reseña de “Let it Be”, de Michael Lindsay-Hogg (Disney+) – .

Uno de los ángulos de lectura para entrar DÉJALO SER No está en la película en sí sino en una conversación que su director, Michael Lindsay-Hogg, mantiene con Peter Jackson, el director de VOLVER y principal responsable de la restauración de todos los materiales grabados por los Beatles en ese momento. Jackson es consciente de que el tiempo cambia lo que vemos, cómo lo vemos y su importancia. Y entiende que aquellas canciones, en aquel momento, no eran los iconos universales en los que se convertirían años después. Esto no sólo sirve para explicar y justificar la enorme cantidad de cosas que quedaron de lado en este documental ahora restaurado en relación con el otro sino que también pone el énfasis en el documental como registro audiovisual captado en el tiempo presente.

DÉJALO SER –que se estrenó en 1970 y luego fue retirada de circulación hasta ahora, y que sólo pudo verse en algunas copias de mala calidad que circularon en vídeo o por internet– no es expansiva y completa como lo fue la serie de Jackson, sino un corte mucho más específico. sobre la grabación de aquel disco, el penúltimo en grabarse y el último en editarse por la banda de Liverpool que se separaría poco después. Apenas verás los detalles compositivos, ni las famosas visitas, ni gran parte de las peleas, ni las intimidades, ni muchas de las otras cosas que sorprendieron en aquella película. Lindsay-Hogg se centró generalmente en mostrar las canciones más o menos completas –o en proceso de perfeccionamiento–, sus grabaciones, un par de videoclips sobre el final y el concierto en la terraza, resumiendo en poco más de una hora todo lo sucedido a lo largo de aquellas intensas semanas.

Y optó por un eje temático y personal más concreto, dando un tono algo más oscuro a todo el proceso, con un Paul McCartney omnipresente y relegando a John Lennon y George Harrison a uno más secundario (Ringo Starr aparece poco en ambos documentales), además para mostrar varios enfrentamientos entre ellos, especialmente una discusión memorable entre Paul y George, que está en ambas películas pero se siente más dura aquí debido a la falta de contexto.

Por el corte que aquí se hizo, también entendemos el malestar que muchas personas sentían por la presencia casi constante de Yoko Ono al lado de la banda: sin tanto desarrollo y sin ver otras apariciones de familiares que circularon por la grabación, viéndose ella sentada allí a un lado. El lado de un Lennon a menudo opaco le da una preeminencia que tal vez no tenía en la realidad. Y él la transforma en una figura oscura, quizás la razón por la que John nunca quedó convencido con la película y se volvió contra ella.

es interesante ver DÉJALO SER, además de ser un documento de su época, a partir de un análisis comparativo respecto de las ideas ensambladoras. La serie de Jackson avanza por acumulación y detalle, mientras que aquí todo es más breve y decisivo, ya que la película pasa de una canción a la siguiente sin demasiadas distracciones de por medio. El compañerismo, la amabilidad, las bromas y todos esos coloridos detalles que enriquecieron VOLVER Casi no están aquí, pero lo que queda es algo más, quizás más definitivo: el registro de un último baile de una banda que quizás llega con los caballos cansados ​​al final pero está dispuesta a darlo todo por última vez. Y lo hacen desde una terraza, mientras los habitantes del Londres de finales de los años 60 miran hacia arriba como si fuera un sueño. Y tal vez lo fue.



 
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