Luchas de dinero y poder: BBVA, Sabadell y la penúltima gran fusión bancaria en España

Luchas de dinero y poder: BBVA, Sabadell y la penúltima gran fusión bancaria en España
Luchas de dinero y poder: BBVA, Sabadell y la penúltima gran fusión bancaria en España

La historia de los bancos españoles se puede explicar como el juego de la serpiente que come hasta hacerse cada vez más grande. En el penúltimo capítulo de esa historia, BBVA ha propuesto al Sabadell unir ambas entidades para formar un banco que compita por el liderazgo en el mercado español y pueda codearse con los grandes europeos. Pero se trata de una operación que todavía tiene muchas incógnitas que resolver antes de poder completarse, incluida una guerra por el valor otorgado a cada banco y una batalla por el reparto de poder entre los directivos de ambas entidades.

Una fusión bancaria siempre desata el interés del mundo económico. El atractivo de conocer las cifras para los más aficionados a los números se combina con el interés político por las implicaciones en materia de poder corporativo y concentración empresarial. También el de los clientes de saber qué va a pasar con su hipoteca y su cuenta de ahorro. La de los accionistas para saber si recibirán mayores dividendos. De los directivos por cómo se reparten los puestos más altos y el de los propios empleados, porque estos procesos suelen acabar con recortes de plantilla.

En el caso de BBVA y Sabadell se trata de una operación delicada. Este tipo de fusiones son muy complejas, y suelen discutirse entre la dirección de ambos bancos durante meses antes de ser comunicadas. Fuentes financieras reconocen que los acontecimientos se han acelerado. “El anuncio al mercado se precipitó por las filtraciones que se estaban produciendo y las especulaciones sobre el precio, pero la gente que tenía que conocer la propuesta lo sabía”, afirman fuentes conocedoras. Pero Sabadell aún no ha decidido si quiere empezar a negociar.

BBVA ha propuesto fusionar ambos bancos. A cambio, los accionistas de la entidad catalana recibirían una acción de BBVA por cada 4,83 acciones que tuvieran en Sabadell. Esto supone que ganarán un 9% respecto al cierre de la Bolsa de este viernes, ya que las acciones de BBVA cotizan a un precio de 9,85 euros y las de Sabadell a 1,88 euros. BBVA también ofrece que tres directivos de la entidad catalana se incorporen al consejo de administración del nuevo banco, uno de ellos como vicepresidente (BBVA tendría 15 miembros). Asimismo, propone mantener la sede en San Cugat (Barcelona) y la marca Sabadell en Cataluña.

Si Sabadell acepta negociar la fusión, las principales cuestiones serán el precio que se concede a cada banco y cómo quedan definidos los puestos directivos en el organigrama. La oferta de BBVA es que Sabadell tenga un peso del 16% del grupo. En esta lucha por el dinero que vale cada banco, las entidades están presionando para intentar obtener una mejor valoración. El objetivo es que los accionistas obtengan el mayor valor posible.

La propuesta de BBVA pasa por conceder a Sabadell un valor de unos 11.500 millones, frente a la capitalización actual de 10.000 millones. Pero esa cifra es inferior al valor contable (el precio “real” que aparece en las cuentas del banco), que rondaría los 14.000 millones. De hecho, en general, los analistas consideran que es una buena oferta pero no especialmente generosa para Sabadell. “Es una propuesta bastante atractiva, pero no sobresaliente”, explican los expertos del Deutsche Bank.

Por otro lado, un tema importante serán las negociaciones sobre la distribución de los altos cargos en el organigrama. Bancos del tamaño de BBVA y Sabadell están formados por cientos de directivos. Desde el consejo de administración, que es el órgano que toma las decisiones del banco, hasta los directores generales, jefes de áreas de negocio y mandos intermedios. Y en ese juego de negociar la fusión y definir la estructura del nuevo banco, los directivos buscan mantener su rango o aspirar a uno superior.

La carta enviada por BBVA a Sabadell con la propuesta de fusión cuida el reparto de poder. “El equipo directivo de la entidad resultante estaría integrado por ejecutivos de ambos bancos, basándose en principios de competencia y mérito profesional, buscando mantener la proporcionalidad en función del peso relativo de los negocios”, indica la carta. Sin embargo, fuentes del mercado consultadas consideran que será un punto de fricción.

Los cantos de sirena de BBVA a Sabadell vienen de lejos. El banco de origen vasco ya intentó una fusión con la entidad catalana hace cuatro años, en plena pandemia de la Covid-19. Ese primer acercamiento fracasó porque los bancos no se pusieron de acuerdo sobre el valor que otorgaban a cada entidad. Pero la situación entonces no es la misma que ahora.

