“Creo que hay cierto resentimiento personal entre muchos funcionarios” – .

“Creo que hay cierto resentimiento personal entre muchos funcionarios” – .
“Creo que hay cierto resentimiento personal entre muchos funcionarios” – .

“Durante la estancia de mamá en prisión, mi padre aparecía de vez en cuando por la casa con juguetes encontrados en la basura, borracho y cantando canciones de Racing en voz alta. Pero fue peor cuando apareció después de la escuela. Eso croto que olía a vino tinto me dio vergüenza, y al mismo tiempo me provocó cierta misericordia”. Eso es sólo un fragmento de El niño resentidoel último libro de César González publicado a finales de 2023.

El poeta y cineasta recurre a su propia vida para tejer escenas de su propia biografía en textos breves que retratan de forma cruda su infancia en el barrio Carlos Gardel, donde sigue viviendo y escribiendo, junto con sus primeras incursiones criminales. Sus primeras drogas, las primeras balas que recibió y, al mismo tiempo, su primer acercamiento a la lectura o al cine. terminaría en la cárcel Pero ahí comenzaría su transformación: el arte, como comentó en varias ocasiones, lo salvaría.

“Siento que muchos niños de los barrios pueden sentir que es su propia historia. Es un libro que representa la vida de una porción muy grande de la sociedad argentina”, cuenta Cultura Clarín poco antes de presentarlo el martes con Dolores Reyes en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Habló de este texto, que ya promete una segunda parte, y del presente de la cultura actual –“desolación, tristeza, ira, incredulidad”, describe– en esta charla.

El escritor César González con su primera novela “El niño resentido”. Fotos Florencia Downes TELAM

El niño resentido recibió buenas críticas. ¿Qué esperas de la presentación en la feria y cómo decidiste juntarte con Dolores Reyes?

–Creo que desde que presenté mi primer libro de poesía, La venganza del cordero atado, Allá por 2010, he estado en todas las ediciones de la Feria, presentando mis otros libros o como otra persona buscando ejemplares. Es un evento hermoso que tenemos todos los años y que trato de no perderme. En esta ocasión particular Me interesa escuchar al público y ver qué diálogo surge.. Compartir la charla con Dolores Reyes me resulta encantador porque la admiro. Compartimos una experiencia de vida similar.una manera de ver e interpretar esa experiencia.

–El libro, que es mucho de no ficción, surgió de una propuesta de su editora, Ana Laura Pérez. ¿Cómo se definió este formato de piezas breves que forjan una narrativa en su conjunto?

–Sí, tiene mucha crónica. Busqué que el libro pudiera transmitir algo de la adrenalina, la falta de perspectiva sobre la posibilidad de un futuro lejano, la desesperación y la ausencia de planificación, que son tan comunes en la vida de los barrios populares. Tiene este formato corto porque no tuve el tiempo ni la concentración necesarios para escribir algo más sólido. Vivo en un barrio con condiciones materiales que no me permiten hacerlo. El ruido es constante, la violencia también, en esa atmósfera es muy difícil abstraerse y sumergirse en la fiebre de la escritura a mano alzada. El hecho de que el libro sea breve no significa que no me haya costado largas horas y meses escribiendo, reescribiendo y pensando.

–En relación a esto último, hay un trabajo de pulido con la lengua. ¿Está en deuda con tu poesía?

–La brevedad me permitió poder “pulir” mucho más cada palabra, frase y, sobre todo, los recuerdos. Puede haber un vínculo con la poesía., que también funciona con el resumen. Pero no desarrollé tanto la cuestión poética en este libro salvo en algunos capítulos, y en uno en particular, “Rochos místicos”, que podría entenderse como un poema largo.

–En tu ensayo El fetichismo de la marginalidad Mencionas el imaginario del villero-monstruo construido por el sentido social hegemónico dominante y hablas de la posibilidad de los oprimidos de contar su propia historia, forjando sus propios símbolos. ¿Crees que con este libro lograste materializar esto?

