Rosario de Velasco, la artista olvidada por su pasado falangista y redescubierta por el Museo Thyssen

Rosario de Velasco, la artista olvidada por su pasado falangista y redescubierta por el Museo Thyssen
Rosario de Velasco, la artista olvidada por su pasado falangista y redescubierta por el Museo Thyssen

En julio de 2020 conocí a Toya Viudes de Velasco. Ya entonces me contó que su tía abuela, Rosario de Velasco, había sido injustamente olvidado por la historia y que llevaba varios años, “más de veinte, nada más y nada menos”, intentando realizar una exposición que resignificara su obra dentro de la renovación de la pintura figurativa de los años treinta en España.

Como probablemente muchos de ustedes, había visto el cuadro. Adán y Eva en el Reina Sofía, aunque la propia Rosario lo firmó como Eva y Adán y creo que deberíamos mantener su propio nombre.

Esta es una foto de un calidad pictórica evidente, que recorre el escorzo de sus monumentales figuras, mientras descansan sobre un prado sacado de un cuadro de Henri Rousseau y sus personajes se miran con cariño. Una escena que parece cantar eso. beatus illeaquel elogio a la vida del campo que escribió el poeta Horacio.

Moderna en su clasicismo, pertenece al grupo generacional del Sinsombrero, mujeres libres y creativas.

A partir de entonces asistí como espectador a Campaña sin precedentes en nuestro país. Busca tus cuadros perdidos. “No sabía cómo encontrarlos y se me ocurrió montar una campaña en las redes sociales”, nos cuenta su sobrina nieta.

El Thyssen ya había decidido producir la exposición y Viudes retransmitió, casi en tiempo real, la descubrimientos sorprendentes que hizo: ilustraciones desconocidas o cuadros perdidos que aparecieron después de que numerosos medios de comunicación se sumaran a su llamamiento bajo el lema “Twitter haz tu magia”: “Han aparecido imágenes de las que no sabíamos. Cada pieza descubierta ha sido un regalo”, afirma.

Rosario de Velasco pintando ‘Lavanderas’ en 1933. Foto cortesía de la familia

La campaña fue un gran éxito porque muchos de sus propietarios no sabían que tenían un “Rosario Velasco” por la complejidad de su firma, un monograma inspirado en Durero, uno de sus pintores favoritos. Por aquí 224 obras aparecieronentre los cuales se encuentran gitanos y Maternidaddos piezas emblemáticas que se habían perdido de vista tras su subasta en 1999 en Madrid.

El monograma fue un factor que alentó su olvido a pesar de haber sido una de las pintoras más importantes de su generación. Sus pinturas viajaron a cinco ediciones de la Bienal de Venecia, fue invitado a la Exposición Internacional de Pittsburgh en 1935 –la más reconocida del mundo– y formó parte de la Sociedad de Artistas Ibéricos, entre otras distinciones. Ahora ese monograma se convierte en el renacimiento de un artista más que es rescatado del olvido.

¿Podrías adivinar? su militancia en la Falange y en la Sección Femenina (siendo íntima amiga de Pilar Primo de Rivera) ¿el motivo de ensombrecer la luminosa carrera de esta artista?

Rosario de Velasco Belausteguigoitia (Madrid, 1904-Barcelona, ​​1991), nació en el seno de una familia tradicional acomodada de origen vasco. Sus valores religiosos, de misa diaria, no le impedirían convertirse en una mujer de ideas feministas que compartía con sus amigos madrileños Delhy Tejero, Concha Espina o Eugenio d’Ors.

Se formó en el taller de Álvarez de Sotomayor desde los 15 a los 24 años, por entonces director del Museo del Prado, académico de San Fernando y conocido representante de la pintura regionalista, desde muy joven. fue elogiada por sus composiciones y merecedor de múltiples premios.

Su formación artística fue clásica con una excelente dominio de la línea de dibujoademás de su sorprendente conocimiento de la historia del arte, algo que podemos deducir de la atenta observación de su obra.

Rosario de Velasco: ‘La Matanza de los Inocentes’, 1934. Museo de Bellas Artes de Valencia. © Rosario de Velasco, VEGAP, Madrid, 2024

En 1936 viajó a Barcelona para realizar un retrato familiar en casa del editor Gustavo Gili, allí fue detenida y encarcelada en la cárcel Modelo, donde estuvo a punto de ser fusilada. Un joven médico llamado Xavier Farrerons, que más tarde se convertiría en su marido, la ayuda a escapar, huyendo juntos a pie a Burgos y San Sebastián, instalándose finalmente en Barcelona tras la Guerra Civil. Es en este periodo cuando la mayor parte de su trabajo está perdido a pesar de que la familia guarda a salvo más de 200 piezas.

Al instalarse en Barcelona, ​​aunque sigue pintando profesionalmente manteniendo su propio estudio, pierde relevancia en el mundo del arte. Sus formatos iban desde una monumentalidad inusual para una artista de la época, hasta pequeños lienzos que coqueteaban con la abstracción.