Sabadell valía 2.500 millones en Bolsa, su beneficio apenas alcanzaba los dos millones y la rentabilidad era del 0%. En cuatro años, el nuevo equipo directivo, encabezado por César González-Bueno como consejero delegado, ha conseguido multiplicar por cuatro el valor en Bolsa, ha registrado unos beneficios récord con 1.332 millones y la rentabilidad supera los dos dígitos con un 11,5%. En ese sentido, las fuentes financieras consultadas consideran una recompensa escasa para este equipo directivo tener 16 de cada 100 puestos directivos. Mientras arranca la margarita, el consejo de Sabadell tendrá que decidir si cambia de banco para incorporarse a una multinacional que se pelea con los gigantes bancarios, o mantiene su perímetro actual y se centra en el negocio en España y Reino Unido.

BBVA, por su parte, busca dar un salto adelante y jugar en una liga mayor. Ya es uno de los mayores bancos, pero si absorbe Sabadell se codearía con las mayores entidades financieras de Europa. Normalmente el tamaño de un banco se mide por los millones de euros en activos que tiene. En Europa sólo hay nueve bancos que superan el billón de euros (un millón de millones) y de consumarse la fusión, BBVA sería el décimo.

También aumentaría su exposición en Europa (especialmente España y Reino Unido), lo que le permitiría no depender tanto de mercados emergentes como México, Latinoamérica y Turquía. En este último, y debido a la situación macroeconómica del país, la contribución a los resultados ha sido escasa.

La continua concentración del sector financiero está provocando que unos pocos bancos compartan la mayor parte del negocio. En los últimos 20 años el mapa bancario ha cambiado por completo. De las 55 entidades que existían en España en 2009, sólo quedan 10 grandes grupos bancarios, que aumentarán a nueve si se consolida la fusión entre BBVA y Sabadell.

Según los analistas de Morningstar, la unión entre BBVA y Sabadell concentraría el 20% del negocio de crédito y depósitos en España. Y las tres primeras entidades acaparan el 70% del negocio. Además, el sindicato BBVA-Sabadell sería la única entidad con oficina bancaria en 48 códigos postales.

Aunque los niveles de concentración son elevados, la competencia bancaria en España es amplia, ya que en general todas las entidades permiten crear una cuenta online o contratar sus productos y servicios a través del aplicación teléfonos móviles o páginas web. En los últimos años, los bancos digitales, las entidades extranjeras y fintech Han añadido a la oferta que ya ofrecía la banca tradicional, por lo que si un cliente no está satisfecho con las condiciones que ofrece su banco, puede cambiar de entidad en unos minutos a través de su teléfono móvil.

El problema se centra más en las zonas rurales donde sólo hay una oficina. Habitualmente, estas zonas, mayoritariamente pobladas por personas de mayor edad y menos familiarizadas con las nuevas tecnologías, prefieren realizar todas sus operaciones bancarias en la entidad que tenga cerca una oficina presencial, para poder recibir en -atención personal. por si tienes que resolver alguna incidencia. Esto crea el riesgo de que si solo hay una oficina en el municipio, ese banco pueda cobrar tarifas más altas que el promedio del mercado. También mayores tipos de interés en préstamos e hipotecas, ya que los clientes seguirán contratando los productos, al ser el único banco que ofrece atención presencial.

Pero se trata de un equilibrio complejo. Aunque cada vez hay menos bancos, que cada vez son más grandes, los supervisores han ido fomentando las fusiones entre entidades. La obsesión del Banco Central Europeo (BCE) es tener bancos sólidos y solventes que puedan resistir una crisis. El colapso financiero que comenzó en 2008 con la caída de Lehmann Brothers está lejos, pero sus efectos siguen muy presentes entre los supervisores y no quieren que se repita.

Cuando estalla una crisis económica, los bancos son uno de los instrumentos para mantener la estabilidad, ya que si tienen suficiente liquidez permiten inyectar dinero a empresas y familias. También permiten acordar medidas conjuntas con los gobiernos para paliar los efectos de una situación inesperada. En este sentido, los supervisores bancarios destacan el papel de los bancos durante la pandemia de Covid-19. En momentos en que algunos negocios cerraron por las cuarentenas y las familias se quedaron en casa, bancos y gobiernos habilitaron líneas de crédito y condiciones ventajosas para compensar la pérdida temporal de ingresos y permitir una recuperación más rápida una vez que la actividad económica volviera a la actividad.

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