Quienes conocen este deporte saben que nada está escrito en piedra y que cualquier cosa puede pasar de un torneo a otro. Esta vez el protagonista fue Andrey Rublev (8º del ranking ATP), que tras unas semanas fatídicas llenas de polémica y mal tenis, consiguió pasar página para ganar el Masters 1.000 de Madrid tras imponerse a Félix por 4-6, 7-5 y 7-5 a Auger. -Aliassime (35º).
Es el segundo título en esta categoría que el ruso consigue en su carrera (el otro en Montecarlo 2023). Sin embargo, llegar a este punto implicó una serie de enojos y malos resultados que no auguraban un buen momento para quien, a partir del próximo lunes, será sexto del mundo.
Todo empezó en Dubái ATP 500, más precisamente en la semifinal contra Alejandro Bublik (18º), donde Rublev se vio involucrado en un momento antideportivo que le costó el partido y la descalificación de la competición, casi al final del partido. Gritos a un juez de línea por ver un balón que se fue fuera y penalti severo para el moscovita.
Aunque hasta ese momento el tenis del ruso había estado a buen nivel, este episodio probablemente le jugó en contra anímicamente, pues le siguió una victoria ante Andy Murray y luego, cuatro derrotas consecutivas, cayendo en tercera ronda del Masters 1000 de Indian Wells, en el debut de Miami, Montecarlo, donde defendió el campeonato, y ATP 500 de Barcelona.
En cualquier caso y como comentamos al principio, todo puede cambiar de una semana a otra… y así fue. Porque al llegar a Madrid el tenis de Rublev mejoró notablemente, con victorias ante Carlos Alcaraz (3º), Taylor Fritz (13º) y cediendo apenas un set hasta llegar a la final. Buen nivel, como en sus mejores tiempos y con esa ferocidad que tanto le caracteriza para salir campeón en Madrid.
Pasaron dos meses entre todos estos episodios desde la descalificación a la gloria eterna en la caja Magica. Sin duda el carácter del ruso es algo a mejorar, porque al parecer el tenis cada vez está mejor y él tiene una buena visión de lo que será. Roma y posteriormente, Roland Garros.
