Los artistas españoles de Malborough afrontan con tristeza su futuro tras el cierre de la galería

El pasado 4 de abril la empresa matriz de Marlborough anunció oficialmente el cese de su actividad artística en todos sus espacios a finales de junio. Justo el día anterior se acababa de inaugurar en su sede madrileña, en el número 5 de la calle Orfila, una exposición dedicada a la obra reciente de Alfonso Albacete y nada hacía presagiar el portazo que acababan de recibir sus artistas y empleados. Para sus 70 artistas en nómina, 18 de ellos en España, comienza un nuevo tiempo que algunos viven como una liberación (Antonio López, Luis Gordillo) y otros con incertidumbre (Francisco Leiro, Blanca Muñoz, Alfonso Albacete). Pero si hubiera que elegir tres palabras para definir su sentimiento, habría que hablar de tristeza, perplejidad y agradecimiento infinito a Pierre Levai (París, 84 años), quien durante muchas décadas ha sido el todopoderoso presidente de la empresa. y un marchante muy apreciado por los artistas.

Todo el mundo está expectante sobre cómo será el proceso de disolución de la mítica galería que Frank Lloyd y Harry Fisher abrieron en Londres en 1946, nada más finalizar la Segunda Guerra Mundial. Por delante tienen que decidir qué hacer con un inventario estimado en 15.000 obras y valorado en 250 millones de dólares. Según la versión oficial, todo será devuelto o vendido en los próximos meses y una parte de las ventas se destinará a instituciones sin fines de lucro que apoyan a los artistas.

En Madrid, como en el resto de localidades, no consta que se haya producido ninguna reunión de artistas y empleados para informarse sobre su futuro inmediato. Desde la sede de Marlborough se han dado instrucciones de guardar silencio y esperar las negociaciones que, se supone, serán individuales. Lo que la sede no puede evitar es el paseo nostálgico que algunos de los artistas y visitantes habituales están dando por la sede de Orfila 5.

La Galería Malborough de Madrid, el 10 de abril.Álvaro García

Situada pared con pared con la antigua galería Soledad Lorenzo y detrás de los jardines de la embajada británica, la galería Marlborough ha sido uno de los puntos más venerados del Madrid artístico. La sede madrileña, cuya primera directora fue Maricruz Bilbao, fue inaugurada el 5 de octubre de 1992. El mismo mes y año en que se inauguró el Museo Thyssen, y las dos inauguraciones convirtieron a Madrid en el epicentro del mundo del arte durante unos días. Marlborough abrió con una selección de cuadros de su artista más querido: Francis Bacon, vinculado a la firma desde 1954, y fallecido mortalmente en Madrid apenas seis meses antes, el 28 de abril. Habría que esperar hasta 2002 para descubrir el espacio barcelonés.

Con oficinas en Londres, donde se fundó en 1946, Nueva York y Tokio, los propietarios no escatimaron en gastos para su espacio en Madrid. El arquitecto estadounidense Richard Gluckman, especializado en museos y galerías de arte (el Picasso de Málaga, la ampliación del Whitney de Nueva York o el Museo de Filadelfia, entre muchos otros), construyó un espacio de 670 metros cuadrados en un local de planta baja con todas las comodidades. Habitaciones bañadas por luz natural cenital.

Pierre Levai explicó entonces a la prensa que el primer contacto que tuvieron con España fue durante la Bienal de Venecia de 1966. Allí cerró un acuerdo con Juan Genovés, que fue uno de los artistas que expuso el pabellón de España. Para el joven comunista Genovés entrar en una galería tan poderosa y capitalista no planteaba contradicciones. El autor del mítico. Abrazo (1976) habló con tal entusiasmo a Levai sobre sus colegas españoles que pronto se le unieron Antonio López y Luis Gordillo en la nómina de Marlborough.

Interior de la Galería Malborough, en abril de 2024.Álvaro García

Alfonso Albacete (Antequera, Málaga, 74 años) ha protagonizado media docena de exposiciones con Marlborough desde que fichó por Pierre Levai en 2009. En esta última exposición, titulada PASO PESADO, El pintor ha reunido una treintena de paisajes realizados en el interior de su estudio. Albacete, académico de Bellas Artes, no está preocupado por su futuro inmediato. Tiene trabajo de sobra y está preparando una retrospectiva que se podrá ver en el Centro Cultural Las Claras (Murcia). Como otros colegas, carece de certezas, pero cree que la sucesión de Pierre Levai ha resultado más complicada de lo que se creía. “Levai pertenecía a esa raza de comerciantes de carácter fuerte y contundente. Siempre respetuoso con el artista, él sólo parecía estar ahí para hacerte el trabajo más fácil. Cuando me visitaba en mi estudio, incluso me pedía permiso para hojear un catálogo. Fue extremadamente puntual y nunca interfirió con su trabajo. Tengo los mejores recuerdos de él”.

