“En los cánones de los libros, la ciencia es la gran olvidada” – .

“En los cánones de los libros, la ciencia es la gran olvidada” – .
“En los cánones de los libros, la ciencia es la gran olvidada” – .

Si hubiera que destacar alguna característica de la trayectoria profesional y personal del docente José Manuel Sánchez Ron, no dudo en optar por la audacia, la honestidad y el rigor. Su obra ‘El Canon Oculto’ (Crítica) es fruto de muchos años de trabajo, fundamentalmente la absorción de conocimientos que le convierten en una de las pocas personas que tiene la extraordinaria capacidad de ser, además de científico, humanista. Licenciado en Ciencias Físicas por la Universidad Complutense y doctor en Física por la Universidad de Londres, en 1994 obtuvo la Cátedra de Historia de la Ciencia en la Universidad Autónoma de Madrid, donde anteriormente impartió clases de Física Teórica como profesor titular.
Una rápida pincelada para acercar al lector a su trayectoria académica y literaria: miembro de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y miembro de la Académie Internationale d’Histoire des Sciences y de la Academia Europea de Ciencias y Artes. El 20 de marzo de 2003 fue elegido académico de la Real Española de la Lengua (RAE). Ingresó a esta corporación con el discurso titulado ‘Elogio del mestizaje: historia, lenguaje y ciencia’. Respondió, en nombre de la casa docta, Juan Luis Cebrián.
José Manuel Sánchez Ron es autor de una extensa bibliografía recogida en más de 400 publicaciones, la mayoría en el ámbito de la historia de la ciencia (preferiblemente física de los siglos XIX y XX), pero también de física teórica y filosofía. de la ciencia. Entre sus libros –más de 40 títulos– se encuentran ‘El origen y desarrollo de la relatividad’ (1983), ‘Ciencia y sociedad en España’ (1988), ‘Miguel Catalán. Su obra y su mundo’ (1994), ‘Diccionario de ciencia’ (1996, 2006), ‘Cincel, martillo y piedra’ (1999), ‘El siglo de la ciencia’ -por la que recibió el Premio José Ortega y el Gasset de Ensayo y Humanidades de la Villa de Madrid en 2001 -, ‘Cartas a Isaac Newton. El futuro es un país tranquilo’ (2001 y 2013), ‘Historia de la física cuántica, I: El periodo fundacional (1860-1926)’ (2001), ‘El canon científico’ (2005), ‘¡Viva la ciencia! ‘ (2008), ‘El mundo de Ícaro’ (con Antonio Mingote, 2010), ‘Una historia de la medicina’ (con Antonio Mingote, 2013), ‘Marie Curie y su tiempo’ (2009), ‘El poder de la ciencia’ (2011), ‘Los mundos de la ciencia’ (2012) y ‘Los pilares de la ciencia’ (con Miguel Artola, 2012).

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-Tu penúltimo libro, porque imagino que el último está a punto de ser enviado a la imprenta, se titula El canon oculto. Se trata de una selección de 100 libros que considera imprescindibles para explicar la historia mundial de la Ciencia. ¿Cómo surgió la idea de este trabajo?

-Surgió lentamente, a lo largo de mi vida como historiador de la ciencia y a través de muchas lecturas. Ha sido mi respuesta a un hecho que considero no sólo injusto, sino también peligroso porque produce una cultura muy limitada: que los cánones existentes de libros de los que la humanidad se enorgullece están compuestos, básicamente, por obras literarias, con alguna inclusión. de textos de historia o filosofía. Sólo de la ciencia, salvo excepciones, suele aparecer, y no siempre, El origen de las especies (1859), de Charles Darwin. Por eso lo del canon oculto. Además, creo que en español era especialmente necesario, dadas las limitaciones que existen en la presencia de España y los españoles en la historia de la gran ciencia. Y en la creencia generalizada de que la cultura se limita a los llamados humanista.

-¿Cómo has organizado el libro?

-Lo más difícil fue seleccionar los 100 libros. No he querido pasarme de esa cifra y de hecho he tenido que dejar de lado algunos trabajos muy importantes. En cada libro he explicado su contenido y orígenes, además, en algunos casos, el proceso que llevó a su publicación. Finalmente, he incluido en cada caso pasajes significativos que pueden ser entendidos por cualquier lector. He añadido unos apéndices con las 10 mejores, a mi juicio, autobiografías de científicos y lo mismo para artículos que marcaron épocas.

-Profesor, si tuviera que elegir sólo cuatro libros, ¿cuáles serían?

