El amplio espectro de lo que puede significar la violencia, desde formas más sutiles como un cartel que indica que un patrimonio cultural y público está en venta -obra del artista Leandro Erlich- hasta la figura de Cristo crucificado en un avión militar -de León Ferrari- se combina en la impresionante exposición “Argentina. Lo que la noche le dice al día”en el Pabellón de Arte Contemporáneo de Milán, un museo municipal de 2.000 metros cuadrados que pretende acercar al público de esta ciudad cosmopolita un panorama del arte contemporáneo argentino, con un resumen del último medio siglo.
Quizás porque desde “El Matadero” de Esteban Echeverría La violencia es un tema fundacional en la literatura argentina, No está de más tomar este tema como punto de partida para mostrar una importante e imponente sección del arte argentino del último medio siglo a través de 22 artistas de diversas generaciones, en la muestra curada por el argentino Andrés Duprat y el italiano Diego Sileo, director. del PAC, quien estructuró el conjunto en tres ejes: ironía, literalidad y citación.
“Cálmese, cálmese, señora. El PAC no está a la venta porque tiene una importancia cardinal en la vida de la ciudad de Milán”, afirmó este lunes en la sala central del museo Tommaso Sacchi, ministro de Cultura de la Municipalidad de Milán. sentada junto a la instalación pictórica compuesta por 11 grandes lienzos rosas de Mariela Scafati, en una conferencia de prensa ante medios italianos -donde Télam estuvo presente- para acercar lo más destacado de esta exposición.
“La exposición no intenta dar cuenta de todo el arte argentino. Eso sería absurdo e imposible”, detalla Andrés Duprat en diálogo con esta agencia, sobre el grupo que comienza en la primera sala con “Civilización occidental y cristiana” de León Ferrari, puntapié inicial a una historia que se desarrolla a lo largo de las distintas salas e incluye nombres. como Adriana Bustos, Ana Gallardo, Jorge Macchi, Miguel Rotschild, Alessandra Sanguinetti, Adrián Villar Rojas, Juan Sorrentino, Tomás Saraceno y Nicolás Robbio.
De esta manera, una última representación del arte contemporáneo albiceleste se dará cita hasta febrero de 2024 en esta ciudad, “la capital de la moda”, donde por sus calles se multiplican las marcas de alta costura más conocidas, que reciben millones de turistas al año, que venden Milán. y camisetas del Inter en casi cada esquina por 35 euros cada una y donde podrás visitar un hito en la historia del arte, “La Última Cena” de Leonardo da Vinci en el Santa Convento Maria delle Grazie.
“Desde hace siete años dedicamos una exposición anual a un país no europeo, para conocerlo a través de los ojos de los artistas. No es un acercamiento geográfico, etnográfico o antropológico sino que es una mirada política a la cultura y sociedad de ese país. país, siempre a través del arte contemporáneo. Empezamos con China, hemos seguido con Japón, con Brasil, y es el turno de Argentina, una oportunidad para presentar y promover su cultura”, explicó a Télam Diego Sileo, director del PAC. un museo que recibe 50.000 visitantes al año y está ubicado en una de las zonas artísticas de la ciudad, contiguo al Museo de Arte Moderno, frente al Museo de Historia Natural, cerca del Planetario y a menos de un kilómetro del Duomo, el más grande de esta ciudad.
Sin duda, Uno de los platos fuertes de la exposición es “Civilización occidental y cristiana” de León Ferrari, una obra de los años 60 que fue censurada en su estreno pero con la que el argentino también ganó el León de Oro en Venecia, aquí en este mismo país: “Una obra que demuestra su vigencia”, dice Duprat durante un recorrido por la sala. Justo a un lado pero de frente a la puerta de entrada se encuentra la instalación “The Sweeper” de Liliana Porter, acostumbrada a colocar pequeñas figuras frente a situaciones o dramatismos excesivos, como es el caso de este diminuto barrendero frente a ella. la tarea de limpiar cientos de objetos entre ellos violines y violonchelos que la superan con creces, con referencias a “El hombre del hacha” que se vio en el Malba.
“El barrendero está en ese tipo de situaciones en las que quieres borrar todo lo anterior o quieres empezar de nuevo. Me sirve como metáfora del tiempo, de las cosas que están pasando. Hay situaciones, hay quien limpia y hay quien rompe. Sí. “A medida que te acercas, te encuentras con otras historias, como en la realidad. Puede mostrar cosas que te gustaría que fuera o lo que recuerdas”, dice Liliana Porter en diálogo con Télam, poco después de la inauguración. También se incluyen algunas fotografías históricas suyas que tomó en los años 70 con Luis Camnitzer, en Nueva York. “Era una época en la que jugaba con la idea de representación”, dice sobre las imágenes en blanco y negro con dibujos en sus rostros, fragmentados.
También hay en la entrada cuatro piezas de Lucio Fontana, “el artista en disputa”, sugiere entre risas Duprat, ya que los italianos suelen presentarlo como propio a pesar de que nació en la ciudad de Rosario. “Es un artista clave que articula ambas escenas”, agrega el curador argentino. Hay tres dibujos suyos realizados en Buenos Aires donde ya comenzaba a ensayar lo que luego le daría notoriedad en Italia: conceptos espaciales, telas cortadas con cortes.
