Los detalles del caso de Lulú Botero, hija del exministro Andrés Botero, por presunta testaferro

Los detalles del caso de Lulú Botero, hija del exministro Andrés Botero, por presunta testaferro
Los detalles del caso de Lulú Botero, hija del exministro Andrés Botero, por presunta testaferro

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El pasado sábado 14 de febrero, la Fiscalía y la Policía realizaron un operativo para capturar a Ferney de Jesús Cardona, alias Solla, acusado de narcotráfico y lavado de dinero para el Clan del Golfo en Urabá y Medellín.

El procedimiento incluyó cinco allanamientos simultáneos que permitieron la captura de otras seis personas que, según investigadores judiciales, forman parte de la red criminal de Solla, nacido en Apartadó hace 43 años. En esos allanamientos capturaron a Juan Salazar, acusado de ser contador de Solla; a Luis Molina, quien supuestamente administra unas empresas fantasma en Urabá donde blanquean dinero; Luz Arboleda, quien está acusada de lavado de dinero mediante la adquisición de terrenos; a Victoria Bello, madre de Solla; Diana Reyes, esposa de Solla; y María Luisa Botero, quien está acusada de enriquecimiento ilícito por presuntamente prestarse para lavar la plata de Solla, quien en sociedad se presentaba como ganadero y comerciante.

Según las autoridades y según el testimonio de alias Candado, condenado en 2021 por liderar la red de narcotráfico del Clan del Golfo Desde 2012, Solla presuntamente se dedica a traficar unas cinco toneladas de estupefacientes mensuales desde Urabá hacia Europa y Centroamérica, y oculta sus ingresos en actividades legales como ganadería, agricultura, futbolistas y supuestas empresas papeleras.

La captura de Cardona y su círculo fue noticia en su momento y el tema no se había vuelto a tratar hasta esta semana, cuando se supo que María Luisa Botero, Lulú, era la hija de Andrés Botero, deportista de élite (por su desempeño y el tipo de deportes que practicaba, como esquí acuático y equitación) quien luego se convirtió en un dirigente deportivo de élite: fue director del Comité Olímpico Colombiano, de Coldeportes y presidente del Atlético Nacional.

Lulú, de ascendencia francesa, británica, deportiva y política, se educó en los mejores colegios de la ciudad. Deportista acuático como su padre, estudió diseño de interiores en Estados Unidos con una beca de diseño de interiores. Regresó a Colombia y formó una familia con él. comerciante y ganadero Álvaro José Benoit (clave de la historia). Juntos fundaron Rancho Apalache, una escuela lechera y de cría de caballos que primero tuvo su sede en Pereira, luego en Honda y hasta el pasado 24 de febrero funcionó en la Vereda Perico, entre Envigado y Santa Elena. Botero, campeona mundial del concurso de Vaquera Femenina en Villavicencio en 2016, fue el encargado de impartir las clases y Benoit se encargó de las finanzas y la logística.

Botero estaba en Rancho Apalache el sábado en que fue capturada. Para sorpresa de la Policía Judicial, encontraron a Diana Reyes, esposa de Solla, a quien, según dijeron en la audiencia de legalización de detención, no iban a buscar, aunque sí tenía orden de aprehensión, al igual que Botero.

El motivo de la captura de Botero, dice la Fiscalía, es que aparentemente ella asume en el papel la propiedad de las propiedades de Benoit (su socio), quien supuestamente es un testaferro cercano y de confianza de Solla. De hecho, entre las pruebas presentadas por la Fiscalía en la audiencia de acusación, la mayoría de los audios y pruebas muestran una estrecha relación entre Benoit y Solla, pero no entre Botero y el presunto narcotraficante. La razón por la que terminó capturada y, de momento, bajo arresto domiciliario, fue Botero y no Benoit es porque este último era parte de la lista Clinton. (donde las autoridades de Estados Unidos ponen a personas y empresas que tienen alguna relación con el narcotráfico o el lavado de dinero) entre 2007 y 2012 y desde entonces no tiene propiedades ni cuentas bancarias a su nombre, por lo que todas sus transacciones y compras las realiza a través de cuentas de Botero. , cuya versión de los hechos es diferente.

Según ella, ambos conocieron a Ferney de Jesús Cardona, alias Solla, y a su esposa, Diana Reyes, en 2019 porque sus hijos empezaron a ir a la academia lechera. Esa es la relación que dicen tener: profesora de lechería y familia del alumno. Según la defensa de Botero, desde que Solla se presentó como ganadero formó una buena relación con Benoit y de ahí que comenzaron a hablar del tema y a reunirse en algunos espacios como subastas de ganado. Pero nada más que eso, dicen.

