El arriesgado juego de patear el balón hacia adelante.

El arriesgado juego de patear el balón hacia adelante.
El arriesgado juego de patear el balón hacia adelante.

Contrariamente al rumbo que el propio Gobierno nacional había marcado en enero, May demuestra que los objetivos trazados en su política energética no han sido modificados, sino postergados. Y que el recurso de patear la pelota hacia adelante, tan común en las últimas décadas, a pesar de tantos discursos y debates sobre el cambio, todavía domina la agenda. El aumento de tarifas a los usuarios residenciales de menores ingresos y clase media sobreviviente (que hoy cuentan con subsidios estatales de alcance similar a los pobres) queda para más adelante, lo mismo ocurre con los pagos a las empresas generadoras con las que el Estado nacional tiene crecientes deudas que pretende cubrir con papeles en lugar de dólares y, sobre todo, dar una señal clara a los inversores sobre un tema al que casi nadie presta atención y que es clave: la explotación de las hidroeléctricas de la Patagonia austral. Conviene revisar cada decisión que toma el gobierno nacional, desde la perspectiva santafesina.

Ver tambiénPor “la broma” del robo de luz, ordenan a la Epe revisar un antiguo acuerdo con el MPA

Las autoridades de la Secretaría de Energía de la Nación aceptaron en mayo lo dicho desde abril, que se impondría el criterio del ministro de Economía, Luis Caputo, que posterga aumentos de tarifas para que el índice de inflación sea mejor. Sólo porque los santafesinos (y el resto de los argentinos del interior del país) dependen de la misma generación de energía eléctrica que Amba, los beneficios llegan a estas latitudes para los usuarios de los niveles residenciales N3 y N2. El objetivo es privar a la clase media de estas ayudas estatales, para reducir mejor el gasto que supone mantener las subvenciones por megavatio/hora. Así, al menos por ahora, los kilovatios/hora consumidos por los santafesinos de clase media y baja que lograron inscribirse en el Rase (Registro de Acceso a los Subsidios a la Energía) siguen pagando una porción muy pequeña del costo de generación: entre 4 y 5%.

Además, hace cinco meses, durante los últimos días del gobierno de Alberto Fernández, estos usuarios (que representan el 70% del consumo residencial) pagaban aproximadamente entre el 15 y el 18% del valor de la generación.

Es curioso: si bien los subsidios del Estado Nacional ya se redujeron en un 40%, la dolarización de tarifas y la devaluación del peso han hecho que el sistema eléctrico sea aún más dependiente de las ayudas del sector público.

Algo similar ocurre en materia de gas. El mapa de la bota también está ligado al destino del conjunto porque las concesiones nacionales cubren todo el territorio nacional: los gobiernos nacionales no tienen la posibilidad de aumentar las tarifas sólo en el interior. Aun así, debido a una reducción de los subsidios, hoy los usuarios del sistema de la red de gas natural pagan entre el 14 y el 20% de su valor mayorista.

En cuanto a las tarifas del transporte público de pasajeros, la ayuda de la Casa Rosada puede limitarse al objetivo de calmar la tasa de inflación. Y es por eso que sólo se subsidia a los bonaerenses y bonaerenses, cuyo peso relativo en las estadísticas se cuida con fondos públicos que no llegan “a las provincias”.

Además, el presidente Milei aumentó los artículos para autobuses y trenes en Amba en un 39%. Ya son más de $80 mil millones mensuales, es decir, el equivalente a todos los subsidios otorgados al transporte en el interior del país durante todo el año fiscal 2023.

Nueva deuda

Mientras las tarifas permanecen congeladas, el Gobierno nacional ha propuesto a las empresas generadoras de electricidad pagar los subsidios con papeles, títulos de deuda, que el sector aún no ha aceptado. Las prórrogas unilaterales y las condiciones de un servicio cuasimonopolio que sólo tiene como cliente a Cammesa permiten al Ministerio de Economía, una vez más, posponer.

El rojo es de 2.200 millones de dólares sólo en el primer trimestre del año. La prensa especializada, en la que suelen aparecer las posturas de las empresas interesadas, habla de un “default energético”. Más allá del carácter discutible del plazo, es indiscutible que se cumple el objetivo de tener un Estado al margen de los vaivenes del mercado energético, tal como lo proclamó el secretario del área, Eduardo Rodríguez Chirillo. El funcionario dice que la Nación sólo debería ocuparse de regulaciones mínimas, sin entregar subsidios ni obligaciones a los subsectores, pero hoy sucede lo mismo que con el kirchnerismo y buena parte del macrismo. La deuda actual con las generadoras es incluso mayor que la de Macri en 2018, cuando en vísperas de las elecciones se calmaron los tipos y acumularon 1.500 millones de dólares de deuda.

Dos semestres, de gobiernos diferentes

¿Cómo han cambiado las condiciones en las que se gestionan las represas hidroeléctricas en el sur argentino respecto al gobierno anterior? ¿Qué diferencias hay entre las decisiones tomadas por el exministro de Economía y candidato presidencial derrotado Sergio Massa y las que ha tomado hasta el momento el presidente Javier Milei en este asunto? Las respuestas son: nada, ninguna, respectivamente.

En julio de 2023 venció el plazo de las concesiones de las centrales hidroeléctricas del complejo El Chocón, que junto con Yaciretá y las centrales nucleares proporcionan la energía más económica. En ese mes del año pasado, el gobierno nacional saliente no tomó ninguna decisión que pudiera comprometer a la próxima administración, antes del proceso electoral.

Al no cumplirse los plazos de concesión de las empresas privadas, el Poder Ejecutivo Nacional optó por ampliar esta situación mediante decreto, bajo el control de la empresa estatal Enarsa. Esa empresa, antes de Alberto Fernández y ahora del gobierno libertario, está bajo Energía Argentina Sociedad Anónima como “supervisora” de las represas.

Hoy se han vuelto a prorrogar los contratos de Alicurá (AES), El Chocón (ENEL Generación) y Cerros Colorados (Orazul Energy), según informa diariamente la prensa de la provincia de Río Negro, interesada en su propia gestión de esos recursos. . O al menos obtener alguna regalía por la presencia de estas obras en sus sistemas hídricos.

Con la decisión adoptada, entre julio y agosto de 2024 habrá un año de indefinición o decisiones postergadas. Las represas del sur seguirán sin un norte claro. Serán un total de 6 meses del gobierno de Fernández que terminó en diciembre y otros tantos meses de las actuales autoridades libertarias.

Otro dato es significativo: una vez concluida la concesión de estos embalses y sus turbinas, la Nación tiene facultades legales para licitar nuevas operaciones. Para ello no necesita más instrumentos legales que sus decretos, porque rigen las leyes de los años 90. Por eso, es interesante comprobar que la Nación no ha hecho nada con las represas del sur, sólo postergando decisiones y ampliando medidas adoptadas durante el gobierno anterior.

 
For Latest Updates Follow us on Google News
 

PREV Ante las críticas que recibió desde La Rioja, Zulemita defendió a su primo Martín Menem
NEXT Banfield anunció la salida de Julio César Falcioni como entrenador