“No se puede saberlo todo”, Joan Cwaik y la importancia de valorar las capacidades humanas en un mundo de avances tecnológicos – .

“No se puede saberlo todo”, Joan Cwaik y la importancia de valorar las capacidades humanas en un mundo de avances tecnológicos – .
“No se puede saberlo todo”, Joan Cwaik y la importancia de valorar las capacidades humanas en un mundo de avances tecnológicos – .

Durante su charla con Ticmas en la FIL de Buenos Aires, Joan Cwaik habló sobre los desafíos que la tecnología seguirá planteando a la humanidad (Agustín Brashich/Ticmas)

En el auditorio Ticmas de la Feria del Libro de Buenos Aires se realizó una charla centrada en la intersección entre educación y tecnología. Joan Cwaik, quien recientemente publicó su tercer libro titulado “Posttechnologies”, fue el orador principal. En su trabajo, subtitulado “Habilidades para recuperar lo humano”, Cwaik abordó la necesidad de Preservar nuestra identidad humana en la era digital.enfatizando el valor de las competencias personales frente a la expansión tecnológica, brindando así un espacio de reflexión sobre este tema en el contexto educativo.

La presentación de la charla estuvo alineada con un periodo de debate activo sobre el impacto de la tecnología en nuestra vida cotidiana y procesos educativos. Después de deliberar sobre los libros que publicó anteriormente, la conversación evolucionó hacia la identificación de habilidades clave para enfrentar estos desafíos. En este contexto, la charla comenzó abordando el concepto de lo que “post-tecnológico” y cómo surgió.

Cwaik señaló que en el auditorio se ha explorado cómo “las tecnologías exponenciales están cambiando paradigmas”, una realidad a la que se ha enfrentado constantemente a lo largo de los últimos diez años de su carrera profesional. La pregunta recurrente en este viaje ha sido “cómo adaptarse y coexistir en un mundo dominado por el avance tecnológico exponencial”, un dilema central en su segundo libro. Este dilema está profundamente entrelazado con nuestras capacidades, lo que subraya la idea de que, para 2024, “los aspectos más esenciales del ser humano comienzan a permanecer”, fenómeno que, aseguró, ha investigado intensamente.

Así, llegó al concepto de “la postecnología”, un estado que sugiere que estamos trascendiendo la posmodernidad, similar a cómo “la imprenta de Gutenberg y la Segunda Revolución Industrial marcaron el comienzo de nuevas eras”. Este pensamiento propone que, dado que la tecnología se ha integrado plenamente en nuestro tejido social, tal vez “la respuesta esté en volver a lo que nos hace fundamentalmente humanos”.

En medio de su charla, Joan Cwaik señaló que la inteligencia artificial es creada por humanos y está plagada de sesgos (Agustín Brashich/Ticmas)

Posteriormente, Patricio Zunini, moderador del conversatorio, señaló que en el libro se menciona un término en particular, “agnosifía”. Si bien puede sonar complejo y contener conceptos que no todos conocen, se instó a discutirlo en su momento, aunque la obra ofrece una explicación detallada del mismo.

– Palabras difíciles y algunas un poco provocativas también, y hago y trabajo mucho en diagnosticar cómo está hoy la sociedad respecto a la evolución técnica y los cambios sociales que estamos atravesando. y es cierto que todos Vivimos en un estado de tener que saberlo todo constantemente.la abreviatura en inglés “fomo” miedo a perderse, el miedo a quedar fuera.

Y una de las habilidades en las que estaba trabajando en la postecnología es desarrollar el amor por no saber; lo que en 2024 parece un poco controvertido. En una presentación en una universidad, una chica me dijo, -admitiendo que no sé algo me resta valor en este mundo competitivo- y tal vez no sea así, estamos en un mundo donde tenemos mucha más tecnología que la que tenemos. puede adoptar. , comprender y asimilar; así que creo que tenemos quedesarrollar también este amor por no saber porque no se puede saberlo todo.

La tecnología seguirá planteando desafíos a la humanidad, y afrontar esos desafíos es una de las habilidades centrales que exploro en el libro, dijo Joan Cwaik.

En este punto, se recordó en la charla que el año pasado, durante un evento que contó con la participación de expertos en Inteligencia Artificial, Mariano Yacovino, de Microsoft, preguntó ChatGPT una pregunta interesante: ¿Cuántos plátanos puedes comer con el estómago vacío? La respuesta enumeró varias opciones, como 3, 1, 7, 12, pero Yacovino señaló que, en realidad, después de consumir un solo plátano, ya no estarías en ayunas. Este ejemplo ilustra cómo el razonamiento humano puede probar las máquinas..

Al respecto, Cwaik destacó la complejidad inherente tanto de los seres humanos como de las organizaciones y sistemas sociales, argumentando que “La inteligencia artificial es creada por humanos y está plagada de prejuicios.”. Este reconocimiento de los errores y limitaciones, que han sido evidentes en los últimos meses, sugiere una advertencia contra la simplificación al comparar las capacidades humanas con las máquinas. “Las habilidades humanas son y seguirán siendo insustituibles en comparación con las habilidades técnicas”, afirma, destacando una limitación fundamental en nuestra capacidad para dominar plenamente la programación y las herramientas de IA generativa debido al incesante avance tecnológico.

En su segundo trabajo, Cwaik retoma esta idea y propone que “el verdadero dilema no es técnico, sino humano”. La adaptación a esta realidad, para él, radica en la transformación hacia seres humanos postecnológicos: seres que no están definidos por la tecnología sino amplificados por ella, que la utilizan como herramienta de cambio social y bienestar, reconociendo al mismo tiempo que La tecnología no es la panacea universal para los desafíos de la humanidad.

Siguiendo con la línea de conversación, indagamos sobre ¿Cómo se valora el trabajo en equipo por encima de la tecnología?

