La noche del viernes 8 de septiembre, en el bulevar Enrique Cabrera de Culiacán, Sinaloa, y al lado de un puesto de taxis, fue asesinado de dos balazos uno de los diez hombres más buscados por la DEA: Luis Javier Benítez Espinoza, alias “El 14 ”.
Según la escasa información disponible, “desconocidos lo sorprendieron cuando caminaba por esa calle, en la salida norte de la capital”.
Esa noche, dos sujetos más fueron asesinados a balazos en distintas calles de Culiacán. Uno de ellos, “de apariencia joven” como Benítez Espinoza, quien al momento de su muerte tenía 22 años, también fue asesinado de dos balazos.
A principios de 2023, la DEA arrestó a un distribuidor de drogas de San Diego. Llevaba consigo diez mil pastillas de fentanilo que habían sido traídas a esa ciudad por un grupo de “mulas”. La droga había sido enviada, según acusación de un juez federal de Nueva York, por “El 14”, operador del Cártel de Sinaloa que estaba bajo las órdenes de uno de los hijos del “Chapo”: Iván Archivaldo Guzmán Salazar. A cambio, recibió una transferencia de alrededor de 5 mil dólares.
Según la DEA, Benítez Espinoza había hablado durante la transacción sobre su supuesta relación con Jesús Archivaldo, jefe de Los Chapitos, y con Óscar Noé Medina González, apodado “El Panu”, líder de alto nivel del Cártel de Sinaloa, brazo derecho de Iván Archivaldo, encargado de supervisar a los jefes regionales y las redes de sicarios que el cartel tiene en todo el territorio mexicano.
En abril, Luis Javier Benítez Espinoza, “El 14”, fue acusado, junto con otros miembros del Cartel de Sinaloa, de conspirar para importar y traficar fentanilo. También fue acusado de lavado de dinero, así como de “posesión de armas de fuego y artefactos destructivos”.
Tres meses después, tras la ola de muertes provocada en Estados Unidos por la llamada crisis del fentanilo, la DEA actualizó su lista de las diez personas más buscadas.
Nueve de ellos pertenecían al Cártel de Sinaloa.
De aquí habían salido Ismael “El Mayo” Zambada y Nemesio Oseguera, “El Mencho”.
Ahora estaba encabezada por Iván Archivaldo Guzmán Salazar, por quien se ofrecía una recompensa de 10 millones de dólares, y Óscar Noé Medina González, “El Panu”, por quien se ofrecían cuatro millones de dólares.
En quinto lugar quedó Luis Javier Benítez Espinoza, “El 14”. La DEA ofreció un millón de dólares por su captura.
Una semana después de que se difundiera su fotografía, fue ejecutado en una calle de Culiacán. Cuando lo encontraron, el hombre acusado de “tenencia de armas de fuego y artefactos destructivos” solo tenía dos radios de comunicación en su cinturón.
En abril pasado, la DEA anunció que había logrado infiltrarse proactivamente en Los Chapitos durante un año y medio, “obteniendo un acceso sin precedentes a los niveles más altos de la organización”.
La administradora de la DEA, Anne Milgram, acusó que los hijos de “El Chapo”, pioneros en la fabricación y tráfico de fentanilo a Estados Unidos, habían inundado ese país con fentanilo durante los últimos ocho años, “causando la muerte de cientos .” de miles de estadounidenses”.
Milgram fue implacable. Dijo que Los Chapitos “heredaron un imperio mundial del narcotráfico y lo hicieron más despiadado, más violento, más letal y lo utilizaron para difundir un nuevo veneno, el fentanilo”.
Fue tras este comunicado que se actualizó la lista de los más buscados.
Según fuentes de seguridad, el mismo día de su ejecución, “El 14” había “levantado” a un adulto mayor que accidentalmente chocó con su camioneta en una calle de la colonia Obrero Campesino, al norte de Culiacán. Testigos informaron que tras el accidente, sujetos armados descendieron de la camioneta y se llevaron por la fuerza al adulto mayor. Según las fuentes, fue la gota que colmó el vaso, en una carrera de errores y excesos, que colmó el vaso. Esa noche Benítez Espinoza fue ejecutado y otras dos extrañas muertes ocurrieron casi simultáneamente en las calles de la ciudad.
Quizás el Cártel de Sinaloa ignoraba que una semana después Ovidio Guzmán finalmente sería entregado al gobierno de Estados Unidos: que iba a volar a Chicago en el mismo barco que se llevó a su padre.
En cualquier caso, en la historia de ese imperio global del narcotráfico, “más despiadado, más violento, más letal”, del que hablaba Milgram, un nuevo capítulo comenzará en noviembre, cuando desfilen los testigos, durante el juicio a Ovidio.