la fuerza de una voz auténtica – .

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Sábado 25.5.2024

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Última actualización 14:43

El encuentro es en un céntrico bar de la ciudad de Santa Fe. A unos metros se encuentra el histórico Teatro Municipal 1° de Mayo, inaugurado hace más de un siglo con la representación de la ópera “La Gioconda” de Amilcare Ponchielli, ópera que Tola aún no ha estrenado y cuando le cuento esta información su Los ojos se llenan de emoción mientras nos dice “sería un sueño poder estrenarla en el Teatro donde di mis primeros pasos en la ópera”. Es en ese momento cuando todo empieza a cuadrar, si se tiene en cuenta que la invitada es nuestra soprano santafesina Virginia Tola. La entrevista está programada para las 3 de la tarde de un lunes nublado y Tola llega unos minutos antes.

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Mientras se desarrolla la sesión de fotos, su carisma ya es evidente: acepta propuestas, pero también hace observaciones y da consejos, cuidando cada detalle como si de una representación de ópera se tratara. Luego inicia la conversación, algo fría al principio, con preguntas periódicas. Pero cuando llegan sus cortes (el suyo con leche de almendras), el intercambio ya es más fluido. Al final, esta cantante, hoy embajadora cultural de nuestra región, admirada por un público muy específico pero global, es simplemente Virginia hablando de su pasión por la música y por la vida misma.

La vena teatral y el público santafesino

El primer tema es el concierto que, el 26 de abril, ofreció en el Centro Cultural Provincial junto al tenor uruguayo Nazareth Aufe, la Orquesta Sinfónica Provincial de Santa Fe y el Coro Polifónico Provincial de Santa Fe, dedicado a las óperas más conocidas de Puccini. , como “Manon Lescaut”, “La Bohème”, “Tosca”, “Madama Butterfly” y “Turandot”. Al respecto, Tola nos dice: “fue un concierto hermoso, ya que Puccini es, en mi opinión, el más teatral de los compositores. Además, fue una gran sorpresa corroborar una vez más que tanto la orquesta como el coro son de nivel internacional, por lo que fue un placer compartir con ellos. Quiero destacar sin lugar a dudas la maravillosa actuación del Director Titular de la Orquesta Sinfónica Provincial Silvio Viegas, quien con gran habilidad y musicalidad supo aprovechar cada pasaje musical con enorme lirismo y el rigor necesario. que requiere este compositor, así como las espectaculares actuaciones del Coro Polifónico de la Provincia dirigido por mi querida y distinguida Virginia Bono, que tuvo su clímax en el cierre del concierto acompañando al tenor desde la cazuela del centro cultural, impresionando con sus extraordinarias voces (coro formado por cantantes solistas en su mayor parte) un final de película.

“Por mi parte – nos dice Tola – como dije antes, este concierto me dio la oportunidad de utilizar mucho mi vena teatral. Puccini escribe todo tal y como él quiere, cada palabra tiene un significado, cada parte de la orquesta tiene un color específico para lo que quiere transmitir en ese momento. Para mí eso fue espectacular.

Para la cantante, el hecho de que las entradas se agotaron en dos horas el mismo lunes en que se pusieron a disposición del público, supuso “un extra de nervio y adrenalina” que le ayudó a darlo todo, como siempre. ella actúa. está plantado en un escenario. En este punto surge la pregunta: ¿Cómo es el público santafesino en relación con otros del mundo? La respuesta tiene una entrega inusual. “Evidentemente no es un público cualquiera, al principio, ya que en cada presentación trato de deshacerme un poco del ego que me genera la misma exposición, para que mis propias expectativas no me paralicen, dado el enorme miedo que me genera. cada vez que salgo a un escenario siento, entonces trato de recordar para quién canto, y ahí ofrezco todo mi arte a Dios, al universo o como cada uno quiera llamarlo. Al final mi trabajo es un servicio por así decirlo, y como dice Adriana Lecouvreur en su ópera homónima: “Soy la humilde sirvienta del genio creador, él me ofrece la palabra y la extiendo a los corazones (extracto de la primera aria de Adriana)”. Pero a la vez es contundente: “En este caso, lo que siento es que se trata de un público que me conoce desde muy joven y vio la evolución de la persona, del artista y del cantante. El público santafesino me conoció cuando tenía 19 años. Hoy han pasado más de 25 años de carrera y pueden ver la diferencia. Ésta, creo, es la característica de Santa Fe que no tiene otro público para mí. Es la parte que me gusta y que nunca quiero decepcionar”.

