El mundo del espectáculo y sus fans recuerdan con cariño Fernando Peña, quien supo ser un actor y gran periodista reconocido por su trabajo tanto en Uruguay como en Argentina. El artista falleció en 2009 y aún queda un legado que genera gran interés en los seguidores de su carrera.
Federico González Peña es el hermano menor y único heredero de la voz de Radio del Plata. Al igual que su hermano mayor, se dedicó a las artes. Mientras Fernando Peña Compaginó el trabajo de su padre periodista y su madre actriz, el otro eligió la música.
el hermano de Fernando Peña Hizo del teclado su gran pasión. A sus 58 años, y desde hace más de 20, brilla en Norteamérica. El músico tiene una gran trayectoria plenamente reconocida en el ambiente del jazz, ya que logró trabajar con reconocidas personalidades como Roy Hargrove, Marcus Miller, Cassandra Wilson, Chaka Khan y decenas más.
Aunque Federico formó parte de SMV, súper grupo musical que se fundó en 2008, Mantiene un perfil bajo en el entretenimiento nacional. Sin embargo, cuando falleció Fernando Peña Todas las miradas estaban puestas en él, ya que no vino a Argentina a despedirse de su hermano.
En ese momento, su ausencia generó muchas especulaciones respecto a una posible separación o una pelea entre ambos. Sin embargo, en conversaciones con la revista Noticias, Federico dijo: “La semana pasada cuando me llamó Pita desde Buenos Aires y me dijo que mi hermano estaba muy mal. Eso fue el martes, el día antes de su muerte”.
La despedida de Fernando
El gran artista polifacético, que tuvo el placer de brillar en el teatro, la escritura y la radio, aceptó su enfermedad en 2004 cuando dejó de tomar medicamentos para contrarrestar los efectos del VIH. Además, le habían diagnosticado cáncer de hígado, que fue lo que acabó con su vida.
El autor de “Gracias por volar conmigo” afrontó cada momento con humor y, con gran resiliencia, se convirtió en un gran comunicador, al punto que él mismo declaró: “La gente que vive con pasión muere joven”.
Cabe señalar que cuando le detectaron su cáncer terminal decidió que su muerte no iba a ser un drama. Eligió que su despedida fuera divertida, por eso cuando lo vieron en la legislatura porteña pusieron todo lo que había pedido, música electrónica, lentejuelas y una botella de whisky junto al ataúd.