El duelo de Gordillo

Luis Gordillo (Sevilla, 89 años), premio Velázquez en 2007, llega a la galería para ver la exposición de su amigo Alfonso Albacete. Cogidos del brazo, recorren y comentan casi todos los cuadros de la exposición. Uno de los cuadros de Albacete está dedicado a la pérdida de todo lo que nos importa y desaparece. Podría ser, comenta con Gordillo, una despedida dedicada a la galería que ahora les deja. El artista sevillano asegura tener un sentimiento de luto tremendo. “Estoy muy triste. Han pasado más de 30 años de relación con ellos desde que Levai me contrató”. Como los demás, se enteró del cierre a través de los medios de comunicación. Aún no han hablado de cómo será la liquidación del contrato.

En el caso de Gordillo, no tiene problemas para encontrar otra galería que lo represente ni se plantea buscar. Desde hace algún tiempo trabaja a nivel internacional con la firma berlinesa Hengesbach y con Marlborough en España.

Leiro: Trenes que van y vienen

El escultor Francisco Leiro (Cambados, Pontevedra, 66 años) se enteró del cierre mientras trabajaba en su taller madrileño. Recibió un mensaje de un amigo en el que recogía la nota de Periódico de arte informando del cierre de la legendaria galería.

“Me sentí muy triste porque me firmaron en Nueva York en 1989. Estaba en la ciudad disfrutando de una beca Fulbright. Tenía un pequeño estudio en Brooklyn y un día se presentó allí Pierre Levai, el director. Había visto mis cosas en la galería Montenegro de Madrid. Me compró dos esculturas y me ofreció un contrato que me permitió vivir y trabajar cómodamente durante más de la mitad de mi vida. Para un joven como yo, ese contrato fue una gloria. Te pagaban un mínimo mensual a cuenta de ventas posteriores”, explica Leiro.

La galería Malborough de Madrid, fotografiada el 10 de abril de 2024.Álvaro García

Confiesa no estar preocupado aunque no puede hablar de ofertas, pero es de los que creen que cuando un tren sale de la estación llega otro. El escultor y académico añade que “no tranquiliza saber que tras el anuncio de la jubilación de Juana de Aizpuru ahora habrá más artistas sin seguridad, pero siempre ha sido así. Siento que algo se está gestando, que se van a abrir nuevos espacios con fórmulas desconocidas que pueden ser buenas. Creo que algo nuevo y bueno está por llegar”.

Muñoz: empezar de cero

La escultora y académica Blanca Muñoz (Madrid, 60 años) es artista de Marlborough desde enero de 2003, tras recibir la visita del presidente de la compañía en su estudio de Vallecas. Ella define a Pierre Levai como “un hombre amable, cortés, elegante y con muy poco tiempo disponible. Creo que sólo le interesaban dos cosas: el negocio y los artistas”.

Para Muñoz, que hasta entonces había vivido encadenando diferentes becas, incorporarse a la galería fue un salto muy positivo. “Poder desarrollarte como artista es lo mejor que te puede pasar en tu carrera. “Se encargaron de las exposiciones, del catálogo, de los montajes”.

Como el resto, Muñoz no ha recibido llamada de la sede de la galería, pero sabe que no habrá problemas con las liquidaciones. Otra cosa es que ahora, a sus 60 años, tendrá que volver desde cero. “Pero hay que ser paciente y humilde. Siempre pienso que hay gente mejor que yo y que lo pasa peor. Todo lo que venga será bienvenido”.

Antonio López queda liberado de contratos

Para Antonio López (Tomelloso, Ciudad Real, 88 años), la parte positiva del cierre de Marlborough, su galería desde 1970, es que acaban sus compromisos con las galerías. Entre risas anuncia que no piensa volver a firmar con nadie, aunque sí piensa seguir trabajando como hasta ahora, incluidas sesiones bajo el sol de agosto en la Puerta del Sol de Madrid. Liberado de sus ataduras, dice que el fin de la galería y, especialmente, el de Pierre Levai, le duele mucho. “Nos enteramos que había sido atacado salvajemente por el coronavirus. Sobrevivió, pero es un hombre muy anciano para quien parece no haber sucesor. No sé nada de estas cosas, pero el hijo no funcionó y hemos ido conociendo que esta firma tiene actividades que van más allá del mercado del arte. No sé como lo van a solucionar, pero el final es muy triste. “Pierre me amaba y respetaba”.

Antonio López, Premio Príncipe de Asturias de las Artes y cabeza visible de la figuración madrileña, recuerda el momento en el que firmó su contrato: “Yo estaba entonces con Juana Mordó. Estaba feliz porque había expuesto mis pinturas en Europa y Estados Unidos, pero recibí una oferta de Marlborough. En los años setenta las dos grandes galerías mundiales eran Maeght y Marlborough. Yo no me hubiera movido, pero Mari [su esposa, la pintora María Moreno] Él insistió y terminé firmando”. No se arrepiente y no está seguro de si pasará por Orfila 5 en algún momento. Quizás antes del cierre definitivo, durante la exposición de su amiga Soledad Sevilla, con la que caerá definitivamente el telón.

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