Reseña de “Anatomía del desastre”, de Emilia Lanzas, de Ignacio Castro Rey – .

En Anatomía del desastrede la escritora española Emilia Lanzas, la tensión poética disuelve la separación de géneros, acercando la ficción al documento, la poesía a la reflexión. Paco Blanco

Él desastre Este libro es en lo que se ha convertido la existencia. Es la tensión poética la que en estas páginas disuelve la separación de géneros, acercando la ficción al documento, la poesía a la reflexión.

Este El libro articula una hipotética herejía, imprescindible para respirar bajo el dogma hegemónico de nuestra supuesta inmanencia. Emilia Lanzas no deja de detallar el perfil de algunos de nuestros ídolos. Pero los nombres propios están atrapados en una frontera, en la preocupación de fondo que recorre sus páginas. A pesar de la justa e indignada enumeración que recorre algunos capítulos, ella diría que la desastre de este libro es en lo que se ha convertido la existencia, no en el espectáculo estadístico del horror. Ni siquiera en Gaza.

Anatomía del desastre Es una excelente caja de herramientas para estos tiempos. ¿Por qué su autor nos aconsejaría prestar atención a lo que apenas vislumbramos, alimentándonos incluso de una orfebrería del lenguaje? Como la realidad es hostil, el alma y el arma de un escritor no es tanto la palabra -leemos- como la intriga, una conspiración que permite acceder a otra forma de ser. En el medio, experimentaremos una alegría oculta. Indispensable y al mismo tiempo peligrosa, esta emoción es similar a una muerte en vida. Digamos, con “toda la furia de una niña mimada” bajo la indiferencia organizada de este mundo contable.

Anatomía del desastrede Emilia Lanzas (Coleman, 2024). Disponible en Amazon

Anatomía del desastre
Emilia Lanzas
Cuentos
Ediciones Coleman
Getafe, Madrid (España), 2024
ISBN: 978-8412754346
134 páginas

Vivimos bajo represión y coerción inadvertidas. por goteo que se dedica no tanto a prohibir como a desactivar, anticipándose a la percepción y decisiones de los ciudadanos. Rodeados de aquelarres invertidos, no sólo las imposturas, sino también las pocas verdades a las que llegamos, nos desangran. “Las calles están llenas de gente. Van y vienen muy ocupados, incluso parecen felices”. ¿Tendríamos entonces que aprender a infiltrarnos, a hacernos más pequeños y colarnos en una grieta, entre suspiros inaudibles? El consejo de Emilia Lanzas podría ser aprender a desaparecer en vivoacelerar la misión secreta de una vida para que ya no tenga que temer ningún infierno externo.

Digo esto porque, apenas comencé, Anatomía del desastre apostar en un pesimismo activo que se propone impedir, a cualquier precio, la llegada de lo peor. Y quizás lo peor, en un mundo que mezcla publicidad con masacres, sea más la rutina de comportamiento que el olor acre de la sangre derramada.

Contra nuestro perpetuo aplazamiento, forma secular de absolución, Anatomía del desastre Se guía por las metáforas de una concentración del tiempo.

A lo largo de este libro, la diagonal del momento genera algunos encuentros. También un hipotético escenario londinense para la amistad entre Cavafis y Cernuda, en medio de una nevada de cenizas. Contra nuestro perpetuo aplazamiento, forma secular de absolución, Anatomía del desastre Se guía por las metáforas de una concentración del tiempo. Maldición carreteras, escuchamos en el jadeo de un largo viaje. Aunque no sé si esta colección de cuentos cuenta tanto el hilo narrativo como destellos que buscan el juicio final en cada momento. Quizás lo menos importante sean las líneas argumentales del guión. Es más bien que este libro vale lo que vale. sonidos, no sólo por los significados que maneja. En uno de sus cuentos, “Habitación 4”, la abstracción de una fuga imposible es la esencia misma del personaje. Mientras las hipotéticas víctimas y verdugos se entremezclan, no se cuenta nada concreto, sólo la ansiedad de una carrera a través de la niebla de una multitud amorfa que no nos abandona. En un eterno invierno sin raíces, el vecino que nos asalta es sólo una sombra que nos impide siquiera sentirnos solos.

El hongo se pega al cristal, deletreamos. Así como el cáncer se adhiere a las vidas, así como el amor a veces es indistinguible de la lujuria. En un planeta quemado de titulares, es en el fragmento anónimo donde respira lo importante, logrando franjas de conciencia que se encienden a ráfagas. Anatomía del desastre Parece querer alterar el instinto bárbaro de la especie atesorando breves sombras, diminutas revelaciones apenas perceptibles. Emilia Lanzas teje la soledad de algunos augurios para avanzar brindando puertos, pequeñas calas de descanso.

Mientras tanto nos debatimos en una tabla de elementos, entre naufragios de intensidad que recuerdan a Sylvia Plath, Gómez Dávila o Ferlosio. Es la tensión poética la que en estas páginas disuelve la separación de géneros, acercando la ficción al documento, la poesía a la reflexión. Lanzas trabaja sobre una fragilidad que es condición de una cierta bienaventuranza. Escribir, sentir o pensar es buscar caminos, emprender un rodeo ascético sobre uno mismo. En busca de la fuerza de la tartamudez, trabaja para alcanzar la inteligencia desnuda del corazón.

Quizás el libro de Emilia Lanzas conspire a favor de una línea de desertores confabulados con los lirios.

Es común en Anatomía del desastre la metáfora de la lava, de una inundación amarilla. Puede simbolizar el regreso de figuras de impotencia. Pero también la posibilidad de combatir la esterilidad con miedo, con un pavor invertido. Como siempre nos acosa el miedo al fuego, urge una habitación oscura que nos permita descansar de tanta iluminación. Urge incluso camuflarse, añorando “la tranquilidad que produce la idiotez”. A partir de ahí podremos reunir otra Arca de Noé para la especie, amando nuevamente su reproducción.

“La porquería de la tarde, que sucede en mi cama, recrea un mundo posible”. Quizás el libro de Emilia Lanzas conspire a favor de una línea de desertores confabulados con los lirios. Al final, la figura ética de una resistencia, su tibia venganza, sólo podía consistir en una hoja verde clara, indócil y confiada. Esto es lo más difícil, hacer que la angustia se alinee por debajo con la serenidad y la dulzura del anhelo creativo.

Filósofo, crítico de arte y cine y gestor cultural español (Santiago de Compostela, 1952). Ha organizado múltiples encuentros y debates en instituciones españolas y latinoamericanas. Además de numerosos artículos y conferencias en revistas españolas, ha publicado diversos libros, como Antropofobia: inteligencia artificial y crueldad calculada (Pre-Textos, 2024), Sexo y silencio (Pre-Textos, 2021), En espera (LaOficina, 2021), lluvia oblicua (Pre-Textos, 2020), Mil días en la montaña (FronteraD, 2019), Ética del desorden (Pre-Textos, 2017), Sociedad y barbarie (Melusina, 2012), Votos de riqueza (Libros Machado, 2007) y trece ocasiones (Arte y Estética, 2002), entre otros. Sus publicaciones breves también suelen aparecer en su web.

Ignacio Castro Rey

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