Un edificio en manos profanas – .

Un edificio en manos profanas – .
Un edificio en manos profanas – .

Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sur en temas relacionados con el patrimonio arquitectónico y el urbanismo. Ha publicado artículos en las revistas Propiedad, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referentes a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió la primera mención de ADEPA en la categoría Cultura e Historia.

Hace 84 años, en mayo de 1940, la Compañía de Seguros La Acción, de capital local, adquirió el edificio de Alsina y San Martín, construido en 1911 por La Previsora, otra aseguradora.

Diseñada por el arquitecto Julio de Molina y Vedia y construida por Antonio Gerardi, la obra irrumpió en el paisaje urbano como exponente del art nouveau, un estilo de arquitectura que buscaba romper con estilos inspirados en el pasado, con diseños definidos por formas rectilíneas. , colores atrevidos, cerámicas en las fachadas y diferentes estampados geométricos.

El edificio en su estilo original, 1911.

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Presentar esa propuesta en nuestra ciudad, en la primera década del siglo, fue realmente algo impactante. “Este espléndido edificio será uno de los más destacados de la ciudad durante mucho tiempo”, afirmó este diario al conocer el proyecto.

En 1936 el edificio pasó a manos del Banco de la Provincia de Buenos Aires, entidad que decidió intervenir la fachada, mencionando que “la vieja estética será desplazada por la línea energética de la nueva arquitectura”. Así, fue despojado de toda ornamentación, mosaicos y molduras, quitándose incluso las rosas, ninfas y leones que lo adornaban.

“Bahía Blanca se adapta al progreso y esto es motivo de orgullo: un hermoso edificio en su frialdad, transformando la fisonomía del lugar”, se dijo.

Lo cierto es que una obra de arte que hoy sería maravilloso apreciar se perdió para dar lugar a un híbrido. En los años 1970, el arquitecto Enrique Cabré Moré habló de “manos profanas” que provocaron una pérdida que dañó “la tradición cultural de la ciudad”.

En mayo de 1940 el inmueble fue adquirido por La Acción, que ocupó parte de su local durante varias décadas. Más de un siglo después, la propiedad sigue en uso, en buen estado y, en su interior, muchos detalles reflejan su valioso estilo original.

El interior y las huellas del art nouveau.

 
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