Jueves y la contemplación de la belleza inmortal – .

Ha llegado el momento de estar solo. Cuando su pareja y él decidieron tomar caminos separados, parecía como si nadie hubiera querido dejarlo ni por un minuto. El hermanos Lo habían estado buscando más que nunca, sus amigos lo incluían en sus planes y nunca faltó Ofertas los fines de semana para tomar un café. Al principio sólo se hablaba de ruptura, de los motivos, de lo que podría haber cambiado las cosas, pero acabó sabiendo que había que recuperar el tiempo y abrir una nueva etapa. Ella no iba a volver y él tenía que empezar de nuevo. No quedó de otra y la Feria de Córdoba quizá no haya sido el mejor momento para olvidar.

tenia muy buenos recuerdos de arenal, pero todos estaban asociados con ella y el resto de sus amigos. Si brindaban, su copa era la primera en chocar; Si comían, compartían el tenedor. Por supuesto que se fueron al mismo tiempo, porque vivían juntos, y a veces hacían el par perfecto de chaqueta sin corbata y traje de flamenca.

No se planteó ir a la playa, porque hacía muchos años que sabía salir de fiesta, pero tenía que cambiar. Habían pasado siete meses y hubo un día, mientras caminaba por el Anillo Verde una tarde del pasado invierno, tuvo claro que tenía que regresar al caballos.

Cuando era joven era su deporte favorito, porque era una mezcla entre actividad física exigente y tiempo para contemplación y hablar consigo mismo. En las tardes de los días laborables o los fines de semana pensaba que los problemas se quedaban en el suelo y cuando me subía a su silla estaba encima de todo. Entonces tendría que arreglarlo todo, pero tenía un perspectiva Nuevo y pude conservarlo cuando lo desmontaron.

Empezó a salir con un amigo que tenía varios caballos, se familiarizó con un yegua dócil y joven y le pareció que le entendía, porque la relación entre el jinete y la montura nunca es una cuestión matemática. Cuando llegó la Feria tuvo claro que iba a volver a pisar al animal.

Su amigo no le pidió nada, pero él se encargó de la comida durante un par de semanas y el jueves por la mañana de la Feria Nuestra Señora de la Salud acudió con toda la alegría. Él también quiso ver en ella la alegría del reencuentro y emprendieron el camino hacia el arenal sin ninguna prisa.

No tenía intención de hacer todo lo posible, pero recordó que a finales de mayo el sol puede dejar muchos dolores de cabeza y rescató a un traje viejo azul marino al que solo había que ponerle botones nuevos. El sombrero tenía que ser nuevo, pero era imprescindible.

Fue el primer día de la Feria 2024 en el que se superaron los 30 grados, y eso nos obligó a buscar refugio en la sombra

Llegó, como quiso, justo después de comer, porque había almorzado en casa y no había conocido a nadie. Ella quería disfrutar de la fiesta en soledad y sin otro objetivo que montar sin prisas. Le habían dicho que la fiesta había estado bien hasta entonces, pero también tenía claro que sería cuestión de poco tiempo.

El jueves de feria Superaron los 30 grados y cada vez había más gente, y se puso su sombrero cordobés y pensó en la exactitud del etimologíaporque era una sombra permanente lo que necesitaba en mi cabeza.

Pensó en los libros de batalla que había leído y en la superioridad de la caballería cuando no había aviación ni tanques. Un caballo y su montura podían ser derribados, pero la mayor fuerza y ​​capacidad era indudable. No es que quisiera enfrentarlo con su espada, pero encima de la yegua, que parecía tan feliz como él, volvió a ver las cosas de otra manera y sintió sólo para bien. habian terminado condolenciasinvitaciones a la confidencialidad y preguntas que podrían resultar indiscretas.

A las cuatro y cinco de la tarde encontró la Feria llena de una multitud heterogénea. Tuvo que fijarse en los trajes de flamenca, porque es de los que entiende que la fiesta tiene que ser la ocasión para hacer algo diferente en determinadas épocas del año, pero también sabía que en Córdoba hay que alternar con las cosas. que no son.

Se sintió en paz. Él calor Era llevadero, al menos con el sombrero nuevo, y empezó a recordar lecturas, películas y costumbres que podía disfrutar en soledad. Ella vio más y más adolescentes En el camino a disfrutar de su fiesta, al igual que las tradicionales casetas, que tanto había disfrutado en años anteriores, iban saliendo familias y personas maduras, ya un poco mayores que él, que también parecían haber disfrutado como lo habían hecho. tan a menudo. Pero en realidad no sentía envidia de ninguno de los de abajo.

En sus muchas vueltas se cruzó varias veces con un Amazonas que él también se había fijado en él, y que en una ocasión se inclinó el sombrero al pasar para que se vieran sus ojos oscuros y bien maquillados. Ella no pasó por alto el detalle y él la siguió un poco con su mirar.

Ella se dirigía hacia la Caseta Municipal y él se dirigía hacia la portada. Serían las siete de la tarde y podía sentir en su espalda que tendría que parar. Aceleró un poco, salió de la Feria y empezó a pensar en el serie que le esperaba el fin de semana largo.

 
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