¿Cómo fue la Revolución de Mayo en Argentina en 1810? ¿Cuáles fueron las causas y consecuencias?

(CNN Español) — En la mañana del 25 de mayo de 1810, el virreinato del Río de la Plata, con capital en Buenos Aires, aún se alzaba como una de las administraciones coloniales más importantes de España en América.

Por la tarde prácticamente ya no existía y la semilla de lo que sería Argentina (y también Perú, Chile y Bolivia, entre otros) estaba plantada.

Una semana de crisis y tensión en la colonia, que comenzó el 18 de mayo, tras llegar noticias sobre la inminente caída de la Junta Central Suprema en España, culminó con la revolución del día 25, cuando la dimisión del virrey Baltasar Cisneros y la formación de un gobierno de barrio.

Fue el principio del fin.

España intentaría en los años siguientes recuperar los territorios rebeldes, y se produjo una larga guerra para asegurar la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata y la eventual formación de la República Argentina.

Las tropas de Napoleón luchan contra las fuerzas españolas del general Benito de San Juan en la batalla de Somosierra, el 30 de noviembre de 1808 en Segovia, España. (Crédito: Archivo Hulton/Getty Images)

¿Cómo fue llegar a esta situación?

El virreinato del Río de la Plata fue creado por la corona española en 1776, como una división del virreinato del Perú, mucho más antiguo, fundado al comienzo de la conquista española de América.

La ciudad de Buenos Aires, la más grande del extremo sur del imperio español, fue designada como capital de este nuevo virreinato, pero también se convirtió en el centro de un movimiento independentista inspirado en las ideas de la Ilustración y el éxito de la revolución. en Estados Unidos en 1776 y en Francia en 1789, y alimentado por la falta de representación en la España peninsular y una tensa relación comercial con la metrópoli.

Dos invasiones del Reino Unido, entonces enemigo de España, en 1806 y 1807, subrayaron la lejanía de la península española y la soledad de la colonia: debido a la falta de defensas, hubo que crear una milicia local para expulsar a los invasores. . -, hasta que en 1808 la situación dio un giro dramático.

Aunque España y Francia eran aliados en guerra contra el Reino Unido –que mantenía tropas en Portugal–, el emperador francés, Napoleón Bonaparte, decidió ocupar territorio español y forzó la dimisión del rey Fernando VII en 1808, poniendo a su hermano en su lugar. José Bonaparte.

“Este proceso político que está sucediendo en España es la causa de la revolución, que es un proceso eminentemente político con consecuencias económicas”, dijo a CNN Radio Camila Perochena, historiadora de la Universidad Torcuato di Tella.

José Bonaparte, coronado rey de España por su hermano Napoleón, en un retrato de 1810, en sustitución de Fernando VII. (Crédito: Archivo Hulton/Getty Images)

La noticia sumió a España en el caos y comenzó su propia Guerra de Independencia contra Francia, su antiguo aliado.

En el virreinato del Río de la Plata, el movimiento independentista cobró aún más fuerza ante la debilidad de la corona, pero Buenos Aires aún no estaba preparada para el levantamiento: en España se había formado una Junta Suprema Central, en nombre de el depuesto Fernando VII, para luchar contra Francia y mantener la autoridad del rey.

Las colonias quedaron entonces ligadas a esa Junta Central Suprema, al menos hasta 1810.

Pero en enero de ese año, tras sufrir importantes derrotas a manos de los ejércitos napoleónicos, la Junta Suprema Central tuvo que abandonar su base en Sevilla y trasladarse a la isla de León, donde fue disuelta. Todo parecía perdido.

La revolución de mayo

La noticia sobre la caída de la Junta Central Suprema llegó a Buenos Aires a bordo del buque de guerra británico Mistletoe, y generó un enorme malestar en la ciudad, que derivó en la realización de un cabildo abierto, es decir, una reunión extraordinaria de los vecinos. de la ciudad, el 22 de mayo.

