Imagen ilustrativa. (Cubadebate)
Por Roberto Morejón
La reanudación en 2022 de los diálogos entre Cuba y Estados Unidos sobre temas migratorios representó un paso positivo en medio de tensiones espinosas, por lo que la cuarta ronda en Washington también tiene ese carácter efectivo.
Un momento oportuno para que la delegación cubana, encabezada por el Viceministro de Relaciones Exteriores Carlos Fernández de Cossío, resalte cómo el impacto de las disposiciones extremas del bloqueo inciden en lo que La Habana señala como un aumento sin precedentes del flujo migratorio a partir de 2019.
Poco antes habían entrado en vigor más de 240 medidas para intensificar el cerco bajo la administración del entonces presidente Donald Trump, quien devolvió a la mayor de las Antillas a la infame lista de países que, según Washington, patrocinan el terrorismo.
La combinación de desastrosos procedimientos influyó en la escasez de divisas, los obstáculos a las relaciones interbancarias y de inversión, el suministro de combustible y la llegada de visitantes extranjeros a Cuba.
El deterioro del nivel de vida tiene un vínculo directo con la migración de cubanos, incluida la migración irregular.
En otras palabras, como destacó Cuba en Washington, hay motivos para expresar preocupación por las políticas y prácticas que alientan la migración irregular, esta última saqueada por plataformas de redes subsidiadas financieramente por Estados Unidos.
Pero no sólo el boicot y la lista unilateral instigan a la salida, pues así actúan los privilegios que se les conceden si entran sigilosamente en la potencia del Norte y la Ley de Ajuste Cubano, de alcance exclusivo para ellos.
Hay otro incentivo a la migración para personas que no aprovecharían esta alternativa si tuvieran acceso a visas de no migrante en el consulado en La Habana para visitar a sus familiares, ya que ahora deben tramitarlas en terceros países.
Hay otro hecho lacerante derivado de la hostilidad de la rica nación vecina.
A raíz de la ubicación de la tierra de José Martí en la lista de partidarios del terrorismo, los viajeros en terceros países tienen dificultades para trasladarse libremente y sin represalias hacia la nación antillana.
De todo esto ha sido posible hablar gracias a esta y otras rondas de conversaciones sobre temas migratorios, una sólida oportunidad para abordar, al menos, parte de lo que preocupa a ambos países.
Como en reuniones anteriores, Cuba favoreció una migración regular, segura y ordenada en Washington.
