Las esculturas de Chillida regresan a casa 20 años después

Las esculturas de Chillida regresan a casa 20 años después
Las esculturas de Chillida regresan a casa 20 años después

Corrían los años ochenta y Eduardo Chillida se encontraba en pleno proceso de maduración artística, una etapa de grandes cambios personales que marcaron también su evolución profesional, el paso de escultor-herrero a escultor-arquitecto. Una época que giró en torno al caserío Zabalaga, en Hernani (Gipuzkoa), un edificio en ruinas adquirido en 1983, y la finca donde se asienta, hoy convertida en uno de los museos de autor más emblemáticos del País Vasco. De esa época son piezas icónicas como Casa de Juan Sebastián Bach (1981), Elogio del vacío II (1983) o Mesa de Omar Khayyam III (1986), adquirida entonces por la Fundación Telefónica, y que en 2024, año del centenario del nacimiento de Eduardo Chillida, regresan a sus orígenes. Nunca antes habían estado en Chillida Leku, excepto en 2003, en un homenaje al creador tras su muerte en agosto de 2002.

Chillida creía más en el destino que en el azar. No es casualidad que piezas icónicas de su obra coincidan hoy en Chillida Leku, 40 años después, con otras monumentales como Buscando la luz yo, Consejo al espacio IV, Arco de la Libertad, Lugar de Encuentro IV… que se distribuyen por los verdes jardines del museo. Los caprichos del calendario han querido que las obras adquiridas por Telefónica en la recta final del siglo pasado, en una decidida apuesta por el coleccionismo artístico, regresen “a casa”, en palabras de Luis Chillida, presidente del Fondo Eduardo Chillida-Pilar Belzunce. Base .

La Fundación Telefónica conserva en su patrimonio 16 esculturas y 25 obras sobre papel de Chillida. Diez de estas esculturas “emblemáticas” de los años de esplendor creativo del artista se exponen al público desde este miércoles en Zabalaga en Eduardo Chillida con la Colección Telefónica, la exposición central organizada este año con motivo del centenario del nacimiento del artista. La exposición tiene un gran valor “emocional”, según Luis Chillida, porque supone “la vuelta a casa” de unas obras únicas: “Es emocionante volver a verlas aquí”, afirmó en la presentación de la exposición, que se inauguró este tarde. con la presencia del Rey Felipe VI.

Estela Solana ha comisariado esta exposición en la que destacan “las formas redondeadas y envolventes de las esculturas de Chillida”. Es el momento en el que el artista nos invita a “entrar en el interior de sus obras”, explica Solana. Crea La casa de Hokusai. (1981), Casa de Juan Sebastián Bach (1981), Elogio del vacío II (1983), elementos constructivos y arquitectónicos que “nos invitan a conocer la perspectiva del autor”. Son atisbos de su actividad escultórica que coinciden con Gure Aitaren Etxeala gran construcción de hormigón instalada en Gernika, o la casa de goethe el cual ideó y materializó para la ciudad de Frankfurt (Alemania).

‘Casa de Juan Sebastian Bach’ (1981), de la Fundación Telefónica, en la exposición en el centenario del nacimiento del escultor vasco.J. Hernández

En la sala central de la masía-museo reposa Mesa de Omar Khayyam III (1986), pieza central de la exposición. “Representa la grandeza de Chillida. Pesa nueve toneladas y está dedicado al astrónomo, físico y poeta. [persa]. Es un peso paralelo al suelo que hace referencia al firmamento, a la astrología, y tiene un dibujo tridimensional que da sensación de levitación. La obra se apoya en tres patas. Los tres están siempre en la obra de Chillida. Son tres piezas que conforman una de sus obras más reconocidas y populares, Peine de viento. “Las tres esculturas aparecen constantemente”, afirma el curador.

La exposición muestra los años decisivos en la carrera del escultor, la etapa en la que se atrevió a utilizar el tamaño monumental en obras públicas y, al mismo tiempo, profundizó en nuevos conceptos y proyectos artísticos de forma íntima. Mireia Massagué, directora de Chillida Leku, destaca “la diversidad de materiales y técnicas” que el escultor exploró a lo largo de su carrera, “en una búsqueda incansable por comprender y expresar la relación entre el espacio, la materia y el tiempo”.

Luis Prendes, director general de la Fundación Telefónica, ha destacado la “singularidad” de la exposición al presentar en Chillida Leku “diez de las principales obras de la colección” de esta compañía que, en aquellos años ochenta, empezó a incorporar a su patrimonio . pinturas artísticas de Picasso, Juan Gris, Tàpies y Luis Fernández, entre otros, para completar actualmente una colección compuesta por más de 1.100 obras. Cuando Telefónica compró la galería Maeght de Zúrich (Suiza) las obras de Chillida no eran “conscientes de la trascendencia de ese momento”, afirma Gonzalo Calderón, especialista en la obra del artista vasco. “Comenzamos a tejer la que, vista con la inestimable ayuda del tiempo, es una de las colecciones de obra de Chillida más importantes que existen en el mundo”.

Las obras son pura belleza, piezas para mirar en silencio y dejar que cada una nos hable”

Luis Prendes, director de la Fundación Telefónica

Las obras que componen la exposición centenaria son “pura belleza, piezas para mirar en silencio y dejar que cada una nos hable”, afirmó Prendes. La exposición concentra en sí misma la esencia de los años ochenta de Chillida, cuando recibió la Medalla de Oro de Bellas Artes de Madrid (1981), la Medalla de Oro de la UPV (1985), el Príncipe de Asturias de las Artes (1987), o protagonizó en una retrospectiva en el Guggenheim de Nueva York y participó con sus creaciones en la inauguración del Museo Reina Sofía.

Los años de las casas, las mesas, los marcos… Chillida ofreció entonces una visión espacial única que ahora se recuerda en el centenario de su nacimiento. El 10 de enero, mismo día de su nacimiento en 1924, comenzaron una serie de actividades que tienen como objetivo mostrar la obra del escultor vasco en los escenarios nacionales e internacionales. Eduardo Chillida 100 años. punto de reunióncomo se ha denominado esta conmemoración del centenario, pretende “dar a conocer la obra de un artista que tuvo sus raíces en el País Vasco, pero que abrazó los horizontes del mundo entero y los transformó en lugares únicos para el encuentro de la sociedad”. , según sus organizadores.

‘Mesa de Omar Khayyam III’ (1986).J. Hernández

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