Quizás fue su falta de ambición lo que le llevó a nunca contrates a un distribuidorquizás la maternidad o que las tendencias del momento quedaran eclipsadas por pintores estrella como Picasso o Dalí.

Ella, sin embargo, sigue colaborando con varias revistas. Vertex, por ejemplo, e ilustra libros como Cuentos para soñar por María Teresa León, esposa de Rafel Alberti. Como afirma Estrella de Diego en el maravilloso catálogo de la exposición “el mundo que se abrió a las creadoras la ilustración se acercaba a cierta estrategia de camuflaje, ese al que tantas veces han recurrido las mujeres a lo largo de la historia: dedicarse a la ilustración era, a ojos de los que estaban en el poder, poner en valor el amateurismo, la desactivación de las aspiraciones de ser una ‘gran artista’. “Era una fórmula para liberar a los creadores de algunas sospechas muy comunes hacia las mujeres artistas”.

Ser mujer y artista estaba por encima de ideologías políticas.
Su lucha fue un frente común

Estas colaboraciones les ofrecieron complicidades inesperadas con otras mujeres de su generación, como es el caso de Rosario de Velasco y María Teresa León, quienes, Aunque militarizaron ideologías contrarias, supieron crear sólidas alianzas emocionales. y artístico más allá de sus inclinaciones políticas. Ser mujer y artista estaba por encima de ideologías políticas. Su lucha fue un frente común.

De Velasco es una artista difícil de clasificar: si bien trabajó en temas clásicos como bodegones, maternidades o escenas bíblicas, también colaboró ​​en revistas modernas como Blanco y Negro, Crónica o La Esfera, creando un perfil ambivalente, moderno en su clasicismo, conservador y adelantado a su tiempo, lo que la incluye generacionalmente en el grupo del Sinsombrero, mujeres modernas, libres y creativas de la generación del 27.

Finalmente, la lucha de Toya Viudes tiene recompensa. Finalmente verás lavanderas, el espectacular cuadro de “Tía Rosario” con el que creció en el salón de su casa, heredado de su abuelo Luis, en su primera gran exposición en el Thyssen. El 18 de junio se inaugura con un recorrido el Museo de Bellas Artes de Valencia, que también es proveedor de El asesinato de inocentesun lienzo emblemático con temática bíblica.

También hablamos con la comisaria técnica del proyecto Elena Rodríguez, quien junto a Toya Viudes y Miguel Lusarreta como co-comisarios han realizado un minucioso trabajo de investigación, complementado con la restauración de 56 piezas.

Rosario de Velasco: 'Gitanos', 1934. Colección particular. © Rosario de Velasco, VEGAP, Madrid, 2024

Rosario de Velasco: ‘Gitanos’, 1934. Colección particular. © Rosario de Velasco, VEGAP, Madrid, 2024

Rodríguez nos dice que “queda mucho trabajo por descubrir, aunque ha habido un porcentaje sorprendente de obras descubiertas” y que “a excepción de Maruja Mallo y Ángeles Santos Todas las demás pintoras de esa generación, excepto las escritoras, quedaron relegadas al olvido.”.

Su elegante figuración, muy moderna y deudora del primer Renacimiento, el Quattrocento, se enmarca en el movimiento del Nuevos realismos, en el que se revisita el clasicismo en una presentación objetiva de la realidad.

Esta tendencia surge, curiosamente, de las vanguardias europeas provenientes de Alemania –Nueva Objetividad– e Italia –según la revista Valores de plastico y el grupo novecento– que durante el período de entreguerras abogó por el retorno al orden. Sus pinturas de la década de 1930, como maragatos cualquiera gitanos Son reinterpretaciones clásicas con cierta ficción controlada: “No me gusta ningún cuadro excesivamente realista”, afirmó Rosario.

Francisco Umbral escribía en 2003 en esta misma revista: “Pero si no nos vino la guerra, sí nos llegó la paz y con ella esa escuela pictórica con la calidad de pan tierno que ya tenían los Zubiaurre y que encontramos en Rosario de Velasco. , lleno de perfección de manzana verde entre un arte tan masculino”.

Rosario de Velasco: 'Adán y Eva', 1932. Museo Reina Sofía. © Rosario de Velasco, VEGAP, Madrid, 2024

Rosario de Velasco: ‘Adán y Eva’, 1932. Museo Reina Sofía. © Rosario de Velasco, VEGAP, Madrid, 2024

Perfección de manzana verde y pan tierno. No podemos describir mejor su pintura sencilla y llena de referencias pictóricas, ritmos, planos, detalles, bien ejecutada, tranquila, fértil, fresca en su mirada al pasado, lleno de mujeres que sueñan, bailan y se preocupany sin nada que envidiar a sus pintores contemporáneos.

“Una de las lecciones más importantes que he aprendido de esta búsqueda es saber esperar. Hace años esto no hubiera sido posible. todo tiene su momento”, así concluye -emocionalmente- la entrevista de Toya Viudes después de tanto esfuerzo, y nada podría ser más cierto.

 
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