Las noticias falsas agitadas por el bolsonarismo dificultan la atención de los afectados por las inundaciones en Brasil – .

Las noticias falsas agitadas por el bolsonarismo dificultan la atención de los afectados por las inundaciones en Brasil – .
Las noticias falsas agitadas por el bolsonarismo dificultan la atención de los afectados por las inundaciones en Brasil – .

Las operaciones para atender a los afectados por las devastadoras inundaciones en el sur de Brasil se han topado con un enemigo inesperado y feroz. A las dificultades impuestas por las lluvias incesantes, el frío, las carreteras cortadas, etc., se suma una ola de fake news agitadas por destacados partidarios de Bolsonaro que obstaculiza los esfuerzos de los agentes del poder público para atender a los afectados, distribuir ayudas o inhibir las donaciones. El gobierno federal, principal objetivo de la campaña de desinformación, denunció algunas publicaciones y la Policía Federal abrió una investigación.

Brasil es uno de los países del mundo donde los ciudadanos pasan más horas navegando por Internet para comunicarse, entretenerse u obtener información.

El desastre ambiental en Rio Grande do Sul, el más grave que ha sufrido Brasil en décadas por la cantidad de personas y territorio afectados, está lejos de amainar. El agua ha vuelto a subir este martes a niveles alarmantes y las autoridades locales refuerzan el llamamiento para que nadie regrese por ahora a sus hogares. Los muertos suman ahora 147 personas y hay 125 personas más desaparecidas además de miles en refugios.

Los desmentidos de falsedades por parte de autoridades y ciudadanos conviven desde hace días en las redes sociales con llamados a donar bienes o dinero para atender a los dos millones de afectados por la tormenta de lluvias torrenciales en el sureño estado de Rio Grande do Sul, que ya dura dos semanas. Aquí, buena parte de la población obtiene su información principalmente a través de WhatsApp y más aún en circunstancias excepcionales como las actuales, en las que cientos de miles de personas tuvieron que salir con lo puesto mientras los ríos se desbordaban y el agua subía. imparable dentro de sus casas.

El presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha mostrado en varias ocasiones durante esta crisis su exasperación por un fenómeno que, además de perjudicarlo políticamente, erosiona gravemente la confianza en el poder público y genera hostilidad sobre el terreno hacia los equipos de rescate y la prensa.

Así se quejó el lunes el presidente brasileño durante una comparecencia en Brasilia: “Hay mucha gente, voluntarios, militares, que trabajan duro para ayudar, y hay gente que sigue vendiendo mentiras, sigue vendiendo desgracias, sigue inventando historias. “Tenemos que tener mucho cuidado de no permitir que estos provocadores baratos, estas personas que siempre mienten, que siempre hacen noticias falsas, tengan ventajas”. Este mismo martes, el Gobierno anunció que busca voluntarios para crear una red para la ofensiva digital contra las fake news y la desinformación.

Algunas de las mentiras que circulan felizmente son verdaderamente alarmantes. Tampoco han encontrado 2.000 cadáveres en la ciudad de Canoas, (que es una de las más afectadas), ni han liberado a 2.000 presos de una cárcel inundada, advirtió el periodista Renato Souza en X.

Otras falsedades siguen el patrón clásico de la teoría de la conspiración. Un relato difundido por la Secretaría de Comunicación del gobierno afirma, falsamente, que el gobierno de Lula pretende confiscar las viviendas inundadas, crear zonas de exclusión e imponer un “confinamiento climático” para vigilar a las víctimas, informa el diario O Globo. La cuenta en cuestión tiene 35.000 seguidores, pero otros acusados ​​de desinformar superan el millón.

El mundo Bolsonaro –políticos, diputados y comunicadores– que, al igual que sus pares internacionales de extrema derecha, tiene una poderosa máquina de redes sociales, ha estado en efervescencia desde el comienzo de esta catástrofe. Se han esforzado en difundir la falsedad de que el gobierno federal no ha movido un dedo por los gauchos (los residentes de Rio Grande do Sul, un rico estado del sur, que en 2022 votó por Jair Bolsonaro en las elecciones presidenciales). La realidad es que el presidente Lula ha anunciado ayudas por valor de 9.000 millones de euros, activó inmediatamente a sus ministros, desplegó al ejército y este miércoles espera visitar por tercera vez la zona afectada. El diputado más votado de Brasil en 2022, el veinteañero Bolsonaro y el tránsfobo Nikolas Ferreira, insiste en que “del Gobierno no podemos esperar que lleguen pilas ni relojes”.

Entre las ayudas anunciadas hoy, 1.100 millones de dólares del banco BRICS y otros 740 millones del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe.

Para la profesora de Comunicación Dione Moura, de la Universidad de Brasilia, las campañas de noticias falsas han generado “océanos de desinformación destinados a desestabilizar las fuerzas políticas e institucionales, provocando un caos desproporcionado y aumentando el dolor”, como escribe en un artículo en el Correo brasileño junto con dos colegas. “Mientras los diputados y senadores, concejales, alcaldes y gobernadores estén más preocupados por crear narrativas para sus bases electorales en las redes sociales que por gestionar las crisis, serán corresponsables de ésta y las próximas tragedias que puedan ocurrir. Si no se priorizan las agendas de biodiversidad, conservación y economía sostenible, las catástrofes se multiplicarán”, advierten.

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