Del pago al mundo

Los inicios de Virginia en el canto lírico están relacionados con un espacio en el que moldeó su voz, que luego le abriría las puertas de los grandes teatros del mundo: el Coro Municipal Santo Tomé, dirigido en ese momento por Malena Boero. “Ese lugar fue muy importante porque me dio la oportunidad de vivir el canto en equipo, un lugar donde compartir éxitos y fracasos con los demás era una causa común y del cual he aprendido como en ningún otro lugar el sentido de pertenencia, algo que después cuando Empecé mi carrera como solista, los paradigmas cambiaron completamente y todo dependió pura y exclusivamente del esfuerzo y sacrificio personal”, menciona. Virginia fue coreógrafa durante once años, desde los 8 hasta los 19 años, que dejaron huellas duraderas. “Fue una experiencia increíble y que recomiendo tanto a niños como a adultos, siendo muy útil, incluso con fines terapéuticos, una forma única de conectar con tu interior y el interior de otras personas”, afirma el cantante.

Luego de esta experiencia llegó al Instituto Superior de Canto del Teatro Colón, donde inició su formación más específica como cantante lírica, donde recibió un Diploma de Honor dado su alto desempeño ya que unos meses antes de terminar esta formación obtuvo el primer premio. premio. En el Concurso Internacional de Canto Reina Sonia de Noruega a la edad de 23 años, al año siguiente también ganó el prestigioso Concurso de Canto Operalia, del cual el famoso tenor Plácido Domingo es mentor.

Su formación fue continuada posteriormente por varias figuras del ámbito operístico que, en diferentes contextos y países, ayudaron a Virginia a entrenar sus cuerdas vocales con la precisión requerida. “En realidad todo te marca, de cada experiencia se aprende. No sólo del profesor que te brinda sus conocimientos, sino de la experiencia de viajar y conocer a otros compañeros. La vida me ha enseñado y me sigue enseñando. Ahora también doy clases de canto y sigo aprendiendo mucho”, admite. Toda una declaración de principios para alguien que ha logrado tanto con tanta brillantez.

Tola tiene credenciales de sobra para ser embajadora cultural santafesina y argentina en el mundo: se presenta periódicamente en el prestigioso Teatro Colón de Buenos Aires y en otros grandes escenarios de las principales capitales del mundo, trabajó en varias ocasiones al lado del tenor Plácido Domingo con el que sigue colaborando en la actualidad. Junto a la cantante española realizó el histórico concierto en el Obelisco de Buenos Aires, ante un público de más de 300.000 personas. Un hito, dado que fue el primer concierto que Plácido Domingo retransmitió online, hace poco más de una década. Pero eso no la deslumbra, sino todo lo contrario. Tiene muy claro el motor que la mueve: su vocación por contar historias. “Ser específico, ponerme en el lugar del personaje para contar su historia con honestidad. Comprender qué les sucede en ese momento, en ese lugar, en ese contexto. Eso para mí es muy interesante, por eso en mi vida personal hago diversas terapias para conocerme y conocer a cada personaje. Todos tenemos dentro de nosotros un amante, un abandonado, un asesino, un líder, un mendigo, y todos los personajes que existen, basta con que la vida te ponga en ese lugar correcto, en ese momento correcto y con esa presión que Es necesario para que puedas sacar ese papel de tus entrañas. Pasar por los dramas que atraviesa el personaje es lo que más me divierte de cantar ópera”, afirma.

