El enfado de Javier Milei, una cuestión crucial para Mauricio Macri y un ministro en el ojo de la tormenta

El enfado de Javier Milei, una cuestión crucial para Mauricio Macri y un ministro en el ojo de la tormenta
El enfado de Javier Milei, una cuestión crucial para Mauricio Macri y un ministro en el ojo de la tormenta

La mitad de los argentinos no llega a fin de mes. De media, el día 20 ya no tienes dinero en tu cuenta bancaria. Los ciudadanos de clase media hacen malabares: se financian con tarjetas de crédito, los que tienen dólares los venden y los que no, los piden prestados a un amigo. En los sectores vulnerables el panorama es mucho más sombrío: el trabajo informal escasea, las changas desaparecen y en los barrios del Conurbano se vuelve a imponer el trueque: en las ferias comunitarias se ofrecen juguetes usados ​​y azúcar dividida en peso y hay gente que puede llegar a cambiar una bicicleta por una bolsa de comida.

Ya se ha visto en otras épocas de la Argentina reciente, y no tan reciente. Las últimas escenas de esta magnitud hay que remontarlas a la pandemia, cuando se levantó el confinamiento y surgió el desastre que había dejado atrás. Pero hoy, además de las estadísticas inquietantes, surge, al mismo tiempo, un fenómeno sin precedentes Eso mantiene confundidos a los consultores: la imagen del Gobierno no se derrumba como en otros momentos apremiantes. El 30 por ciento de las personas que dicen que no pueden llegar a fin de mes. Todavía siente confianza en la figura de Javier Milei. Así lo determina un estudio de Isonomía, una consultora de opinión pública que traslada la misma cuestión de administración en administración.

En ese espectro social que tuvo dificultades para satisfacer sus necesidades básicas, el apoyo fue nulo en el periodo de ajuste de Mauricio Macri y en el de Alberto Fernández, apenas del 1%. Los consultados por Isonomia parecen dejar crédito abierto al actual Gobierno. El tiempo que, quizás, no tienen para sí mismos.

Es cierto que el Presidente lleva menos de cinco meses en el cargo y que las cifras de la imagen pública a menudo tienden a cambiar (a favor o en contra) ante un acontecimiento inesperado, incluso antes de que los dirigentes puedan tomar nota. Sin ir más lejos, Alberto Fernández pasó de un 80 por ciento de imagen positiva durante el confinamiento que determinó el coronavirus a no poder ni siquiera luchar por su reelección y salir del poder con niveles de imagen tan bajos que lo obligaron a irse a vivir por Un rato. a España.

La popularidad que conserva Milei -mayor en sectores ideologizados o no afectados directamente por el ajuste- le permite seguir hundiendo el cuchillo en la economía y en los salarios de los jubilados en pos de equilibrar las cuentas. Pero, para una parte importante de los entrevistados por Isonomía, el esfuerzo valdría la pena. La gente está entusiasmada con que la inflación se mantendrá baja y confía en que Milei recortará los privilegios del liderazgo político.

Este último punto ha sido central, uno de sus grandes aciertos en materia de comunicación. Una estrategia que se mantiene y que deja boquiabiertos a buena parte de los partidos tradicionales. ¿Por qué Milei insiste en atacar a diputados y senadores cuando no ha podido aprobar ni una sola ley? ¿Por qué desfinancia a los mismos gobernadores con los que intenta posar para el Pacto de Mayo? ¿Por qué hace stand-up en una cena con celebridades? circulo rojo ¿Para burlarse de economistas como Carlos Melconian y gobernadores como Axel Kicillof?

Sencillo, según esa lógica. La clase política, ayudada por algunos economistas, empresarios y periodistas, sería el culpable de todas las desgracias y tienes que aplastarlo cada vez que puedas. Sí, hasta el extremo. No es sólo un pensamiento libertario creer que los políticos son una mala palabra. Esto también lo dice Jaime Durán Barba, quien no es precisamente partidario del milismo: en una cena en casa de un empresario de medios incluso ofreció asesoramiento gratuito a Daniel Scioli -cuando el actual funcionario aún era candidato presidencial- para el caso. de eso le tocó ir a una segunda vuelta con Milei. La cita a Durán Barba tampoco es caprichosa: uno de sus discípulos, Santiago Caputo, es quien comanda el discurso -y no sólo la comunicación- de la Casa Rosada.

Sin embargo, esta semana, por primera vez, El diseño de confrontación permanente se encontró con una pared.. Duro, intransitable. La marcha por la UBA y la educación pública fue gigantesca y sorprendió al Gobierno al punto de dejarlo desarticulado y con pases de ley internos como no se había visto hasta ahora. En una primera reacción, previa a la movilización, el oficialismo intentó asociarla con la casta y los líderes políticos que tomaron el liderazgo, como si fuera un acto partidista de quienes perdieron las elecciones y no, como terminó siendo. , una auténtica manifestación de decenas de miles de personas –en su mayoría jóvenes– que exigen que no se desfinancia la educación. Apenas emergieron las imágenes con aglomeraciones en plazas de todo el país, El discurso libertario entró en crisis.