Otro tipo de violencia, mucho más estruendosa, es esa inmensa masa que simula estar hecha de alquitrán negro -aunque en realidad es un material ultraligero- que se despliega en uno de los lugares principales de la sala -junto a los 35 del museo-. -Ventanas de pulgadas. metros por seis- del artista Eduardo Basualdo, en línea con lo que expuso recientemente en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, una catástrofe monocolor de cuerpos aplastados. “Todo mi trabajo habla de algo tan anecdótico como existencial, como es una catástrofe. Una fuerza que está más allá de tu decisión, ya sea la erupción de un volcán o un genocidio, un ser humano está atrapado en una escala de movimientos”, el artista que creó la obra especialmente para este espacio con la ayuda de cuatro Bellas Artes locales. cuenta estudiantes a Télam.
Con sólo mirar hacia la sala principal del museo, se puede ver en las alturas, asomada al balcón, los “Puffs” de Graciela Sacco, un larguísimo muro de treinta metros lleno de esos gritos, esas bocas que gritan, que nacieron en el 93, “pensadas para el espacio público, efímeras, a las que se les da un nuevo significado cada vez que se instalan en un espacio y con el paso de tiempo. tiempo”, cuentan a Télam los hijos de Sacco, Marcos y Clara, que llegaron para el estreno. “Se cumplen 30 años de la serie ‘Bocanada’”, señalan apuntando a su vigencia.
En la sala principal del museo se puede encontrar, por ejemplo, la pieza de Cristina Piffer, quien centra su trabajo en la violencia contra los pueblos indígenas a través de la imagen de “Doscientos Pesos Fuertes”, sellada en una vitrina con sangre en polvo -un producto industrial-. Una serigrafía con plantilla de sangre en polvo, que replica la imagen de los billetes que se emitían en Argentina a mediados del siglo XIX, con ganado y tierras: “La emisión de estos billetes coincide con la campaña del desierto. Estos billetes muestran el modelo de país que se estaba pensando. Los billetes con sus marcas de agua, el ganador con sus marcas y el terreno también con sus marcas de propiedad”, define el artista que recientemente recibió el Lifetime Achievement Award.
En la parte más “histórica” de la exposición, junto al registro de “El Partenón de los libros prohibidos” de Marta Minujín -entre fotografías y videos- y el foto performance de Liliana Maresca, titulado “Maresca se rinde, todo destino” -donde pone su cuerpo como elemento de mercantilización en una década -los años 90, donde todo era vendible- se ubica una performance polémica de alberto greco. “Un delirio, una locura, una obra irreverente y contraria a la Iglesia”, define Duprat sobre esa pieza aquí expuesta en 16 fotografías: Greco, el creador del Vivo Dito, se desnudó, besó a otro hombre, representó a Jesús, y por eso Lo llevaron a prisión, lo expulsaron y nunca le permitieron volver a entrar en Italia. Pero eso fue mucho antes de que decidiera quitarse la vida, aquella noche en Barcelona en la que decidió escribir la palabra “fin” en la palma de su mano y tragarse un frasco de barbitúricos.
“La violencia – asegura ahora Diego Sieleo durante la conferencia de prensa ante los medios italianos – puede desplegarse sobre la realidad argentina de diferentes maneras: conceptual, metafórica, radical. El nombre de la performance que hoy abre al público la exposición, ‘Mundo de mierda’, del artista Mariana BellottoEs alusivo pensar en lo que se viene en este momento en la Argentina”, deslizó el director del PAC en referencia a los resultados de la segunda vuelta electoral.
Hay que decir que, a modo de precuela si esto fuera una película, la fachada del edificio del PAC está copada por el cartel de “Se vende” -en italiano y con un teléfono de contacto que es nada menos que el del propio museo-. – trabajo de Leandro Erlichun gesto similar al visto en su exposición “Liminal” en el Malba.
“Hay un acto de ironía que es jugar con la idea de que el patrimonio cultural está al servicio del mercado inmobiliario y que las cosas se transan; que un espacio cultural como éste puede perderse de la noche a la mañana. Me parece que es un acto de violencia”, dice la artista a Télam. La ilusión ya se está gestando y será cuestión de ver si alguien llama al teléfono que aparece en el cartel preguntando por el inmueble en venta.
Luego, entre la fachada y la entrada a la sala, se procedió a la instalación de Matías Duville“Precipitar una especie”, una poderosa combinación entre lo natural y lo artificial, entre tubos de acero, aplastados por inmensas rocas, en cuyos extremos crecen aleatoriamente algunas especies de plantas, y que inicialmente nació como un dibujo, como la mayoría de sus obras. : “Esta instalación comenzó con unos dibujos que unían dos paisajes aparentemente opuestos. Está la conexión con el título de la exposición, del día y la noche, de dos cosas inmezclables y cómo se podrían fusionar”, dice el artista y agrega que sus dibujos son “casi diseños de catástrofes, espacios de libertad, donde los opuestos Se puede mezclar”, detalla.