Para acreditar la cercanía entre el matrimonio Botero-Benoit y Cardona-Reyes, la Fiscalía presentó una serie de audios producto de las interceptaciones de los celulares de Solla, Botero y Benoit que comenzaron a principios de 2022 y terminaron recién en enero de este año, lo que demuestra que la investigación lleva ya algún tiempo en marcha.

En uno de los audios, de febrero de 2023, se escucha a Lulú hablando con Jack, quien al parecer es el padre de otro de los alumnos de la escuela. Lulú le dice que tiene algunos problemas con los establos del rancho porque varias personas han decidido sacar sus caballos, a lo que Jack responde que “cuando tengan problemas que digan que eso dijo Ferney Cardona, que son una familia. ” Según la defensa de Botero, se trataba de un audio sacado de contexto en el que el tono era jocoso y hacía referencia a la unión que existía entre los integrantes de la lechería. Existen varios audios donde Botero hace referencia a la difícil situación económica que supuestamente atravesaba la empresa desde hace un tiempo.

De hecho, en una interceptación del celular de Benoit de agosto de 2022, se le escucha hablando con Yuli, quien sería su contador. Benoit le pide cita urgente porque según él está produciendo mucho sin ver resultados, a lo que ella responde que para tener un informe debe darle más información porque, dice en el audio, “sabemos que un Existe una realidad diferente porque tienes otros gastos adicionales que no incluimos y otros ingresos adicionales que no incluimos”.

El que es tal vez El audio más comprometedor de la cercanía entre ambas familias. Es del 23 de septiembre de 2023. Aunque se trata de una interceptación del celular de Benoit, la voz que se escucha no es la suya sino la de Solla. Al otro lado de la línea, contesta un tal Henry y le dice a Solla que “baje pronto” (a Medellín) para informarle de un “negocio” que hicieron de una finca y un lote entre Medellín y La Ceja. La Fiscalía también agregó una fotografía de octubre de 2023 en la que se ve a las dos parejas conversando en una feria ganadera en Chigorodó, Urabá, Antioquia.

Por todo lo anterior, para la Fiscalía existe una relación más íntima que la mera cordialidad entre un maestro y la familia de su alumno, entre los Botero y los Cardona.

Sin embargo, las pruebas que la Fiscalía ha aportado hasta ahora no parecen tan sólidas para demostrar que Botero y su socio se hayan enriquecido injustificadamente o hayan aumentado significativamente su patrimonio desde que conocieron a Solla.

Los investigadores investigaron las finanzas de Botero (y por ende las de Benoit) entre 2010 y 2022 y encontraron ingresos por poco más de $4,500 millones, es decir, un promedio de $346 millones anuales o $28 millones de pesos mensuales, cifra que para la defensa de Botero no llama la atención cuando cada clase de lechería de una hora cuesta $120.000 y el alquiler de un pesebre por mes cuesta más de $1.000.000. La Fiscalía también puso la lupa sobre su patrimonio y determinó que durante los 13 años en cuestión, Botero compró tres propiedades, dos muebles y 33 cabezas de ganado (animales). Sin embargo, ninguna de las compras de propiedades se produjo después de 2018, lo que significa que no parece que haya comprado nada desde la fecha en que afirma haber conocido a Solla. La acusación más fuerte de la Fiscalía es que, comparando lo que presentó Botero en cada declaración de renta entre 2010 y 2022 con todos los movimientos de sus cuentas bancarias, los valores de venta de sus activos, hay $3.413 millones que no cuadran. Sin embargo, un par de contadores y revisores fiscales consultados coinciden en que no todos los movimientos en una cuenta bancaria representan ingresos en la declaración del impuesto sobre la renta, ni tampoco la venta de un activo, ya que con el dinero de esa venta se puede comprar otro directamente o pagar. una deuda, por lo que ésta no se registra como ingreso.

Sin embargo, hay años donde llama la atención la información de la declaración de la renta, pero no por los montos elevados, sino por los montos bajos. Por ejemplo, entre 2013 y 2016, Botero reportó ingresos anuales de alrededor de 30 millones de dólares. Son 2,5 millones de dólares al mes para dos personas de clase alta de Medellín, porque recordemos que todos los ingresos de su marido iban a su cuenta. En 2016, Lulú declaró ingresos por $31 millones pero 433 millones de dólares pasaron por sus cuentas bancarias. A partir de 2016, los ingresos declarados de Botero aumentaron, pero no de manera exponencial: en 2017 fueron 120 millones de dólares, en 2020 fueron 151 dólares y en 2022 saltaron a 288 dólares. El problema, insiste la Fiscalía, es la diferencia entre lo declarado y lo informado en las cuentas. Esos más de $3.000 millones son los que la tienen en el ojo del huracán. “Entre 2010 y 2022, sus ingresos netos aumentaron en 290 millones de dólares. ¿Le parecen números para alguien que supuestamente es testaferro de un narcotráfico?”, concluye la defensa de Botero.

 
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