Milei tuvo que emitir un comunicado en el que, tras algunos desvíos lingüísticos, tuvo que admitir que la marcha perseguía “causas nobles”. ¿Es poco? Puede serlo, pero es demasiado si se piensa en cómo actúa Milei, que pueda llegar a declarar que su espacio gana cuando fracasa una iniciativa en el Congreso. Al día siguiente de la marcha, su portavoz, Manuel Adorni, subrayó: “Nunca se nos habría pasado por la cabeza disolver la educación pública o cerrar las universidades”. A nadie se le ocurrió que Milei dijera algo similar el lunes, cuando dio una cadena nacional para anunciar su “milagro económico”.

Ese mismo martes, y durante todo el miércoles, se libró una batalla interna en el Gobierno por los costos políticos de la movilización y por tanto alguna subestimación previa. La ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, responsable directa –que gestiona áreas que en otros tiempos eran independientes, como Desarrollo Social, Cultura, Trabajo y Educación–, quedó para muchos en el ojo de la tormenta.

Un día antes, había dimitido su adjunto, Maximiliano Keczeli, que ejercía como secretario de Coordinación Jurídica. Fue el sexto funcionario importante que dejó su cargo en Capital Humano, aunque hay decenas de empleados de tercera línea que fueron despedidos y la información no trascendió. “Ninguno se fue, los echamos a todos”, dijo Pettovello en privado. Vamos a seguir así: estamos tocando muchos intereses y los vamos a seguir tocando. Cualquiera que no esté de acuerdo…”

Se difundieron rumores de dimisión sobre Pettovello. Pero la funcionaria cuenta con el aval de Milei y jura que no se irá. Jueves, Ambos estaban reunidos solos. en el despacho presidencial mientras se desarrollaba la reunión de Gabinete y los ministros no sabían por qué no habían asistido. Ese mismo día comenzaron los operativos contra Pettovello desde voceros de la propia Rosada. Pettovello se habría quejado ante el Presidente. Al día siguiente, Milei envió un mensaje dentro de sus fuerzas, así lo anunció ayer Clarín.com: “A quien enganche en una operación, lo echo”, dijo. No hizo más que admitir que los movimientos existen y son suyos.

Milei odia los asuntos internos y se enoja cuando suceden cosas. Pocas cosas le irritan más que eso. Esta semana tuvo dos momentos de malestar: cuando se ventilaron (siempre extraoficialmente) los ataques de algunos funcionarios contra Pettovello y cuando se enteró que le habían preguntado por sus perros en la rueda de prensa. Quienes cuidan su estado emocional se preocuparon más por lo segundo que por lo primero.

El presidente también preguntó varias veces sobre la Ley Base. Aunque en la cena de la Fundación Libertad dio a entender que podría gobernar aunque no salga, siente que necesita dar una señal al mercado y al FMI, que le piden que tome alguna iniciativa en el Congreso. Sus asesores le dijeron que será fácil en la Cámara de Representantes, y que tendrá que trabajar para poder luego ganar la votación en el Senado. Concesiones hechas. Quizás haya más.

El PRO le está echando una gran mano, aún cuando sus diputados y gobernadores se sienten atacados por Milei de vez en cuando y cuando no parece del todo claro cuál es el estado de la relación entre el Presidente y Mauricio Macri. “Presi”, lo llamó el libertario en la cena. Macri sonrió. Eso fue todo.

Quienes visitan al expresidente dicen que se enfrenta a un verdadero dilema. Los votantes duros del PRO ya migraron a las filas de La Libertad Avanza: quieren que a Milei le vaya bien y, cuando se topan con dirigentes macristas en la calle, Les hablan como si fueran parte del mismo proyecto.. Por eso se enfrió la posibilidad de una confluencia. Macri se siente amenazado, mucho más desde que Karina Milei lanzó el partido en la Ciudad, terreno que Macri nunca abandonará. Hay quienes le susurran: Tendrá que ser candidato a senador el año que viene para prevenir el crecimiento libertario. Macri no quiere volver al bullicio de una campaña y mucho menos pensar en asumir un cargo en el Congreso. Pero, a veces, la política no es una cuestión de voluntad. Eso es lo que te dicen.

Macri acaba de asumir la presidencia del PRO. Hay quienes se preguntan -algunos con buenas intenciones y otros con malas- si tomó el relevo para salvarlo o para ver cómo su fuego, poco a poco, comienza a apagarse.

 
For Latest Updates Follow us on Google News
 

PREV La Defensoría del Pueblo expresa su preocupación por el aumento de la energía eléctrica en San Juan
NEXT “Villa Park será testigo de emotivas salidas durante el enfrentamiento del Liverpool”