunión de la hija de uno de sus nuevos amigos. Esa fue la última vez que se le vio caminando por las calles, cuando se tomó la imagen que ahora ilustra los carteles de ‘desaparecidos’ que están pegados en las paredes. Exigen que, si tienen alguna pista sobre su paradero, llame urgentemente al 941 454 077.

 
For Latest Updates Follow us on Google News
 

PREV Universidad de Valparaíso – Escuela de Cine de la UV integra la primera Red Universitaria de Cine y Audiovisual, RUCA – .
NEXT En los primeros cinco meses del año los homicidios se redujeron un 17% en Cali; Estas son las horas y días más violentos