En gran parte debido a la geografía y la presencia de la Cordillera de los Andes, Argentina es un país con muchos volcanes. Algunos ya forman parte de un paisaje que es protagonista de paseos y fotografías y otros están activos. El mapa de volcanes activos en Argentina.
En un intenso relevamiento realizado por profesionales de ambos países, se documentó que en el tramo que comparten ambos países en la cordillera existen alrededor de 120 volcanes.
Y aunque hay muchas que están extintas desde hace miles de años y ni siquiera tienen registro de cuándo fue la última erupción, lo cierto es que hay varias que siguen activas y generan cuidados especiales y ciertas precauciones a tomar en las ciudades y pueblos. alrededor.
Según explicó el Servicio Geológico Minero Argentino (Segemar), organismo científico y tecnológico que se encarga de la información geológica y minera del territorio nacional, existen en el país al menos 39 volcanes que actualmente se consideran activos. De estos volcanes, unos 18 son compartidos con Chile, llamándolos binacionales.
Por supuesto, los dos países también cuentan con algunas calderas en otros lugares de su territorio, pero esta larga cadena montañosa está especialmente controlada a la hora de evitar una situación dramática para toda la zona.
¿Cuáles son los volcanes más peligrosos de Argentina? Teniendo en cuenta la frecuencia de sus erupciones, su ubicación en el mapa y la magnitud de su actividad, hay algunos volcanes activos más peligrosos que otros. A la hora de armar un mapa y ubicarlas, puedes tener en cuenta estas calderas:
Aunque nadie en el mundo ha encontrado aún la manera de evitar que un volcán genere una erupción cuya lava daña gravemente a poblaciones enteras, En cualquier caso, son muchos los controles y seguimientos que se hacen actualmente.
Él Observatorio Argentino de Monitoreo Volcánico (OAVV)perteneciente a Segemares responsable de estudiar y monitorear la actividad volcánica en el país. A través de diversos sistemas que se han visto potenciados por mucha tecnología en los últimos años, los profesionales que forman parte de este observatorio trabajan día y noche.
Los principales objetivos que tienen en su trabajo diario son estar atentos a las señales producidas por los volcanes activos y analizarlas; conocer el comportamiento de las calderas e intentar predecir cuándo será la próxima erupción.
También registran cambios en la actividad de los volcanes que pueden ocurrir inesperadamente, generan alertas tempranas que notifican a las autoridades de Protección civil e influir en el diseño de un plan de evacuación para ciudades y pueblos cercanos.
