Francis Ford Coppola, sobre los 120 millones de dólares que gastó en ‘Megalópolis’: “El dinero no importa”

Francis Ford Coppola, sobre los 120 millones de dólares que gastó en ‘Megalópolis’: “El dinero no importa”
Francis Ford Coppola, sobre los 120 millones de dólares que gastó en ‘Megalópolis’: “El dinero no importa”

Hace 45 años, Francis Ford Coppola compareció ante la prensa en el festival de Cannes para hablar de Apocalipsis ahora (con la que ganaría su segunda Palma de Oro), acompañado de su hija, Sofía. Este viernes lo hizo con Cósima, su nieta pequeña, de 13 años, tomándola de la mano y sentándola a sus espaldas. “Como hice con su madre”, explicó ante una sala de prensa abarrotada, dedicada a animar a la cineasta, que ha regresado a la competición con Megalópolis: Para algunos, una obra que hace avanzar el cine por los caminos más arriesgados de la experimentación, arriesgando cada segundo con formatos y una tormenta de ideas; para otros, un despropósito, una caída en los abismos de la simpleza, la imaginería barata y un cierto machismo tras una mala digestión de política, sociología, historia, anuncios de Freixenet, la brilli brilli del director Baz Luhrmann y la vergüenza ajena provocada por los peores momentos de los hermanos Wachowski. Dado el ambiente del evento, hubo más apoyo por parte de la primera facción.

Coppola cruzó este jueves la alfombra roja bien escoltado por gran parte del equipo artístico, que combina caras conocidas en su carrera (Laurence Fishburne, que con 14 años trabajó en Apocalipsis ahora; su hermana, Talia Shire; o su hijo Roman Coppola) con los nuevos miembros de la banda: Adam Driver, Nathalie Emmanuel, Shia LaBeouf, Jon Voight, Giancarlo Esposito y Aubrey Plaza). El cineasta se dejó ver cansado, arrastrando los males de sus 85 años, apoyado en Romy Mars, la hija mayor de Sofía, y afectado por la muerte de su esposa, Eleanor, a quien dedica Megalópolis. Este viernes, sin embargo, apareció en mejor forma, manejando hábilmente su habitual voz alta y regalando perlas dialécticas. Quería hablar, después de semanas en las que otros lo habían hecho por él: desde la proyección privada en Los Ángeles, hasta las quejas de dos extras en guardián sobre su comportamiento inapropiado en el rodaje de la fiesta de inauguración de la película.

Por ahora, se define en un estado de ánimo entre “alivio y alegría” tras la proyección del día anterior en el gran teatro Lumière del palacio del festival de Cannes. Y esa sensación se la transmitió cuando le preguntaron por los 120 millones de dólares (110 millones de euros) que ha costado Megalópolis, todo ello salido de su bolsillo y por el que ha vendido parte de su imperio vitivinícola: “Mis hijos, sin excepción, tienen carreras maravillosas sin una fortuna a sus espaldas. Estamos bien. No importa. Te lo advierto: el dinero no importa. Lo importante son los amigos. Un amigo nunca te decepcionará. “El dinero puede evaporarse”. Por ello, solo hay un título de crédito antes de que comience la película, el de su productora, American Zentrope.

Todo el equipo que ha acompañado a Coppola ante la prensa. De izquierda a derecha, el director de fotografía Mihai Malaimare Jr., Roman Coppola, Cosima Mars, Romy Croquet, Grace VanderWaal, Talia Shire, Jon Voight, Nathalie Emmanuel, Giancarlo Esposito, Coppola, Laurence Fishburne, Adam Driver y Aubrey Plaza.
ANDRÉ DOLOR (EFE)

El cineasta es conocido por editar y retocar constantemente sus películas. “¿Sabes por qué lo hago? Porque me pertenecen”. Nunca volvería a montar La conversación (su primera Palma de Oro) porque le gusta como está. “Tengo una secuencia más de El Padrino que algún día podría agregar”. ¿Harás lo mismo con ¿Megalópolis? “Podría volver atrás y revisitar la epopeya dentro de unos años”, aunque dejó claro que no es una película testamentaria y que está escribiendo un guión para un nuevo proyecto.

