Dijo que un sobrino, que formaba parte de los servicios de inteligencia del Comando, aprovechó su condición de familiar para ingresar al negocio que regentaba Inés para saber si Oscar estaba en la casa. “Lo invité a tomar un café pero me dijo que tenía prisa, que tenía que irse a otro lado”, dijo. Al rato, unos sujetos vestidos de civil llegaron en un auto y se llevaron a Oscar. Su novia había sido secuestrada el día anterior, en La Plata.
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“No quiero irme de este mundo sin saber lo que hicieron con mi hijo. No es el odio lo que me mueve sino la justicia. Pido justicia para mi hijo y para las 30.000 personas desaparecidas”, dijo Inés Rigo de Ragni.
Sebastián Fariña Petersen
Hasta el día de hoy “nadie nos dio respuesta sobre lo que pasó con mi hijo”. Algunos sobrevivientes del centro clandestino de detención conocido como “La Escuelita”, que funcionaba en las instalaciones del 181 Batallón de Ingenieros de Construcción del Ejército, testificaron sobre la presencia de Ragni allí. Comentó que una vez desaparecido su hijo “Domínguez me dijo que iba a ir a ver al juez Duarte de quien era amigo para preguntarle qué sabía. Nunca regresó”. Cabe señalar que Domínguez fue secuestrado el 31 de enero de 1977 cuando se encontraba trabajando en una obra de construcción. Fue privado ilegalmente de su libertad con violencia por tres personas vestidas de civil de la Policía Federal, quienes lo esposaron y lo subieron a un Ford Falcon color verde azulado.
“Mi marido y yo queremos saber: ¿quién se lo llevó y adónde se lo llevaron? Si lo mataron ¿quién lo mató? ¿Lo enterraron? ¿Dónde está enterrado?preguntó la mujer, quien señaló que junto a su esposo presentaron varios habeas corpus en la Justicia Federal con el objetivo de saber dónde se encontraba su hijo. “Presentamos el hábeas corpus, los archivaron, se los quedaron y encima Duarte nos los cobró”, dijo. También dijo que en ese momento se acercaron al obispo Jaime De Nevares, quien los convocó a ser parte de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH). “Empezamos a ir los martes al obispado donde nos reuníamos con otros familiares de desaparecidos, allí conocí a Noemí Labrune, una gran mujer. Al principio esas reuniones eran un mar de lágrimas, hasta que nos dimos cuenta que esos basurales se reían de nosotros al vernos llorar. No tenemos que llorar, tenemos que ser fuertes para pedir por nuestros hijos”, afirmó.
Inés y su esposo Oscar Ragni también viajaron a Buenos Aires en 1979 donde la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) recibió denuncias de familiares de personas desaparecidas. “Viajamos a Buenos Aires y recuerdo que éramos como 7 u 8 cuadras de gente”, dijo.
En relación a Duarte, Ragni aseguró que “Él pertenece a la fuerza militar, es un asesino más”, en referencia a que el magistrado, antes de ser designado juez federal de Neuquén en julio de 1976 en sustitución de Carlos Arias, destituido por los militares, había sido interventor del Cuerpo Profesional del Ejército, función que desempeñaba desde 1961.
Ragni afirmó que tiene “grandes expectativas” sobre este juicio contra los dos ex funcionarios judiciales. “Somos muchos los que estamos esperando saber dónde están nuestros hijos”, subrayó. Agregó que “no es el odio” lo que la moviliza sino la justicia “Estoy pidiendo justicia no sólo para mi hijo sino para los 30.000”, concluyó.
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“La declaración de Inés Ragni tiene mucho valor testimonial para la causa y también un valor simbólico histórico, sobre todo porque Argentina celebra 40 años de democracia”, afirmó el fiscal Miguel Palazzani.
Sebastián Fariña Petersen
En relación a la declaración de Inés Ragni sobre la desaparición de su hijo Oscar, el fiscal general miguel palazzani señaló a LMNeuquén que “su declaración tiene mucho valor testimonial para la causa así como un valor simbólico histórico, sobre todo porque Argentina celebra 40 años de democracia y vuelven a estar de moda los discursos negacionistas, provenientes de sectores que tienen alguna posibilidad de representación institucional”. Me parece que la declaración de Inés es un acto más de resistencia”.
