La libertad de poner a la Argentina en venta

La libertad de poner a la Argentina en venta
La libertad de poner a la Argentina en venta

Javier Milei – Nicolás Stulberg

El Día Nacional es un buen momento para reflexionar sobre la situación del país. Presidente Javier Milei Ha logrado persuadir a millones de argentinos que le dieron su voto de confianza y que, sin embargo, no han visto un solo derecho, ya sea económico, social, cultural o de cualquier tipo, garantizado de mejor manera desde que asumió la presidencia. .

Es cierto que ganó las elecciones por mayoría de votos, que ha tenido mucho éxito en sus apariciones mediáticas, que ha tenido capacidad de emerger en una Argentina que tiene muchas deudas y que ha dicho en campaña -y en cada uno de sus anuncios- que iba a actuar con bastante crueldad, pero no dejó claro el destinatario que terminó siendo todo el pueblo argentino.

Sin embargo, no es menos plausible que el Presidente no tiene una visión estratégica del desarrollo del país. Y lo que es mucho más malicioso (voluntad realista, guiada por el conocimiento en el caso concreto), no pretende tenerlo.

Comenzó su empresa (gobierno) atacando a todos los actores sociales que pudo: docentes, trabajadores, periodistas y artistas. Sus “shows mediáticos” traspasaron fronteras con ofensas a China, Brasil, Colombia, México y, esta última semana, al presidente del Gobierno español. Sus actitudes no sólo dañan las relaciones diplomáticas y comerciales, sino también Afectan la posición, la credibilidad y la historia de nuestro país, en un contexto multipolar.

No se trata de pedir perdón al Rey ni de preocuparnos por la “angustia” de nuestros héroes, como hizo Mauricio Macri, ni de atacar irresponsable y violentamente a líderes extranjeros, con especial omisión –porque son repugnantes– de elogiar a Margaret Thatcher, como hace Milei. . Se trata de ser racionales, sensatos y pensar en el bienestar de los argentinos. Hubo 11 conflictos diplomáticos en 5 meses.

Javier Milei y Pedro Sánchez

Argentina es uno de los 8 países con mayor extensión territorial, es el cuarto productor de litio del mundo y es una potencia global en lo que respecta a un recurso vital como es el agua (ocupa el sexto lugar en cantidad de recursos hídricos) . dulce per cápita respecto a algunos países de América, Europa, Australia y Japón).

Hagamos el esfuerzo de desprendernos de emociones y subjetividades, repasemos un momento la disputa electoral y pensemos en los intereses que benefician a la Argentina: ¿Cuáles son las posiciones estratégicas adoptadas por el Poder Ejecutivo Nacional a favor del desarrollo de Argentina? ¿En qué consisten las alianzas que, asume el Presidente, son el mejor recurso para defender nuestra soberanía?

Si se mira ligeramente el tablero global se puede detectar que, fundamentalmente, después de la pandemia, la mayoría de los países mezclan políticas proteccionistas y de libre comercio. Estados Unidos, por ejemplo, el país favorito de Milei, protege su industria y sus cadenas de valor.

Asistimos con perplejidad a una etapa política que Bajo el lema de la libertad, busca poner a la Argentina en venta y lo hace sometiendo al pueblo a una de las etapas más angustiosas y apremiantes en términos económicos, culturales y sociales de las últimas décadas.

Los intentos del Presidente, aunque frustrados, se limitaron a la generación de un sistema jurídico favorable a los intereses extranjeros. Hasta ahora, su gobierno sólo ha mostrado la vocación de implementar medidas -DNU, Ley de Bases, RIGI, entre otras- con un horizonte ruinoso para el patrimonio nacional. Si no se produce el freno legislativo se producirá la transferencia de recursos y la pérdida de soberanía más elocuente desde la recuperación de la democracia.

Es un deber cívico colaborar para que a un presidente electo democráticamente le vaya bien y, por estas razones, existe capacidad de escucha y predisposición de las fuerzas políticas, gobernadores y muchos legisladores. Sin embargo, Cuando de lo único que hablamos es de ir en contra de los intereses nacionales y de la felicidad de las mayorías, no hay ayuda posible, sólo somos cómplices.

Queremos atraer inversiones, por supuesto que queremos. Pero no a costa de la soberanía nacional, del industrialicidio, del desguace de empresas nacionales estratégicas, del avasallamiento de los derechos adquiridos, del desfinanciamiento de las universidades y del ajuste, en palabras del propio Milei, el mayor de la historia de la humanidad. .

¿Quién puede ser cómplice de tal deshumanización? Si el sistema político, jurídico, económico y social llegó con graves problemas, ¿es la población argentina la que tiene que pagar con su angustia y sufrimiento?

Se requiere honestidad intelectual y grandeza de liderazgo para reconocer que La última etapa en la que el país tuvo un proyecto de desarrollo que defendía el interés nacional fue entre 2003 y 2015.. Que Argentina, con deudas, con errores, con problemas, se deshizo de la deuda con el FMI, logró el salario en dólares más alto de la región y dejó una deuda “muy baja”, según el propio ex ministro de Economía de Mauricio Macri.

Sólo por citar algunos ejemplos, durante ese período fuimos un país que creó 250.000 nuevas empresas, generó casi 6 millones de empleos, fue uno de los 8 países del mundo en construir satélites, creó 18 universidades, desarrolló un Plan Nuclear, sancionó la Ley de software para incentivar la Economía del Conocimiento, amplió en 34.500 kilómetros la red de fibra óptica, lanzó el plan Raíces para impulsar la repatriación de 1.300 científicos, entre muchas otras políticas que mejoraron la vida de argentinos y argentinas.

La aparición de Vaca Muerta, la segunda reserva de gas no convencional del mundo, que se forjó gracias a la Recuperación de YPF Nos permitió soberanía energética y la oportunidad de crear un modelo sinérgico entre el sector público y privado, que además agregó valor a cada eslabón de la cadena productiva.

Se trata, en definitiva, de creer, querer, defender y amar lo propio.

Ese país salió del infierno con las decisiones políticas de Néstor Kirchner y su pareja Cristina Fernández de Kirchner y fue bajo el orden de sus ideas, convicciones y gobierno que se construyó una Argentina normal y donde no se hicieran exigencias a sus habitantes. . el esfuerzo y la angustia a la que los está sometiendo el gobierno de Milei.

La jornada nacional debe llamarnos a asegurar que esta propuesta anarcocapitalista no se extienda al colonización del pensamiento porque si eso sucede será demasiado tarde para reparar todos estos daños planificados.

Tenemos que hacerlo construyendo el puente que nos conecte con la defensa de los intereses nacionales: una unidad como instrumento para lograr la construcción de una gran Nación.

Debemos hacerlo antes de que la “libertad” se convierta en la excusa que arruine el futuro de las próximas generaciones y sólo sirva para poner a la Argentina en venta. Estamos a tiempo.

 
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