Son tiempos extraños en el Gobierno. Y en raras ocasiones todo se examina con más atención. Un olvido que en otro momento sólo generaría una mueca de sorpresa, desata ahora diversas interpretaciones. El caso del tedeum en el que participó el presidente Javier Milei en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires se adapta perfectamente a esta situación.
Al iniciar la tradicional caminata desde la Casa Rosada hasta el templo de Rivadavia y San Martín, el locutor de la transmisión oficial nombró uno a uno a quienes acompañaron al Presidente y a la vicepresidenta, Victoria Villarruel.
“El Presidente está acompañado personalmente en este viaje, entre ellos el Ministro del Interior, Guillermo Francos; la Ministra de Relaciones Exteriores, Diana Mondino; el Ministro de Defensa, Luis Petri; el Ministro de Economía, Luis Caputo; el Ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona; la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich; el ministro de Salud, Mario Russo; el Ministro de Capital Humano; Sandra Pettovello; la Secretaria General de la Presidencia de la Nación, Karina Milei, secretarios de Estado e invitados especiales”, leyó el locutor. ¿Y Posse? Silencio…
El Gobierno llegó a ese paseo con fuertes versiones de una inminente salida del Gobierno del Jefe de Gabinete y reportes de que la relación personal y amistosa quedó resquebrajada por una gestión que avanza con crecientes dificultades. A esto se suma una enemistad manifiesta también con Karina Milei, la persona más poderosa en el entorno del líder libertario. Por eso el olvido desencadenó múltiples interpretaciones.
Pero el olvido no fue el único gesto que soportó el silencioso Posse. El Jefe de Gabinete se colocó en esa fila para el paseo bastante alejado de Milei y Villarruel -quienes durante la mayor parte avanzaron del brazo del Jefe de Estado- y, al final del tedeum del arzobispo Jorge García Cuerva, se dirigió a uno de los pocos que no saludaron. De Francos a Bullrich, de Pettovello a Mario Russo, saludó uno a uno, pero ni Posse se acercó a estrecharle la mano ni el jefe de Estado logró acercarse a él, como hizo con Pettovello, que estaba casi al otro lado. . del banco donde fueron ubicados por protocolo.
En una gélida mañana, sólo unos cientos de autoconvocados se acercaron a la Plaza de Mayo para saludar el breve paso del jefe de Estado. Milei caminó con su Gabinete desde la Casa Rosada, recorrió los 2090 metros por la Avenida Rivadavia, hasta ingresar a la Catedral Metropolitana, donde fue recibido como de costumbre por colaboradores del arzobispo.
Entró para escuchar el tedeum y compartir una oración con todos los presentes – había representantes de otras religiones además del catolicismo. Al finalizar el acto religioso, regresó a la sede de Gobierno para luego emprender el viaje a Córdoba, donde se especuló si el propio Posse estaría o no: pasado el mediodía, se confirmó que estaría.
Además de los funcionarios nacionales, también estuvieron los miembros del Ejecutivo de la ciudad de Buenos Aires, con Jorge Macri al frente junto a la vicepresidenta Clara Muzzio, y los ministros bonaerenses. También asistieron invitados especiales, diputados, senadores nacionales, legisladores, jefes de las Fuerzas Armadas, diplomáticos y otros dignatarios.
Al salir, hubo un momento de tensión debido a que un hombre comenzó a insultar al Presidente con diversos agravios. El hombre fue regañado e incluso golpeado, mientras seguía maldiciendo. “Traidor, vendedor de la patria”, gritó aferrado a las vallas instaladas en los alrededores de la Plaza de Mayo, en medio de un enorme dispositivo de seguridad y con la prensa a 100 metros de distancia.