Su alivio fiscal, nuestra asfixia en las políticas públicas

“Convertir a La Rioja en la Comunidad Autónoma con los impuestos más bajos del país” es la prioridad expresada por el presidente del Gobierno, Gonzalo Capellán. Una carrera para reducir drásticamente los ingresos en las arcas públicas que tendrá consecuencias en la financiación de los servicios públicos y de las inversiones en la región, porque nadie es consciente de que los recortes fiscales de hoy serán los recortes del mañana. No cabe duda de la verosimilitud de la consigna lanzada, una y otra vez, por el presidente y el Partido Popular de La Rioja dado el olor populista que desprende, pero los que defendemos un Estado de bienestar sólido creemos que Es mejor ser el primero en inversión por habitante en sanidad, educación y servicios sociales.

El Gobierno de La Rioja tiene una hoja de ruta trazada: dejar de pagar 200 millones de euros durante la actual legislatura, beneficiando a las rentas más altas de la comunidad. ¿En qué se traduce esta decisión? Si nos fijamos en el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones, en La Rioja existía una bonificación del 99% para las herencias y donaciones de padres a hijos o entre cónyuges de hasta 400.000 euros y del 50% para las que superen esa cifra. Pues el PP ha ampliado esta bonificación del 99% a quienes superen esos 400.000 euros. ¿Quién se beneficia? Para el 0,1% de los contribuyentes riojanos, o lo que es lo mismo, con datos del último ejercicio, se tramitaron 41 expedientes que afectaban a 171 personas. ¿Qué supone esta medida para las arcas públicas de Rioja? Una pérdida de ingresos de 8,3 millones de euros al año, 34 millones de euros en el total de la legislatura.

Además, el presidente del Gobierno ya ha anunciado que eliminará el Impuesto sobre el Patrimonio, un impuesto que afecta al 1,4% de los contribuyentes riojanos y que supondrá una pérdida de 15 millones de euros al año, lo que se traduce en 60 millones de euros durante todo el mandato. . Un total de casi 100 millones de euros que nuestro presupuesto no dispondrá para financiar servicios públicos y ejecutar inversiones en infraestructuras y políticas públicas. Los otros 100 millones de euros en recortes de impuestos tienen que ver con los tramos regionales del impuesto sobre la renta donde, nuevamente, se benefician las rentas más altas. Medidas fiscales que buscan premiar a una minoría absoluta de ciudadanos en detrimento de la mayoría social. Esto se traduce en el lema con el que comienzo este artículo de opinión.

Es un modelo que pretende imitar a la Comunidad de Madrid, que como todos saben, practica una competencia desleal (dumping fiscal) que se traduce en reducciones fiscales indiscriminadas para estar a la cola del gasto por habitante en todos los servicios públicos. ¿Queremos imitar a alguien que, a pesar de esta errática política fiscal, se beneficia del efecto capital? Eso sí, si nos fijamos en los organismos internacionales a los que tantas veces recurre el PP en su discurso, como la OCDE o el FMI, ambos han llamado a no reducir los impuestos sobre el patrimonio y las herencias, al considerar que pueden ser una herramienta importante. mejorar la igualdad de oportunidades y reducir la concentración de la riqueza.

En 2019, la recaudación fiscal de España representó el 35% del PIB frente a una media del 41% en la Unión Europea. Países como Francia, Alemania o Finlandia recaudan y gastan más que nosotros. Por el contrario, los Estados que recaudan y gastan menos que nosotros son ex repúblicas soviéticas. ¿A quién queremos parecernos? Si nos fijamos en los países con un mayor nivel de desarrollo humano, menos desigualdad y más cohesión social, se ve una correlación directa y clara con mayores ingresos fiscales. No es casualidad: no podemos aspirar a un Estado de bienestar nórdico con políticas fiscales propias de países menos avanzados. Los ciudadanos deben contribuir en proporción a sus ingresos, algo que no sólo está grabado en nuestra Constitución, sino también en la experiencia histórica más reciente de nuestro país y de Europa.

La disminución de ingresos en las administraciones públicas empobrece a quienes no pueden pagar servicios básicos, como la sanidad, la educación y los servicios sociales. Hasta tal punto es esto evidencia que ni siquiera los mercados financieros aprueban las políticas neoliberales. En octubre de 2022, después de cuarenta y tres días en el cargo, vimos a la Primera Ministra del Reino Unido, Liz Truss, caer en apoyar dogmáticamente recortes de impuestos claramente perjudiciales para el Estado, hasta niveles que provocaron el colapso de la libra y la caída exponencial. aumento de las tasas de interés. La preocupación se extendió entre la propia derecha inglesa y los mercados.

El eslogan neoliberal que el PP ha hecho suyo, según el cual “el dinero está mejor en el bolsillo de los ciudadanos”, no se sostiene. Porque la otra cara de esa afirmación implica que cada persona debe pagar también por sí misma, sus tratamientos médicos, sus colegios, sus pensiones… No hay que ser muy perspicaz para darse cuenta de que quienes más se benefician de este modelo son aquellos que tener la mayor cantidad. , y sin justicia fiscal no habrá justicia social.

#Argentina

 
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