Chema Madoz expone su poesía visual en las salas del Instituto Cabrera Pinto – .

Chema Madoz expone su poesía visual en las salas del Instituto Cabrera Pinto – .
Chema Madoz expone su poesía visual en las salas del Instituto Cabrera Pinto – .

Presentación de la exposición de Chema Madoz, premio nacional de fotografíaMaría Pisaca

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El distinguido artista Chema Madoz, Premio Nacional de Fotografía, llega este sábado 27 de abril a las salas de exposiciones que alberga el gobierno de Islas Canarias gestiona el primer instituto de Canarias, el Lagunero Cabrera Pinto. Lo hace con una exposición itinerante, que ya ha hecho escala tanto en La Regenta (Gran Canaria) como en Juan Ismael (Fuerteventura).

Desde este fin de semana, hasta el próximo 23 de junio, los visitantes que se acerquen al edificio histórico del calle san agustin Disfrutarás de los juegos, reflexiones e ideas que propone este artista con sus fotografías. Nacido en Madrid en 1958, es, sin duda, uno de los fotógrafos contemporáneos con mayor reconocimiento internacional. La obra de Madoz ha volado, como las mariposas que caza en el blanco y negro de sus instantáneas, hasta rincones tan recónditos como Rusia o Argentina. Ahora La Laguna es el lugar elegido para deleitarse con su obra y la idea que recorre esta selección de más de medio centenar de piezas es la de la presencia de la naturaleza en esos juegos que propone el creador.

La naturaleza de las cosas es el nombre de la propuesta, que nace de la colaboración entre el área de Cultura del Gobierno de Canarias y Fábrica. La exposición está comisariada por Rubio oliva, que acudió este viernes a la inauguración en representación del artista, que no pudo viajar por motivos de salud. «Cuando llegué y vi este claustro y esta maravillosa sala, inmediatamente le envié imágenes para que viera lo extraordinario que era su exposición. “Me lo agradeció muchísimo”, explicó al inicio de su intervención en la presentación del proyecto, acto en el que estuvo acompañada por el coordinador de Artes Plásticas y Visuales Alejandro Vitaubet.

La entrada a la exposición será totalmente gratuita y permitirá al espectador profundizar en creaciones que, según Vitaubet, “transitan por la poesía visual y en ellas los textos y los significados y significantes tienen múltiples caras”. Antes de llegar a Canarias, La naturaleza de las cosas Ya se pudo ver en espacios como el Real Jardín Botánico de Madrid o el Museo Patio Herreriano de Valladolid en diferentes formatos.

El período temporal de las obras abarca desde 1982 hasta 2016 y “trata sobre su tratamiento de la naturaleza”. “Hemos visto, a lo largo de los años, que la naturaleza estaba absolutamente presente en la obra de Madoz, independientemente de que la viéramos o no”, explicó el comisario.

En las fotografías ahora expuestas en Cabrera Pinto, las nubes se convierten en árboles, la hierba muta en un paso de peatones y las hojas de los árboles adquieren formas caprichosas y se relacionan con los sueños y la imaginación de sus espectadores. «Olvidado de las clasificaciones habituales, Chema Madoz subvierte las reglas de la naturaleza dejando volar su imaginación. Despliega su fantasía y fusiona los reinos animal, vegetal y mineral, dando lugar a un reino propio en el que transforma hojas, ramas, nubes, madera, plantas, flores, piedras… ofreciendo las combinaciones más inesperadas”, dice Rubio en el catálogo. . de la exposición, que se distribuye entre las dos plantas que tienen estas salas de titularidad pública.

La propuesta se completa con el documental Madoz, riega lo escondidohecho dentro de la serie Lo escencial y también disponible a través de RTVReproducir para personas interesadas en verlo completo.

