Milei y su show de pánico en la Argentina del hambre

Extraños recuerdos de una fresca tarde de miércoles en el Luna Park. Desde la azotea del Palacio de los Deportes se ven las serpientes libertarias que se arrastran por el Bajo Buenos Aires. Pánico, locura y fervor en Buenos Aires por la extrema derecha. Delirios motosierras, quimeras de dolarización, sueños húmedos de economistas ortodoxos.

El presidente ultraliberal Javier Milei presenta su nuevo libro con pompa y circunstancia, banda de cantobar y formato de salón televisado. Se titula Capitalismo, socialismo y la trampa neoclásica. La obra se suma a su generosa biblioteca de plagio: Pandemia, Libertad, libertad, libertad y Sopa otra vez: maquinita, infleta y devaluata. ¡Para la dama, para el caballero, sólo 27 mil pesos! Merchandising oficial en las gradas instaladas en el estadio. “Pocas ventas”, confiesan los comerciantes. No hay dinero.

Las ventas de copias fueron débiles.

Foto: Edgardo Gómez

Afuera, los pregoneros ofrecen la “gorra, la bandera y la diadema” del León. Feria liberal-libertaria: hegemonía de laissez faire en la gélida Avenida Corrientes. Postales de la empobrecida Argentina empresarial. Peso, dólar, euro, Mercado Pago, cripto, trueque… Los comerciantes no discriminan. Hay pines con las caras de Roca, Trump y Alberdi. Pegados entre sí, los de la frase “Cristo viene”.

Las banderas son celestes y blancas; también amarillento, con la víbora libertaria. La serpiente cascabel de Gadsden busca presas cerca de la Plaza Roma, en la esquina de Bouchard y Lavalle. No me pisesNo me pises, sino te morderé.

Banderitas y globos a las puertas del Luna Park.

Foto: Edgardo Gómez

Mariana se percibe como una milista desde el primer tiempo. Sigue al economista desde Cemento, los duros años en el subsuelo de los paneles de televisión. La joven quilmesa porta una gorra con el lema “Las Fuerzas del Cielo”. Dice que odia a los izquierdistas por destruir la “economía durante 100 años”. ¿La salida? Ella no lo duda: si no se aprueba la Ley Base, derecha para Ezeiza.

Aunque las entradas son gratuitas, el Luna Park no está lleno. Hay islas en el campo. Se puede caminar con libertad, libertad, libertad… Palabra fetiche, mantra eleuterémanico y hasta una canción popular de los ejércitos de la noche milleísta provenientes del Conurbano y más allá.

Los harapos liberales.

Foto: Edgardo Gómez

En el corral cercano al escenario pastan la casta libertaria y sus vacas sagradas. Esperan las muestras de pánico en la Argentina del hambre. Celebran a varios dinosaurios negacionistas, algún menemato nostálgico, estrellas lejanas del mejor equipo macrista, streamers púberes y hasta trumpistas criollos. Se añade la famosa clase Z y el círculo rojo de lo que queda del PRO. Además, el Gabinete de Ajuste está casi lleno, sólo falta el jefe de ministros, Posse.

La foto familiar la completa el padre del presidente, Norberto Milei, un raro ejemplo de movilidad social ascendente de hombre hecho a sí mismo: conductor de autobús convertido en jefe de siete líneas de autobús. Y su madre, Alicia Lucich, una devota ama de casa. Al parecer, en los últimos tiempos el presidente reanudó el contacto con sus “padres”, como los llamaba. La hermana del presidente también pulula alrededor del VIP, otro avis raras Uso exitoso del libre albedrío: Karina, “La Jefa”, consejera, adivina, asesora todo terreno y, desde diciembre, secretaria general de la Presidencia.

Militantes en el campo.

Foto: Edgardo Gómez

Autobuses cero, en sus “celulares privados”. Así destacan que los militantes llegaron en tono policial. El operativo de seguridad coordinado por el ministro Bullrich arrincona al Luna Park. Debe costar varios millones de pesos, que no llegarán a los comedores sociales.

“No me traen por el chori y la coca”, escupe una coqueta señora cerca del desnudo festín milesista. Las chicas de La San Martín llegaron desde el lejano oeste. Ondean sus banderitas cerca de la batalla de tambores en la Plaza Roma. Cristian Morales proviene de Ramos Mejía. Es virgen en el barro de la política: “Esto es familiar, sin gente pagada, nadie nos da dinero. Apoyamos a Peluca porque dice la verdad, no miente. “Si dice que tenemos que seguir ajustándonos es por el bien del país”.

Llegaron militantes del Conurbano.

Foto: Edgardo Gómez

Simpatía por el diablo. El clásico de Stone suena apropiado desde los altavoces del estadio. El setlist también incluye el eterno éxito de AC-DC “Autopista al Hell”. De postre, una versión libertaria del pachanguero “Provócame” de Chayanne. Un niño disfrazado de Mickey Mouse baila en el campo, digno de un trenecito de alegría. El ratón agita un cartel: “Milei, te enviaremos a la banca, estás limpio, VLLC”.

José milita en La Alberdi. Es un líder histórico fundamentalista de “Chancho Alsogaray”. No leyó ninguno de los libros de Milei. Sí, todos los clásicos del liberalismo extremo: “Papá Estado nos dejó este desastre. Milei lo va a arreglar, pero falta, hay que privatizarlo todo”.

El espectáculo del pánico del presidente.

Foto: Edgardo Gómez

Es hora del espectáculo. Milei llega al escenario luego de ser empujada fuera de la cancha. En el escenario le espera una banda digna de un cantobar, animada por los hermanos Benegas Lynch y su biógrafo. El León desata su furia con dos covers de La Renga. Se burla de ello en un karaoke alucinógeno. El presidente confiesa que le entran ganas de cantar en el Luna Park. Las groupies están delirando. Circo sin pan.

Gritos de ira del público, más que himnos de alegría, se escuchan cuando Milei afronta la presentación del libro desde un atril. “Cristina está presa, Cristina está presa”. «Sánchez -el presidente español-, compadre… la concha de tu madre». Canta furiosamente La Manada del León y agita sus carteles “pro-vida”.

Desde el atril.

El monólogo de Milei es soporífero. Despierta los primeros bostezos de la noche. Una deriva sobre la historia económica y los padres fundadores del libre mercado. Oda a los monopolios. Además, destaca sus invaluables aportes como mega-ultra-supremo referente de la libertad a nivel global. Demasiado ego.

En el último acto suben al escenario el vocero Adorni y el diputado Espert. Charla de panelista en un salón, poco más. Milei despotrica contra el socialismo, las castas y quién sabe qué más. Cierra con trozos de papel y el muy actual “La explosión viene” de Bersuit. Entonces, los libertarios abandonan el estadio en masa. Se arrastran por la Avenida Corrientes hacia la Casa Rosada. El nido de la serpiente.

 
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