(Reuters) — Volcado en un río en el sur de Irak, un yate oxidado destrozado que una vez perteneció a Saddam Hussein sirve como un claro recordatorio de su gobierno de puño de hierro que terminó con una invasión liderada por Estados Unidos hace dos décadas.
El “al-Mansur”, de 121 metros de largo, símbolo de la riqueza y el poder de Saddam cuando se construyó en la década de 1980, es hoy un destino para turistas y pescadores que suben a bordo del naufragio para hacer un picnic. y beber té.
“Cuando era propiedad del expresidente, nadie podía acercarse a él”, dijo el pescador Hussein Sabahi, quien disfruta terminar un largo día en el río con una taza de té a bordo del yate naufragado.
“No puedo creer que esto perteneciera a Saddam y ahora soy yo quien lo está moviendo”, dijo.
Vista aérea del yate ‘Al-Mansur’, una vez propiedad del ex presidente iraquí Saddam Hussein, que ha estado acostado en el lecho de agua durante años en el canal Shatt al-Arab, en Basora, Irak, el 9 de enero de 2023. ( Crédito: Mohamed Aty/Reuters)
Saddam emitió órdenes para que el yate, que nunca abordó, dejara su amarre en Umm Qasr rumbo a Basora para su custodia unas semanas después de que comenzara la invasión el 20 de marzo de 2003.
Pero fue atacado por las fuerzas dirigidas por Estados Unidos y luego volcó en la vía fluvial de Shatt al-Arab mientras se descomponía.
---En la agitación que siguió a la caída de Saddam Hussein, el yate fue saqueado y despojado de todo, desde sus candelabros y muebles hasta partes de su armazón de metal.
Este yate, que es uno de los tres propiedad de Hussein, podía acomodar hasta 200 invitados y estaba equipado con un helipuerto.
Funcionarios estadounidenses estimaron en 2003 que Saddam y su familia pueden haber acumulado hasta $40 mil millones en fondos mal habidos.
Otro de sus yates se ha convertido en un hotel en Basora.
Aunque algunos iraquíes dicen que los restos del naufragio deberían conservarse, los sucesivos gobiernos no han asignado fondos para recuperarlos.
“Este yate es como una joya preciosa, como una rara obra maestra que guardas en casa”, dijo Zahi Moussa, un capitán de la marina que trabaja en el Ministerio de Transporte iraquí.
“Nos entristece que se vea así”, dijo.