En aquella reunión aún no se discutió la independencia, ni la formación de una nueva nación, ni siquiera se puso en discusión la autoridad del depuesto rey Fernando VII.

Una representación de la semana de mayo de 1810, frente al Ayuntamiento de Buenos Aires.

Los objetivos eran más limitados: debatir si el virrey Cisneros, que gobernaba en nombre del rey, tenía autoridad o no tras la deposición de Fernando VII y la inminente caída de la Junta Suprema Central, que gobernaba en su nombre.

Si no tuviera autoridad, se promovió la tesis de que el poder debería regresar al pueblo –principio de retroversión de la soberanía–, quien luego organizaría su propia junta de gobierno.

Luego de horas de debate, ese mismo día los vecinos reunidos votaron a favor de destituir al Virrey Cisneros y formar su propia Junta.

Fueron necesarios dos días más de discusiones sobre la naturaleza de la Junta y el papel del virrey en la transición, pero finalmente el 25 de mayo se anunció ante el clamor popular la renuncia de Cisneros y la creación de su propio gobierno, aunque todavía juraba lealtad. al rey Fernando VII, en cuyo nombre también pretendía gobernar.

“Lo de 1810 es una revolución porque a partir de entonces iban a cambiar muchas cosas, pero todavía no había sentimiento independentista, todavía no queríamos romper con la monarquía española”, afirma Perochena.

Esta Junta Provisional de Gobierno de la capital del Río de la Plata, más conocida como la Primera Junta, estuvo presidida por Cornelio Saavedra, jefe del regimiento de Patricios, y estuvo integrada también por otros vecinos como Manuel Belgrano, Mariano Moreno y Juan José Castelli, entre otros. , muchos de los cuales habían formado parte de sociedades secretas que promovían la libertad en años anteriores, donde, como indica el historiador José Luis Romero, “habían aprendido el catecismo de la libertad de autores franceses”.

Celebración del 25 de Mayo realizada en 2015 en la antigua Municipalidad porteña, durante el 205 aniversario de la Revolución de Mayo. (Crédito: Juan Mabromata/AFP vía Getty Images)

¿Que paso despues?

La Primera Junta envió una comunicación a las provincias del virreinato del Río de la Plata para que reconocieran su autoridad y enviaran representantes, como señala la historiadora argentina Noemí Goldman en su libro “¡El pueblo quiere saber de qué se trata! Historia oculta de la Revolución de Mayo”, pero la agitación continuó.

Sin embargo, muchas de las ciudades, como Córdoba, Montevideo y Mendoza, inicialmente no estuvieron de acuerdo con Buenos Aires.

Y en León, isla de la bahía de Cádiz, España, donde se habían refugiado los restos de la Suprema Junta Central, se había formado meses antes el Consejo de Regencia de España e Indias, también en nombre de Fernando VII.

El Consejo de Regencia, desconocido para la Primera Junta, rechazó a su vez los acontecimientos de la Revolución de Mayo ocurridos en Buenos Aires y la autoridad de esa Primera Junta, y a fines de 1810 la guerra entre ambas ya estaba en marcha, con la victoria de los patriotas en la batalla de Suipacha.

“La percepción de varias de las autoridades españolas fue que la formación de la (Primera) Junta, si bien se basó en el supuesto de que la Península estaba definitivamente sometida a las tropas francesas, había depuesto a un virrey, lo que la situaba en otro camino” escribe Goldman.

Con el tiempo, y entre batallas libradas por patriotas –que defendieron la Revolución de Mayo y el gobierno resultante– y realistas –que se mantuvieron leales al poder español–, el gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata se fue alejando cada vez más. de la corona española hasta proclamar su independencia en 1816 y convertirse en república.

Luego de este hito en la historia argentina, que se desarrolló en paralelo a procesos similares en Colombia y Venezuela, la revolución avanzaría por la región y en el tiempo Chile (1818), Perú (1821), México (1821), Ecuador (1822) y Bolivia (1825), entre otros.

 
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