Nuevas pistas para la identificación temprana del Alzheimer

Nuevas pistas para la identificación temprana del Alzheimer
Nuevas pistas para la identificación temprana del Alzheimer

El Alzheimer suele aparecer después de los 65 años y florece en los mayores de 80 años, cuando 1 de cada 2 es demente. Se estima que hay 400 mil pacientes con la enfermedad en Argentina y 40 millones de casos en el mundo. Por ello, uno de los grandes objetivos de la ciencia internacional se basa en ajustar las herramientas de diagnostico temprano. La premisa es concreta: cuanto más rápido esté disponible la información, mayores serán las posibilidades de un envejecimiento saludable. Una investigación dada a conocer este lunes en Medicina de la naturaleza proporciona datos a nivel genético de una enfermedad para la que no existe cura y cuyo origen se desconoce.

Según el estudio, aquellos individuos que tengan dos copias del gen APOE4 (apolipoproteína 4) desarrollarán signos relacionados con el Alzheimer. Un aporte más que interesante si se tiene en cuenta que aproximadamente 2 de cada 100 personas se encuentran en esta situación. El trabajo, que ha examinado escáneres cerebrales y diagnósticos de 10.000 pacientes y más de 3.000 muestras cerebrales (de individuos fallecidos), ha sido dirigido por investigadores españoles del Instituto Sant Pau (Barcelona). En el artículo explican que En el 95 por ciento de los casos, aquellos individuos que tenían copias del gen en cuestión informaron biomarcadores de la enfermedad, es decir, características biológicas del Alzheimer en el cerebro.

Como resultado, la gran mayoría de los 500 pacientes que tenían esta variante (dos copias del gen) tenían estos marcadores. A los 65 años, se estima, podrían empezar a experimentar los primeros síntomas asociados. Desde la perspectiva de Laura Morelli, investigadora del Conicet en el Laboratorio de Amiloidosis y Neurodegeneración del Instituto Leloir, el trabajo puede representar un aporte en tres sentidos: porque analizan una gran cantidad de muestras humanas de diferentes cohortes y “eso siempre es bueno para la investigación traslacional”; porque aporta más evidencia sobre el impacto neuropatológico de APOE4; y porque en tercera instancia asocian la presencia de un factor de riesgo genético con niveles de biomarcadores periféricos y “esto es bueno para el desarrollo de algoritmos predictivos del riesgo de padecer la enfermedad”.

Hay que tener en cuenta que el Alzheimer representa uno de los principales enigmas de la ciencia. Implica la pérdida de orientación, memoria y juicio, al tiempo que provoca deterioro físico y mental, dificulta la socialización y borra la historia individual. Por su complejidad, implica un problema con múltiples aspectos en el ámbito familiar -porque un familiar en edad laboral debe dedicarse exclusivamente al cuidado del paciente-, social -por su alto impacto epidemiológico- y económico -por el coste-. para solucionar el tratamiento es considerable–.

¿Cambio de paradigma?

La enfermedad de Alzheimer, detalla Morelli, constituye un trastorno genéticamente complejo. Un pequeño porcentaje de los afectados –del 2 al 5 por ciento– comienza con síntomas clínicos antes de los 50 años y presenta mutaciones en uno de estos 3 genes: APP, Presenilina 1 o Presenilina 2. La característica es que transmiten la enfermedad de generación en generación. generación porque la herencia es autosómica dominante. Sin embargo, La gran mayoría de los sujetos con Alzheimer lo manifiestan después de los 65 años. A este grupo mayoritario (95 por ciento) se le conoce como “de aparición tardía esporádica”. De aquí que, si bien los antecedentes familiares son importantes, estas personas no presentan un patrón hereditario de la enfermedad que se transmite de generación en generación. “Para estos casos, la presencia de 1 o 2 alelos APOE4 es un indicador de riesgo genético. Esto se sabe desde hace más de 30 años”, afirma el especialista.

Como dice Morelli, la comunidad científica ha centrado sus esfuerzos en APOE4 durante décadas, ya que se cree que puede proporcionar pistas que indiquen el posible desarrollo de una enfermedad de aparición tardía. La noticia de esta semana es que “prácticamente todas las personas que tienen este gen duplicado lo desarrollan”dijo a Agencia Sinc Juan Fortea, director de la Unidad de Memoria del Servicio de Neurología y referente del trabajo.

En el estudio realizado por científicos españoles se exploraron cambios clínicos, patológicos y genéticos en muestras de cerebro y datos recogidos en centros de salud de Estados Unidos y Europa. En esta línea, Descubrieron que el gen no sólo constituye un factor de riesgo para desarrollar la patología, sino que también podría indicar una forma genética diferente de Alzheimer. Una cosa es que un gen aumente el riesgo de aparición de una patología; pero otra muy distinta es saber que anticipa directamente su aparición. Implicaría un cambio de paradigma: “Los autores intentan imponer este concepto de que tener 2 copias es una nueva forma genética del Alzheimer. Las definiciones de la clasificación genética del Alzheimer tendrían que cambiarse para sustentar este concepto”, advierte el experto del Conicet.

Soluciones médicas bajo demanda

Los estudios de ciencias básicas son fundamentales en el campo de la salud y la medicina de precisión. A partir de los avances de la genética, ahora es posible diseñar terapias más personalizadas y, por tanto, mejor dirigidas. Si a partir de estas investigaciones el gen APOE4 comienza a observarse con otros ojos se podrán perfilar tratamientos siguiendo las últimas evidencias disponibles y, probablemente, conseguir mejores resultados a la hora de retrasar los efectos que esta enfermedad neurodegenerativa provoca en los individuos que la padecen.

El seguimiento de la expresión de este gen podría ser fundamental, por ejemplo, para reorientar las pruebas genéticas que se realizan hoy en día, y también para calibrar las estrategias de prevención. Así lo subraya Morelli: “Este tipo de estudios sirve para clasificar mejor a los sujetos en edades tempranas, más aún si tienen antecedentes familiares, y de ser necesario incorporarlos a planes de estimulación cognitiva o eventuales tratamientos farmacológicos. Hay que tener en cuenta que hasta la fecha no existe un tratamiento eficaz para esta enfermedad.”.

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