El representante de la Fiscalía destacó que los testimonios de las víctimas representan “la columna vertebral” de estos juicios por crímenes de lesa humanidad. “De hecho, estos ensayos se pueden hacer y gracias a ellos se ha avanzado”, añadió.
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“Ortíz fue al Comando y dijo que mi mamá era subversiva”
“Mi mamá tuvo una depresión grande cuando la echaron” afirmó María Beatriz Cerazo, hija de María Beatriz Cozzi de Cerazo, quien el 14 de junio de 1976 fue destituida de su cargo como jueza suplente en el juzgado federal de Neuquén capital. Cerazo había reemplazado al juez Carlos Arias, quien en marzo de ese año había sufrido un atentado con un artefacto explosivo que fue colocado en la puerta de su domicilio ubicado en la calle Sarmiento al 450 de la ciudad de Neuquén, en el mismo edificio donde se encontraba el Juzgado Federal. .
En 1985, Cerazo inició una denuncia por los delitos de “abuso de autoridad en concurso ideal con prevaricación en el grado de participación primaria por instigación” contra quien había sido respectivamente ministro de Justicia y de Interior del gobierno militar, el brigadier Julio Arnaldo Gómez y el general Albano Harguindeguy; así como contra el entonces comandante de la VI Brigada de Infantería de Montaña con sede en Neuquén, José Luis Sexton y el Juez Federal, Pedro Laurentino Duarte, el Comisario de la Policía Federal Argentina Jorge Ramón González, y el inspector Gustavo Alberto Sommer, estos últimos como instigadores. del despido que sufrió en junio de 1976.
En su declaración ante los jueces del tribunal, la mujer señaló la relación que Duarte y Ortiz tenían con el Comando del Ejército. Agregó que cuando ocurrió el paro de su madre ella tenía 9 años. “En ese momento escuchó cosas de lo que estaba pasando con los militares. Incluso recuerdo que el obispo Jaime De Nevares llegaba a casa y escuchaba las conversaciones que tenían sobre lo que estaba pasando en el país”. Su madre murió en 2005.
La testigo comentó que durante el desempeño de su madre como jueza sustituta inició los pedidos de hábeas corpus que recibió en el juzgado y ordenó una investigación de cada una de las denuncias recibidas de sus familiares. Había iniciado una investigación contra la Policía Federal, a cuya sede eran trasladados los detenidos que habían sido torturados. “La Policía Federal no llevaba nota, entonces mi mamá llamó a Gendarmería”el Señaló.
Cerazo pidió que se investigue su destitución tras afirmar que su desplazamiento, al igual que el del exjuez Carlos Arias, fue para solicitar informes y tomar acciones sobre denuncias de secuestros y apremios ilegales ocurridos durante la dictadura militar.
Según la exfuncionaria judicial, esos fueron, entre otros, los motivos por los que habría sido apartada de su cargo como Defensora Federal, señaló también Duarte y Ortiz, acusados en este juicio de haberla denunciado como subversiva ante el Comando. “Mi mamá quedó impresionada cuando nombraron a Duarte como juez federal porque dijo que no tenía carrera judicial, que era abogado del ejército, y que por eso había llegado allí”.
La mujer aseguró que su madre sabía que Ortiz y la Secretaria Civil María Ester Borghelli de Poma se dirigían al Comando de la Sexta Brigada que estaba en la Avenida Argentina”. “Poma y Ortiz fueron al comando y dijeron que mi mamá era subversiva”, dijo la mujer.
La testigo dijo que a mediados de 1984 su madre se mudó a Buenos Aires con el objetivo de incorporarse al campo judicial “sin tener suerte”. “Mi mamá tuvo una depresión muy grande, la echaron de la carrera judicial que para ella era muy importante, ella hubiera querido seguir y fue una decepción muy grande”.