La adolescente Erin Caffey, junto con su novio y otros dos jóvenes, torturó y asesinó a su madre y a sus dos hermanos, mientras que su padre sobrevivió a la masacre. Nadie imaginaba que esta joven pasaría de cantar en la iglesia a asesinar a su familia.
Entre la noche del 28 de febrero y las primeras horas de la mañana del 1 de marzo de 2008, Terry y Penny Caffey, junto con sus dos hijos, Bubba y Tyler, fueron atacados en su casa. Temprano esa mañana, Charlie Wilkinson, de 18 años, y Charles Waid, de 20, entraron a la casa, mataron a Penny y a los niños antes de prender fuego a la casa. Terry, el padre, apenas sobrevivió al ataque.
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Wilkinson era el novio de Erin, la hija de 16 años de los Caffey. Al principio, parecía haber sido secuestrada, pero la policía rápidamente se dio cuenta de que de alguna manera estaba involucrada.
Wilkinson y Waid, junto con algunos de sus compañeros de secundaria, dijeron que Erin quería que sus padres murieran y planeó sus asesinatos.
Si bien las autoridades descubrieron de forma independiente que Erin fue en realidad el “cerebro” detrás de la tragedia, ella sostiene que no fue idea suya.
La familia vivía en 2007 en una cabaña en la zona rural de Alba, en el estado norteamericano de Texas, con una población de poco menos de 500 personas. Como era un pueblo pequeño, la familia era muy conocida en la comunidad, específicamente por su fe.
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Los Caffey eran miembros activos de su iglesia cristiana y su amor por la música. Tyler, de ocho años, tocaba la guitarra y Matthew, de 13, tocaba la armónica. Penny tocaba el piano en la iglesia. Erin era la vocalista, pero una vez que empezó a salir con Wilkinson, sus intereses cambiaron.
Erin Caffey se enojó con sus padres por oponerse a su relación con Charlie Wilkinson, dos años mayor que ella, y planeó la muerte de toda su familia.
Los hechos se remontan a la noche del 28 de febrero y la madrugada del 1 de marzo de 2008, cuando Wilkinson se detuvo frente a la casa en mitad de la noche. Iba con dos amigos, Charles Allen Waid, de 20 años, y la novia de Waid, Bobbi Gale Johnson, de 18 años. Erin Caffey salió corriendo de la casa en pijama para unirse al grupo.
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Su padre, Terry Caffey, dijo que eran alrededor de las 2:00 de la madrugada cuando escuchó ruidos extraños que lo despertaron.
“Entraron a nuestra habitación y abrieron fuego, disparándome varias veces”, dijo. “No solo salieron disparando, también entraron con una espada samurái, después de que le dispararon a Penny, a mí me dispararon tres veces más en la espalda y una vez en la parte posterior de la pierna. Disparó 11 veces. “No podía sentir el lado derecho de mi cuerpo y no salía nada de mi boca”, recordó el hombre, que admitió que ya había perdonado a su hija por los atroces crímenes.
A pesar de los múltiples disparos, el padre de Erin logró escapar y pidió ayuda a sus vecinos, mientras su hija y su pareja robaron dinero e incendiaron la casa tras dispararle a sus dos hermanitos que estaban durmiendo. Tras llamar a la Policía, lograron capturar a la joven y a su cómplice.
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En octubre de 2008, Wilkinson y Waid fueron condenados a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. Terry los salvó de la pena de muerte, impulsado por sus creencias religiosas.
Tres meses después, Bobbi Johnson y Erin Caffey fueron declaradas culpables de asesinato. Johnson fue sentenciado a dos penas simultáneas de 40 años. Erin, por su parte, recibió dos cadenas perpetuas y deberá pasar nada menos que 40 años de prisión.