Otra peculiaridad de la obra de Madoz es que no suele poner títulos a sus piezas, gesto que otorga al espectador el papel de protagonista absoluto. Si bien son piezas en las que se ha buscado la relación del autor con la naturaleza, el comisario insistió en que “en cualquier caso, también podríamos decir que juega con la naturaleza del mismo modo que lo hace con los objetos; Es decir, busca asociaciones, parentescos, encuentros fortuitos, realiza pequeños desplazamientos, combinaciones y yuxtaposiciones. En definitiva, metamorfosea los objetos.

En varias ocasiones ha explicado cómo sus creaciones se basan en ideas que plasma en papel a modo de dibujo que luego hace realidad con técnicas de fotografía. En todos ellos la belleza es sencillamente arrolladora y el uso de la luz y las sombras magistral.

La mirada del artista, en palabras del comisario, es “profunda” y logra anticiparse a lo que puede suceder. “Con el paso de los años y con sus variaciones nos ha hecho ver otras realidades, ha ampliado nuestro conocimiento de las cosas y hasta nos hace sonreír cuando identificamos sus mecanismos, son piezas que conquistan hasta a los niños pequeños”, afirmó. .

Oliva Rubio, que agradeció a los responsables la voluntad de la exposición de llegar a las Islas, es doctora en Historia del Arte y comisaria. Directora artística de La Fábrica, proyecto cultural privado líder en el país, también ha sido conservador general de PHotoEspaña durante las ediciones de 2001 a 2003.

Mientras tanto, y según cuenta en su biografía, Chema Madoz realizó su primera fotografía con una cámara de bolsillo Kodak cuando apenas tenía seis años. Sin embargo, ha reconocido que hasta los veinte años no fue consciente de que la fotografía se convertiría en su manera definitiva de relacionarse con el mundo.

Es, aseguró Rubio, uno de los pocos fotógrafos que se gana la vida plenamente con su trabajo. De hecho, en 1992 tomó la decisión de dejar su trabajo en el banco Banesto, dedicación que no le satisfizo del todo, para dedicarse de lleno a la creación.

En 1980 se matriculó en el Centro de Estudios de la Imagen para aprender los rudimentos de la fotografía. Paralelamente estudió Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid. En 1984 recibió el primer premio con la imagen de un impermeable camuflado con una pared llena de desconchones y realizó su primera exposición, que tuvo lugar en la Royal Photographic Society.

En 1990 experimentó una crisis creativa y comenzó a recrear imágenes mentales con objetos. Allí encontró su propia voz y ese mismo año fue finalista del concurso Premio Kodak España con su famosa fotografía de la escalera en el espejo. Un año después ganó este premio con una serie de diez imágenes.

A partir de entonces siguieron el reconocimiento y los elogios de la crítica. Obtuvo una beca de creación artística de la Fundación Cultural Banesto, publicó su primera monografía y comenzó a exponer habitualmente en Arco. Su consagración llegaría a finales de milenio, en 1999, cuando se convirtió en el primer fotógrafo vivo al que el Museo Reina Sofía dedicó una retrospectiva.

Entre sus reconocimientos destaca, evidentemente, el Premio Nacional de Fotografía, la máxima distinción del país y que recibió en 2000 por “su aporte a la fotografía de un universo personal que indaga en las trampas de la visión y plantea un pensamiento que se resuelve en una misma imagen. Todo ello dotado de ironía y sentido del humor, además de poesía visual.

Sin embargo, cuenta con otros premios igualmente significativos que van desde el Premio PHotoEspaña al Festival Higashikawa de Japón o el Premio de Fotografía Piedad Isla. Ha expuesto en el París Pompidou, en el Netherland Photomuseum de Rotterdam, en Les Rencontres d’Arles y en el Fotofest de Houston. Su obra está presente en las colecciones del Museo Reina Sofía, en los fondos del Ministerio de Cultura francés, en el Museo de Bellas Artes de Buenos Aires, en el Museo de Bellas Artes de Houston y en la Colección Margulies de Miami, entre otros. .

 
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