–Quiero creer que es un aporte para que los villeros, los que nacimos sin medios de producción, ni siquiera dentro de una familia trabajadora, los que tendemos a ser ridiculizados en el régimen artístico, podamos decir nuestra historia de forma transparente, sin tutores y sin manipulaciones culpables por parte de personas ajenas a nuestra realidad. Aunque cuento muchas anécdotas personales, Lo que yo experimenté fue experimentado por miles o millones de personas.. Siento que muchos niños de los barrios pueden leer mi libro y sentirse más que identificados; pueden sentir que es su propia historia. Representa la vida de una porción muy grande de la sociedad argentina. Lo que vivió mi cuerpo para un sector de la sociedad, la clase media alta, es extraordinario, excepcional, incluso milagroso. Pero para otros, los que viven en un pueblo, Es sólo la historia de la vida cotidiana más pura.

–Es interesante cómo narras una cierta educación sentimental ligada a la cultura (tu abuela Genoveva y la lectura, tu madre y el cine) al mismo tiempo que narras tu incursión en el crimen. ¿Cómo convivían ambos mundos en aquel momento y cómo recuerdas el clic que te hizo decidir finalmente por dedicarte a un emprendimiento artístico/creativo?

–Hablo del clic “famoso” en el próximo libro, continuación de este, donde cuento mis cinco temporadas en el infierno carcelario. Lo único que puedo decir es que ese clic, que se traduce como redención, no es un camino recto. Mucha gente cree que una vez que hice clic, mi vida cambió automáticamente, y lo que era un infierno se transformó en un dulce cielo, que la oscuridad se evaporó y apareció una llanura soleada y refrescante. Y nada fue así. Todo el mundo sabe que el clic ocurrió en prisión. Eso no impidió que los bares siguieran produciendo confinamiento, sino todo lo contrario. El hecho de querer empezar a ser un sujeto más en prisión me trajo más complicaciones que beneficios. La redención pudo haberse diluido en el olvido, pues una vez que me convertí en un lector estricto, estudié y participé en diferentes talleres, lo que no me impidió tener que seguir peleando con otros presos o sufrir diferentes torturas por parte del sistema penitenciario o de los secuaces. del poder judicial. La redención, que muchos se quejan de mí por no haber incluido en El niño resentido, me hizo recibir más violencia que cuando era preso común, por hacer algo que rompía con la lógica carcelaria. La redención, de la que tanta gente me exige hablar para calmar sus conciencias, podría haber implicado mi muerte misma.

–Finalmente, como cineasta y escritora, ¿cuál es su percepción sobre el momento que atraviesa hoy la cultura en un contexto de ajuste por parte del actual gobierno?

–Mi percepción es desolación, tristeza, ira e incredulidad. De no poder creer que una de las facetas más interesantes de la sociedad argentina esté siendo atacada así. Están destruyendo cada día algo que tiene que ver con las artes. Mi tesis es que existe cierto resentimiento personal entre muchos de los funcionarios de este gobierno. Varios son artistas frustrados o que no pudieron aprender del fracaso.. Luego atacan por venganza personal para destruir toda una construcción colectiva. También porque es el sueño húmedo del neoliberalismo; una sociedad sin poesía, con individuos sin otra función ni aspiraciones que la de ser mercancía inocua, sin pensamiento, sin creatividad ni contradicciones. Pero por suerte la sociedad argentina ya demostró que los anticuerpos están vivos. Milei no es eterna, aunque su delirio mesiánico seguramente le convenza de lo contrario.. Este viento de época tampoco es eterno. Los vientos siempre cambian, es una verdad absoluta de la naturaleza y de la historia. Me sorprende el grado de vulgaridad del presidente, su brutalidad disfrazada de intelectual en el acto de llevar unas carpetas en la mano. Es un mal plagiario y alguien que no puede ni siquiera manifestar un mínimo de civismo y amabilidad en su discurso. Si no fuera por el hecho de que está sometiendo a tantos millones de sus compatriotas a tal grado de sufrimiento, estaría disfrutando de que la clase alta se haya envalentonado y los defienda. un individuo que adora la fealdad y la violencia, que está tan espiritualmente destrozado y es tan mentiroso. ¿Por qué lo disfrutarías? Porque Milei pertenece a una clase que siempre ve a los negros y a los pobres como brutos. Y en este caso tienen un representante, blanco y de ojos claros, que estudió en una universidad privada, mimado por todas las corporaciones, pero que se regocija con la barbarie. Algo que siempre se ha asociado a las clases bajas.

César González presenta su libro El niño resentido (Penguin Random House) este martes 30 a las 19 hs, en la sala Alfonsina Storni. Lo acompañará la escritora Dolores Reyes.

 
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