La situación era extremadamente compleja, porque la comisión había elaborado todos los planes de restauración pero nadie aportaba ninguna contribución. Cultura de la Nación (antes Ministerio, hoy Secretaría) ignoró los reiterados pedidos de ayuda. De ahí el valor de la implementación de una política de Estado como la inaugurada por el ex intendente Germán Alfaro y continuada hoy por Rossana Chahla. El municipio se comprometió a financiar la obra y, lo que es igualmente importante, respetar los lineamientos de trabajo trazados por los especialistas. Esto protegió la fachada de San Francisco de fracasos; Al fin y al cabo, habría sido más rápido y económico pintarlo con una capa de pintura y “venderlo” como restauración. Esto no es lo que está pasando, una vez quitado el andamio, los tucumanos verán un trabajo bien hecho, cuidado en los detalles, preparado a largo plazo. Y de postre, con los colores originales adecuados. Estamos acostumbrados -y con razón- a alertar sobre los ataques permanentes que sufre el patrimonio de los tucumanos. En este caso es al revés; Existe una colaboración virtuosa entre el sector público y privado al servicio de la recuperación de nuestra ciudad. Si no hay retrasos -otra vez, crucemos los dedos- el resultado se verá el 9 de julio.
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