Megalópolis Juega con la iconografía del Imperio Romano para trasladarnos a una Nueva York distópica, algo que a Coppola le parecía obvio: “Porque la república americana se fundó sobre la república romana”. Y ya sabemos cómo acabaron hace 2.000 años. “Nuestra política actual nos ha llevado al punto en que podríamos perder nuestra república”, comentó el cineasta. “No son los políticos quienes van a ser la respuesta. Siento que son artistas americanos. Mi sueño, mi esperanza, es que los artistas de nuestro país sean quienes nos iluminen”. Y por eso teme “la ola fascista que está sufriendo el mundo; “Cualquiera que haya vivido los horrores de la Segunda Guerra Mundial no quiere que se repitan”.

Y dicho esto, Coppola, que ha regateado nombrar a Donald Trump en la frase de la ola fascista, recurrió al actor Jon Voight, conocido por sus ideas ultraconservadoras, para aclarar que el equipo incluía a personas de todo el espectro político, incluso de los más alejados de la ideología de Coppola. El veterano intérprete respondió que todos se hacen la misma pregunta, cómo ayudar al planeta para la próxima generación. Por eso apoya el mensaje del director: “Estoy de acuerdo con esta película, estoy de acuerdo en que los seres humanos somos capaces de resolver todos los problemas en los que nos metemos”.

Megalópolis Aún no tiene distribución en Estados Unidos, aunque ya ha encontrado compradores para casi todos los territorios europeos, incluido España. De ahí su dolor y exasperación tras la proyección de Megalópolis en Los Ángeles, a finales de marzo, que finalizó sin oferta. “Los estudios están muy, muy endeudados y su trabajo no es tanto hacer películas sino pagar sus obligaciones de deuda”, analizó, sugiriendo luego que empresas tecnológicas como Apple, Amazon y Microsoft, “con mucho dinero”, podrían será el futuro y que “los estudios, algunos maravillosos, podrían no estar aquí en ese futuro”. Su deseo es que la película se vea “en una sala para que 500 o 600 personas disfruten de la experiencia”. “Lo que pasa transmisión “Es otro negocio”.

Francis Ford Coppola habla con la prensa mientras su nieta Cosima Mars observa.Stéphane Mahé (REUTERS)

Su hermana, la actriz Talia Shire, estaba escondida entre el resto del equipo y sonreía con mirada de admiración cuando su hermano decía cosas como “el arte es como controlar el tiempo” o “la arquitectura es música congelada”. Sólo casi al final habló, obligada por Francisco. “Él es un innovador. Mirar hacia atrás es cómodo, pero hay que avanzar, y Francisco siempre piensa en seguir adelante. Ya era un innovador a los 9 años, cuando estuvo un año inmóvil a causa de la polio. Y [dirigiéndose a él] sólo pensabas en caminar. Sé que cuando trabajo con Francisco progreso”.

No fue ni mucho menos una despedida: “Espero estar aquí otros 20 años y por eso estoy con el nuevo guión”. Aunque, probablemente influenciado por personas cercanas a él que han fallecido recientemente, como la citada Eleanor Coppola, o el hombre que abrió la puerta al rodaje, Roger Corman, Coppola reflexionó: “Mucha gente, cuando muere, piensa en todo. Lo que podría haber hecho y ni siquiera lo intentó. No. He visto a mi hija ganar el Oscar, he hecho vino, he hecho todas las películas que ella quería hacer”. Y concluyó que probablemente la muerte lo pilló así: trabajando.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.

Suscribir

babelia

La actualidad literaria analizada por los mejores críticos en nuestra newsletter semanal

RECÍBELO

Suscríbete para seguir leyendo

Leer sin límites

_

 
For Latest Updates Follow us on Google News
 

PREV El ritual que cambió sus vidas, el paso por el teatro y el recuerdo de la madre Herminia.
NEXT Nancy Dupláa sorprende al confesar quién es el actor que mejor besa en la ficción argentina