La historia del vitíligo se remonta a la antigüedad. En el papiro de Ebers, escrito en el siglo XV a.C. C., se menciona un trastorno de la piel que provocaba un cambio de color. En los antiguos textos sagrados del hinduismo, como el Atharvaveda (fechado entre los siglos XII y X a.C.), se menciona la palabra kilas (kilăsa), derivada del término kil que significa “mancha blanca de la piel”. Leer: Vitíligo, los dos matices de la vida
A finales del siglo XIX, el dermatólogo húngaro Moritz Kaposi definió el vitíligo como una distrofia pigmentaria. En el siglo XIX, el vitíligo comenzó a estudiarse más científicamente. El médico británico Robert Willan fue uno de los primeros en clasificar el vitíligo como una enfermedad de la piel y describir sus características clínicas.
A pesar de estos avances, todavía existen muchas incógnitas sobre el vitíligo y continúan las investigaciones para comprender mejor esta enfermedad y desarrollar tratamientos más efectivos.
Es por eso que la Asociación Colombiana de Dermatología y Cirugía Dermatológica (Asocolderma) ha emprendido una iniciativa clave para aumentar el conocimiento sobre el vitíligo, una afección de la piel que afecta significativamente a entre el 0,5 y el 2% de la población mundial. El vitíligo se caracteriza por la pérdida de pigmentación en áreas específicas de la piel, presentando no solo desafíos médicos, sino también emocionales para quienes lo enfrentan. Leer: Recomendaciones para prevenir el envejecimiento prematuro
Es una enfermedad autoinmune que afecta tanto a la salud física como al bienestar emocional de los pacientes”.
Claudia Arenas, presidenta de Asocolderma.
La doctora Claudia Arenas, presidenta de Asocolderma, ha destacado la importancia de comprender plenamente esta enfermedad. “Estamos ante una situación alarmante en la que sólo el 30% de la población general puede identificar correctamente el vitíligo”, afirmó Arenas. “Es fundamental que comprendamos que el vitíligo no es sólo una preocupación cosmética; “Es una enfermedad autoinmune que afecta tanto a la salud física como al bienestar emocional de los pacientes”.
Aunque el vitiligo ocurre con mayor frecuencia alrededor de los 20 años, es fundamental reconocer que puede surgir a cualquier edad. Además, aproximadamente el 30% de los pacientes tienen antecedentes familiares de la enfermedad y se observa una incidencia similar de antecedentes personales o familiares de otras enfermedades autoinmunes.
La identificación temprana del vitíligo es vital para un tratamiento eficaz y puede mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes. Aunque no es contagiosa ni supone un riesgo para la salud, el impacto emocional puede ser sustancial: más del 75% de los pacientes desarrollan una autopercepción negativa debido a la enfermedad.
En cuanto al tratamiento, los objetivos se centran en frenar la progresión de la enfermedad, intentar repigmentar las lesiones cutáneas y prevenir las recaídas. Desde tratamientos tópicos hasta sistémicos, la estrategia varía según la extensión de la enfermedad y su impacto en la calidad de vida del paciente.
“Es fundamental controlar todos los factores externos que desencadenan y agravan la enfermedad, incluyendo una dieta rica en antioxidantes, el control del estrés, el buen descanso y el ejercicio”, enfatizó el doctor Arenas.