-Mi selección estaría compuesta por: 1) Elementos, de Euclides (siglo IV a. C.), el modelo de construcción científica: axiomas de los cuales, mediante las leyes de la lógica, se deducen proposiciones y teoremas, con el añadido de que los resultados geométricos que contiene encuentran correlatos en la naturaleza; 2) Principios matemáticos de la filosofía natural, de Isaac Newton (1687), el modelo de construcción teórica que busca explicar el funcionamiento de la naturaleza: contiene algunas joyas que han influido poderosamente en el futuro de la humanidad, como las tres leyes del movimiento y la ley de gravitación universal; 3) El origen de las especies, de Charles Darwin (1859), que nos muestra gran parte de lo que realmente somos: un eslabón de una larga cadena, la de la evolución de la vida en la Tierra, que se remonta a millones de años. Nadie es el mismo después de leerlo; y 4) primavera silenciosa, de Rachel Carson (1962). Este es un libro de distinto estatus científico: no contiene un sistema teórico o experimental novedoso, pero sí era fundamental para denunciar un aspecto del maltrato a la naturaleza, algo que sigue ocurriendo y contra el que debemos luchar, el abuso en la naturaleza. uso de, en el caso que estaba considerando, pesticidas como el DDT. Fue un libro fundamental para los movimientos ambientalistas.

-La editorial del Consejo Superior de Investigaciones Científicas me ha enviado otro libro suyo, importante a mi entender, que se titula Cajal y la ilusión por los libros. ¿Por qué Cajal en esta serie del CSIC?

-Esta es una serie de libritos que la editorial del CSIC publica cada año, solo uno, para celebrar el Día del Libro, el 23 de abril. Y este año me pidieron que lo escribiera, tratando sobre la relación de Santiago Ramón y Cajal con la literatura. Esa relación fue, de hecho, extensa y no sólo tuvo que ver con las lecturas literarias de Cajal, sino también con su primeros pasos como escritor de obras de ficción y ensayo, más las relaciones que mantuvo con escritores. He tratado todo esto en mi libro.

-¿En alguna parte he leído tu comentario de que Cajal no era un buen escritor, pero sí un magnífico artista?

-Efectivamente, Cajal no fue un buen escritor, en lo que a estilo literario se refiere, pero sí un dibujante extraordinario como lo demuestran los cientos de dibujos que hizo de sus observaciones histológicas. También se conservan pinturas anatómicas y otras con escenas realistas. Pudo haber sido un excelente pintor; de hecho, lo consideró en su juventud.

-Cuando hablo con algunos neurocientíficos americanos sobre Cajal, tardan poco en recordarme que sigue siendo uno de los investigadores más citados en el estudio del cerebro. ¿Es eso así?

-Efectivamente, su teoría neuronal, como muchos de los detalles que observó, como la posible regeneración de las neuronas, sigue vigente. Cajal pertenece al selecto club de los Newton, Lavoisier, Darwin y Einstein.

-De mi época de estudiante en la Facultad de Física tengo muy buenos recuerdos de las clases que impartía a primera hora el profesor Luis Bru sobre mecánica física y, especialmente, sobre mecánica cuántica. El Aula Duperier siempre estuvo repleta de jóvenes que querían saber más de lo que nos contaba Don Luis, delgado, contundente, amigo de sus alumnos. Profesor, ¿tiene fecha para terminar el segundo volumen de Física Cuántica?

-Sí, el año que viene, 2025, coincidiendo con el centenario de la publicación de los trabajos fundacionales de la mecánica cuántica. De hecho, actualizaré un poco el primer volumen que creo será reeditado. Por cierto, también recibí las enseñanzas de Luis Bru, en el primer año de física general. Y luego tuve alguna relación con él. Tengo buenos recuerdos de él.

-Por último, profesor, tengo una pregunta obligada que, espero, no le moleste: ¿está decepcionado por no haber ganado el premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades? Más aún teniendo en cuenta lo mucho que has hecho por la cultura en español, porque ésta no se limita a la literatura, la historia, la filosofía o las distintas artes, y abarca también la ciencia. Si España, y en cierta medida también América Latina, donde sé que usted es muy respetado, es un país más moderno, algo le debe.

-Siempre que uno opta a un premio, más aún cuando es tan prestigioso como éste –que algunas personas tuvieron la generosidad de presentarme–, uno siente cierta decepción cuando no lo gana. Dicho esto, no tengo más que respeto por la decisión del jurado.

 
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