Tola tiene pergaminos más que suficientes para ser embajadora cultural santafesina y argentina en el mundo.

Las historias para contar

-“¿Qué historias te gustaría contar de ahora en adelante?” La pregunta evidentemente mueve algo en ella. Y la respuesta es más larga que el resto. “Obviamente me encantan los trabajos que hice. Pero siempre vibré con personajes femeninos que no sólo sienten amor por su pareja, por las historias de amor que suelen desencadenar dramas, sino que tienen otra forma de trascender la vida. Mujeres que hoy se ha puesto de moda llamar Mujeres Empoderadas, aunque para mí eso es encasillar y aborrecer a las personas en ciertos términos, que hoy considero vintage. Si una mujer es honesta consigo misma, hace lo que siente y lo que quiere. con su vida, obviamente sin dañar a nadie, hoy sería una Mujer Empoderada, ¿entiendes? Pero para mí no es así, ella es alguien que está haciendo lo que quiere, para lo que vino al mundo”, expresa la cantante y “ya está. Lo que siempre hice desde pequeña, seguir mi instinto. A estas alturas no puedo dejar de agradecer infinitamente a mi familia y a mis padres por creer y apoyar mi enorme deseo de seguir esta vocación, poniendo todos los medios necesarios para que así sea. Si por momentos pusieron en riesgo sus bienes o su vida laboral, y el hecho de que fuéramos tres hermanas, creo que eso también me marcó mucho, no teníamos un hermano protector, ni alguien que estuviera por encima de nosotras, las tres. Cada uno de nosotros fuimos siempre muy diferentes, muy personales y cada uno siguió fielmente su propio camino sin condiciones ni imposiciones”.

En un cruce, en cierto modo intertextual, entre aquellas mujeres que le gusta interpretar y su propia vida, Virginia habla de su elección de ser cantante de ópera. “Cuando era niña me podían haber dicho ‘eres una joven empoderada porque vas a hacer lo que quieras’. Pero en aquella época el término no se utilizaba. Por eso no me gusta usar términos de moda. Porque siento que todos los usan y se vacían de significado. Menos de la mitad de la gente conoce el verdadero significado. Me gusta ser específico con las palabras que digo y cuando armo mi discurso. Esto está ligado a los personajes: cada palabra tiene un significado, un poder. en las cuales debemos creer, soy fiel creyente que decretamos con palabras, por eso exijo ser muy prolijo con ellas. “Lo que se dice se crea”, apunta.

A esa altura de la charla ya no queda ningún vestigio de la formalidad del inicio. Mientras le quita el corte, Virginia ya está en el mismo registro, con la misma soltura que en el escenario. Y cuando habla de cómo hoy se encuentra en un nivel de conciencia diferente al de hace unos años, queda claro que logró convertirse en la artista reconocida que es hoy gracias a su honestidad. “Creo que eso es lo que busco incansablemente como un río en su cauce. Cuando gané los concursos fue porque logré convencer al público a través de la honestidad del verdadero sentimiento, de contar exactamente lo que estaba viviendo ese personaje, al que hoy también se le puede llamar Intensidad, otro término de moda para una persona que siente y se siente libre de expresarlo, nada es más sencillo que eso en un mundo donde nos hicieron creer que el que ama y lo da a conocer pierde y el que se muestra. victorias desinteresadas. ¿Cuándo y cómo nos convencieron de eso, me pregunto? ¿Cuál es mi secreto? No hay una fórmula”, afirma.

La conversación continúa en otras direcciones, pero nunca recupera la fuerza de ese pasaje. Tola se despide, agradece nuevamente y se va. Sin estridencias. Más allá de los escenarios, las luces, las salas, los aplausos, es una chica que ama lo que hace.

 
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