Es común en los círculos académicos quejarse de que los niños y jóvenes abjuran de la lectura, a pesar de que son conocidos sus beneficios, no solo para su desarrollo cognitivo, sino también para su formación como seres humanos íntegros y buenos ciudadanos. ¿Qué padre no querría esto para sus hijos? ¿Qué profesor no lo querría para sus alumnos? Pero no basta con desearlo, hay que poner a los niños en contacto con los libros; porque no habrá lectores jóvenes y adultos si no se crea el hábito en la infancia. Para estos fines existe una gran riqueza de literatura infantil, los textos van desde los clásicos, ya populares por la antigüedad de su existencia y sus diversas adaptaciones al cine y al teatro, hasta aquellos que cuentan historias más reales y alejadas de la magia. y maravilloso. Dentro de este último grupo se encuentran algunos textos de César Sánchez Berascomo es el caso de Operación Ozamaque sirve como el centro de este artículo.
El libro cuenta la historia de un abuelo que logra interesar a sus nietos en el río Ozama, lo hace a través de unas fotografías y leyendo un poema escrito por él mismo sobre ese río. Visita tras visita, los niños le piden al abuelo que repita la lectura y expresan su deseo de visitarlo; pero el abuelo siente pena por las condiciones de abandono y contaminación del río, muy diferentes a como lo conoció y recordó con sus nietos con la ayuda de fotografías. Dentro de los diálogos, una expresión del abuelo llama poderosamente la atención del nieto mayor: ¨ Los ríos están curados¨. A partir de la oración inspiradora la pequeña orquesta junto a su maestra, su madre, hermanos y compañeros de clase un plan para plantar arbolitos en la cabecera de la montaña.