– Es crucial valorar el trabajo y las habilidades humanas, dándoles un nuevo valor frente a los avances tecnológicos. Una conversación inspiradora con mi colega Fredi Vivas, quien habló ante una audiencia sobre las habilidades y competencias valoradas en el siglo XXI, sirvió como catalizador para mi tercera publicación. Discutimos cómo hoy en día son esenciales competencias muchas veces infravaloradas como la interpretación eficaz de los mensajes, la comunicación fluida, la oratoria y la capacidad de transmitir ideas con claridad, además de la resiliencia y el uso del método científico. Vivimos en una sociedad que privilegia los resultados inmediatos, descuidando el proceso. y el aprendizaje profundo, en un escenario marcado por la ansiedad y la impaciencia, resultados del rápido avance tecnológico que parece alterar nuestra vida cotidiana a un ritmo vertiginoso.

Ante este escenario, es vital detenerse, reflexionar y afrontar esta realidad sin extremismos. El aprendizaje constante se convierte en un imperativo para el siglo XXI; Ya no basta con obtener un título y detener nuestro crecimiento intelectual. El desarrollo personal y profesional es un proceso continuo. Estas prácticas y enfoques definen a los seres humanos y a las organizaciones en la era postecnológica, destacando la importancia de evolucionar junto con la tecnología, pero manteniendo las cualidades que nos definen como seres humanos.

¿Por qué alguien que sabe tanto sobre tecnología estaría tan interesado en la humanidad?

– Me parece que es fundamental no caer en extremos, estos no sirven para nada en la vida y es como si la tecnología tuviera dos grandes religiones. Humberto Eco diría: lo apocalíptico y lo integrado, es decir, la visión de que la tecnología de alguna manera es catastrófica o por otro lado es la solución ideal para mejorar el bienestar humano y social del mundo. Hay autores como Evgeny Morozov, un sociólogo bastante apocalíptico, que tiene un libro titulado “La locura del solucionismo tecnológico” donde busca toda esa corriente de gente que piensa que todo se puede solucionar con tecnología. Pero esto no es una invitación a no entender cómo funciona la tecnología, soy lo más alejado de un tecnófobo, pero creo que los extremos en la vida no son buenos. Todos buscamos el equilibrio en este sentido y en los últimos años me he dedicado mucho más a estudiar el vínculo humano y el papel del humano en ese sentido.

¿Cómo ve esta transformación educativa tras la irrupción de la inteligencia artificial?

– La educación es clave para cambiar realidades y Andrés Oppenheimer exploró recientemente este concepto en su libro “Cómo salir del pozo”.. Dentro de su análisis de diversas realidades socioculturales a nivel mundial, destaca el enfoque innovador de la India hacia la educación primaria, integrando una materia obligatoria sobre la felicidad en su plan de estudios. Este enfoque desafía la percepción tradicional de la felicidad como un concepto holístico o intangible, subrayando su importancia tangible y práctica en la formación académica.

Joan Cwaik señaló que estamos en un periodo de transición, adaptándonos a grandes fenómenos como la inteligencia artificial generativa (Agustín Brashich/Ticmas)

A pesar de la importancia otorgada a la enseñanza de la convivencia y la responsabilidad cívica, Hay una evidente falta de educación sobre cómo interactuar con la tecnología. Esta omisión nos convierte en una especie de sujetos experimentales sin guía en el mundo digital, lo que conduce a fenómenos como el “ghosting” que es la práctica de conversar con una persona y desaparecer espontáneamente sin responsabilidad efectiva, y la falta de concreción en el mundo digital. Relaciones interpersonales. En esta línea, surge la necesidad de redefinir los vínculos humanos en el contexto digital, recordando que detrás de cada pantalla hay una persona.

¿Cómo imaginas que cambiará el mundo?

Nos encontramos en una era marcada por un alto nivel de incertidumbre, especialmente evidente en el campo de la tecnología, donde innovaciones como ChatGPT han impactado a millones de personas en muy poco tiempo, superando todas las expectativas. Este panorama nos anima a tomar un papel activo en la comprensión del presente y anticiparnos a un paso más en la revolución digital y tecnológica que vivimos. A lo largo de la historia, la humanidad se ha enfrentado y adaptado a tecnologías disruptivas que han transformado nuestra forma de vida.r, desde la adaptación a la electricidad y al ordenador personal hasta la democratización del acceso a la información a través de Internet.

La pandemia ha servido para revalorizar aspectos de la interacción humana como el contacto físico y los encuentros cara a cara, aunque luego pareció haber un retroceso en esta apreciación. Estamos en un periodo de transición, adaptándonos a grandes fenómenos como la inteligencia artificial generativa y relaciones mediadas por pantallas, mientras enfrentamos desafíos asociados con la ansiedad, la impaciencia y los debates sobre la distribución del poder en el siglo XXI.

En este contexto, la duda emerge como un motor esencial del conocimiento, impulsándonos a cuestionar y superar la complacencia que generan las certezas. La revalorización de la duda nos guía en el proceso de redefinir nuestra humanidad en medio del “tsunami digital”. Además, tras superar una pandemia, nos enfrentamos a una “infodemia” que nos desafía a gestionar el exceso de información. La alfabetización informacional se presenta como una habilidad clave, que va más allá de la mera alfabetización digital para abordar Cómo gestionamos y hacemos un uso eficiente de la información a través del pensamiento experimental.inteligencia holística y una comprensión integrada de disciplinas como el diseño, las ciencias sociales y del comportamiento.

Finalmente, este enfoque multidisciplinario nos proporciona una Guía para convivir con la tecnología sin permitir que ésta defina nuestra humanidad.ofreciendo herramientas para navegar con menos fricciones en la era digital.

 
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